CAPITULO 25: Amanda

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Al día siguiente me levanto de mi cama sin ganas de querer hacerlo pero no tengo opción. Cuando estoy por vestirme veo colgado en la puerta de mi Placard un vestido negro con bordes blancos era de una tela fina y delicada, lo agarró y de él sale volando una tarjetita pequeña. Antes que caiga totalmente al suelo la tomo y leo su contenido - hoy mi niña pequeña te gradúas me siento muy orgulloso de ti, se que no soy demostrativo contigo pero te amo y quiero que seas feliz a pesar de todo. Firma tu padre - al terminar de leer mis lágrimas comienzan a brotar es la primera vez que mi padre tiene este gesto de cariño hacia mí y el que se haya tomado un tiempo para comprarme este hermoso vestido más escribirme está tarjeta que contiene las palabras más lindas del mundo. Esto hace que mi humor cambie por completo y quiera abrazarlo como nunca lo he hecho. Me apresuro a bajar las escaleras a buscar a mi padre y no lo encuentro solo veo a Sara que salía de la cocina con mi desayuno. La abrazo y le digo - Sara has visto a mi padre - ella me mira y responde - mi niña Amanda tú padre se ha ido pero me ha dicho que volverá para verte en tu graduación - vuelvo a abrazarla de felicidad ella se rie y yo hago lo mismo y con eso me siento a desayunar.

Al terminar subo mi habitación me apuro a vestirme peinarme y me doy una repasada de como estoy en el espejo y bajo cuando la veo a Sara le digo - espero verte en mi graduación mi querida Sara - le pongo cara de borreguito triste ella al verme comienza a reír sin parar y entre risas me consigue decir - si iré mi pequeña - es la mejor del mundo la adoro. Cuando estaba saliendo me di cuenta que ni una vez le había preguntado a Sara por mi madre y que ni tampoco quería hacerlo y fue la primera vez que no sentí que la necesitaba.

Estoy bajando el escalón de la puerta de mi casa cuando veo un Audi R8 deportivo negro super brillante me quedé impactada era hermoso y al seguir viéndolo de él sale un chico con un esmoquin blanco y anteojos de sol. Se dirige hacia mi con un paso lento y seductor a la vez, no era muy alto por lo que notaba solo unos centímetros más que yo y su pelo perfectamente peinado para atrás y rapado a los costados.

El Peso De La VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora