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Elsa

Llegamos a la biblioteca siguiendo al pie de la letra las indicaciones de Hipo, pedimos el libro para la clase de literatura "Rapunzel", fue inevitable no reírse cuando al pedirlo Punzie puso la misma cara que puso cuando Srta. French nos anunció el nombre del libro. Nos entregó un libro bastante grueso, más de seiscientas páginas seguramente, nos sentamos las cuatro en una mesa cuadrada, abrí el índice y descubrí que es un libro con millones de cuentos, Blanca Nieves, Cenicienta, La Sirenita, La bella y la bestia, entre otros, conozco a todas las princesas de estos cuentos y me sé la historia de ellas de memoria, ahora que lo pienso, La Bella y la bestia, yo no pude conocer a Bella, ella está aquí! Mi profesora de literatura es alguien de mi mundo, reconocida por ser una luchadora, genial! Hablaré con ella luego. Busco en el índice y encuentro la supuesta historia de Punzie, son sólo cuatro páginas, ahora entiendo por qué es para mañana.

- Lo único en lo que acierta esta historia es que soy una princesa - Bufa Rapunzel mientras rueda los ojos - Malditas hadas mentirosas.

Y así estuvimos treinta minutos escuchando, o mejor dicho, aguantando los reclamos de nuestra querida amiga y cosas como «No me enamoro del primero que veo» o «Mis padres no serían capaz de cambiarme por comida» incluso «Si llego a descubrir que hada dijo esto la mataré con mis propias manos» cosa que nos tomó por sorpresa ya que Punzie es todo menos violenta, y también nos dejó muy claro que está bastante cabreada con la hadas, o más de lo que ya estaba antes, si esa es su historia no quiero conocer la nuestra, la mía especialmente.

Últimamente no he tenido muy buena relación con las hadas, que digo últimamente, nunca tuve una buena relación con ellas, nunca me agradaron y nunca lo harán, son cosas asquerosas, mentirosas y traicioneras, las hadas son maestras del disfraz y del engaño, la odio desde que tengo uso de razón, desde pequeña aprendí a nunca ser aliada de una hada, o bueno desde mis cinco años exactamente cuando me hice amiga de una y al final sólo quería robar cosas del castillo.

Al terminar el receso fuimos a la siguiente clase que para nuestra poca y mala suerte era religión internacional, digo mala ya que estoy 100% segura de que aquí no se cree en los cuatro Ángeles fundadores, al parecer aquí no existen pero el que no existe es Dios, algunos de nuestra tierra han tenido la suerte de hablar con aquellos, desearía ser una de ellos, pero ese no es el punto, es decir, Dios? Buda? No estoy en contra de sus creencias, las respeto pero... yo personalmente, no creo en aquello que no veo. Lo sé, nada de fé pero, nada que hacer.

Al entrar al salón habían poco a asientos disponibles, cuatro al centro y cuatro atrás, obviamente caminamos a los últimos, no queremos llamar la atención aquí y mucho menos en esta clase de la cuál, cabe destacar, no sabemos nada.

Al sentarnos al final el salón se llenó de murmullos indescifrables, si supieran que somos princesas eso se les daría prohibido por ser una falta de respeto, no es que lo tomemos en cuenta o castiguemos a quienes lo hacen, pero si me cabrea bastante.

A los cinco minutos llegó el profesor, se presentó y enseguida comenzó su clase, obviamente sin antes mirarnos y hacer un gesto de sorpresa, en verdad no entiendo que pasa, está mal sentarse en este mundo?.

Cuando comenzó a explicar la clase decidí hacer diferentes garabatos en la hoja de mi libreta para concentrarme en algo y no caer dormida cosa que funcionó, al menos al principio, sentía como mis párpados se cerraban lentamente, hasta que la puta puerta del puto salón de mierda se abre de golpe, me sobresalto un poco pero no lo suficiente para despertar bien, mis ojos seguían cerrados hasta que el profesor no se cuanto habla.

- Tarde como siempre señores.

- Cállate Ken.

Reconozco esa voz, la he escuchado pero no recuerdo donde, levanto la cabeza y suelto un bufido justo apenas los veo, genial, los idiotas están en esta clase también. Si, Hipo también es un idiota, cómo se junta con esta gente? Con gente como ellos, con gente como la zorra de Tooth.

Seguí tomando apuntes de lo que estaba escrito en el pizarrón, o al menos tomé el lápiz para hacerlo ya que antes de poder poner el puto lápiz sobre la hoja el idiota más grande del mundo me interrumpe. No exagero con lo de idiota y no tiene una vida? Porqué tiene que joderme.

- Tu y tu amigas están en nuestros asientos-

No me lo creo. Tenía que ser un hijo de mami y papi. Sus asientos? Ja. No tienen nombre, ni siquiera son de ellos, son propiedad escolar. Me jode la gente así, tan idiota que sólo piensan en ellos, pero para su mala suerte, eso no funciona conmigo, si quiere una discusión conmigo tendrá una guerra perdida.

- Disculpa? No está tu nombre escrito o algo así por lo que no es tuya, idiota. - Le digo algo indignada, no me gusta crear problemas, mucho menos llamar la atención, pero no dejaré que su puto ego se le suba a su cabeza hueca, sé que ahora haré ambas cosas que no me gustan, pero odio, no soporto y me cabrea que los demás hagan lo que se les da la regalada gana o traten a los demás como basura cuando la única basura son ellos mismos.

- Siempre nos sentamos ahí, fuera - Me dijo con algo de enojo en su voz.

Espera, está enojado?. Claramente él no está en posición de estarlo, me está echando de acá, pues no lo creo, no está discutiendo con cualquiera, está discutiendo con Elsa Arendell, la chica que nunca ha perdido una discusión, y esta no será la primera vez. Mucho meno si es en con él.

- Lo lamento niñito mimado, pero llegamos primero, es su culpa por tardar, así que aguanten, porque de aquí no nos moveremos.

- Chicos vamos al centro, no discutamos por unos asientos - Dijo Hipo entre dientes y bajo, está estresado, tampoco le gusta llamar tanto la atención. Al menos no por cosas así.

Suspiro. Hipo sabe que jamás nos moveremos de aquí, ni siquiera lo pensaremos, me conoce y sabe que no cederé. Ay mi querido amigo, me alegra que al menos él sabe que es una batalla perdida, si yo soy el enemigo, no hay posibilidades de ganar.

- Hágale caso a este chico- Suelta Mérida bufando - Él sabe que les conviene, no quieren problemas con nosotras.

- Nosotros nos sentamos aquí desde hace más que ustedes - Dice el pelo de princesa versión sedal - Váyanse.

- Mira princesita, no nos moveremos - Wow. Anna se está cabreando, y eso no es para nada bueno - Así que tu y tu grupo de idiotas háganos un favor y muevan su maldito y vago trasero de aquí.

- Insisto. No querrán meterse con nosotras. Sólo se meterán en problemas - replicó Mérida frunciendo un poco su ceño. También está cabreada.

- Chicos en serio. Vamos.

Hipo, lamento que sean tus amigos, pero si dicen una maldita palabra más, los capullos de tus amigos terminarán con más de un puto hematoma en sus estúpidas caras. Me están cabreando más de lo que puedo soportar y eso no es nada bueno.

Princesas de las estaciones (Jelsa) [Terminada ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora