CATORCE

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Elsa

Esto.me.está.matando.

Mi respiración es irregular, estoy terriblemente empapada por sudor, me duelen las piernas, mi garganta está tan cerca como el desierto de Atacama, no hay agua y para más remate todavía debo correr siete minutos más.

No se qué bicho les picó a todos mis cercanos esta semana.

Aster, nos ha hecho levantarnos dos horas antes toda la semana para entrenar, corremos cuarenta minutos, hacemos veinte minutos de abdominales, diez de lagartijas y cincuenta minutos de ¹air-boxing.

Pero eso nos es nada raro comparado con lo que pasó en la Universidad.

Hiccup y el trío de idiotas que tiene por amigos han estado muy, cuando digo muy es muy, pegados a nosotras.

No sé que les pasa pero, sé que lo descubriré, principalmente porque Hiccup es un pésimos mentiroso, seguro por eso ha estado evitando mis preguntas.

Ni siquiera responde mis como estás?.

- Cómo cuanto tiempo queda?.

- Seis o siete minutos Mérida. - Oh Por el Ángel, apenas me sale la voz.

- No puedo creer que Aster nos levantara un sábado a las 7:00 a.m. - Dijo Anna a punto de que su alma abandonara su cuerpo.

- Y que justo hoy se le ocurriera correr una hora completa - Punzie está casi tan empapada como yo - Además de que ayer por la noche hicimos una hora de ²kickboxing.

- Es cierto, todavía me duele tu golpe bajo Elsa.

- Ya te dije que lo siento Anna.

- Menos charla más velocidad!.

- Oh jodete Aster, es sábado por la mañana... la gente normal suele dormir a está hora - Mer, siempre tan dulce.

- Sólo tres minutos más.

- Minutos en los cuales debería estar soñando con chocolates bailarines - Creo que Anna es la única persona que en el fin del mundo pensaría más en comer chocolate que salvar su vida.

- Estás loca Anna y yo muerta. - Mérida para de correr y apoya ambas manos en sus rodillas flexionadas.

- Sabes qué Aster? No puedo más - Punzie se detiene a un metro de Mérida mientras que Anna y yo a sólo unos pasos.

- Sólo quedan dos minutos, chicas.

- Métete tus jodidos dos minutos por el culo, West. - Digo gastando todo el aire que me quedaba.

- Además, todavía debemos caminar a casa.

- Anna tiene razón - Dice Mérida dándole la razón a mi hermana, cosa que no suele ocurrir casi nunca - Y si quieres que lleguemos vivas no nos harás correr esos dos minutos.

- Bien, vamos a casa.

Gracias a los ángeles.

Al llegar rápidamente caminamos, o mejor dicho corrimos, hasta la cocina por al menos una gota de agua y, obviamente, comida, ya que al tonto, alias Aster, dijo que al ser incómodo correr con el estómago lleno desayunaríamos después de correr.

Princesas de las estaciones (Jelsa) [Terminada ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora