84. One-shot

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Ya no hay bebé

Al día siguiente te despertaste con un fuerte dolor en la nuca y una imagen espantosa. Habías dormido toda la noche en el sillón, tus ojos estaban demasiado hinchados por tanto llorar y sin contar tus tan comunes ojeras y tu pelo enmarañado.

Miraste el reloj. 7:15, genial, Harry seguramente seguía durmiendo. Su turno en el cuartel de aurores comenzaba recién a las 8:00 por lo que tenías tiempo para preparar el momento en el que volvieras a verlo luego de su "pelea".

Con prisa fuiste al baño a intentar hacer alguna clase de magia para verte mejor. Luego preparaste tu desayuno esperando a que tu novio se dignase a bajar y verte a la cara. Pero el momento nunca llegó.

Eran las 7:55 y Harry aún no daba señales de vida, lo que era raro y preocupante comparado con la hora normal en la que se levantaba, ¡llevaba diez minutos de retraso!. Subiste a toda prisa a la habitación que compartían esperando encontrarlo atrapado por el sueño en la habitual posición en la que siempre descansaba: de lado con una mano bajo la almohada y una de sus piernas en tu lugar de la cama. En vez de eso encontraste una habitación vacía. Sin Harry. Él había dormido ahí, la cama seguía desarreglada. ¡Se va y no tiene la delicadeza de tender la cama!, pensaste.

Habías deambulado por la habitación unos quince minutos con la esperanza de que tu novio estuviese ocultado bajo la capa de invisibilidad. Buscaste hasta en los lugares más recónditos: al lado de la cama, bajo la cama, en el pequeño ropero, tras la cortina, en los cajones de un mueble que estaba al lado de la puerta, en los cajones de la mesa de noche, bajo el colchón, atrás de la montaña de ropa que había en una silla, pero nada.

Cuando ya te resignaste, diste un gran suspiro y te tiraste en la cama. El miedo te consumía por dentro, el miedo a que le hubiera pasado algo. Muchas veces llamaban a los aurores a hacer alguna misión de noche ¿Por qué no te lo dijo? Aunque anteriormente hubiesen peleado, eso no lo detendría a avisarte. Nunca lo detuvo.

Intentando ocultar esos pensamientos, miraste hacia la mesita de noche al lado tuyo. Además de la lámpara, también había una carta algo arrugada. Harry. La tomaste entre tus manos y viste esa caligrafía ni tan buena como la de Hermione pero ni tan mala como la de Ron. Sin duda se trataba de él. En la parte delantera estaba escrito tu nombre y en la parte trasera sólo la guía que te llevaría a abrir el mensaje.

Cuando comenzaste a leer lo que Harry había escrito no pudiste evitar que las lágrimas cayeran por tu rostro.

___(t/n)
Bueno, no soy bueno escribiendo cartas pero espero que entiendas esto.
Después de lo de anoche no se como tomar las cosas. Saber que después de tanto no voy a ser padre me duele. Se que no es culpa tuya y todo pero no puedo controlar mi dolor, ni imaginar lo que sientes tu.
Seguro cuando leas esto yo ya no esté en grimmauld place y eso será lo mejor.
Tuvimos muchas peleas este último tiempo y la de anoche fue la que terminó con todo.
Sabes lo mucho que te quiero, eso no cambió, pero no sé cómo pelear con los problemas.
No te diré a donde fui, claro está, pero tampoco será por siempre. Solo es algo... ¿indefinido?
Ni se te ocurra irte del número 12. Ok? No tomes esto como una despedida, por favor.
Espero que cuando vuelva todo se solucione. Pero por ahora alejarnos es mejor.
Hasta que nos volvamos a ver, ___

Harry

Te llevaste la carta al pecho y estallaste en llanto. "La de anoche fue la que terminó con todo" "pero por ahora alejarnos es mejor" "hasta que nos volvamos a ver" esas frases retumbaban en tu mente. Se había ido... se había ido y te había dejado. Aunque según él no fuera para siempre... ¿Y ahora?

Volviste tu mirada a donde minutos antes habías encontrado la carta. Justo al lado estaba una pequeña cajita con pastillas, las pastillas que esperabas que cumpliera el sueño que Harry y tú tenían: un bebé. No pudiste evitar pensar que si esas pastillas hubieran funcionado, ahora tendrías un futuro hijo dentro tuyo. Con la furia apoderándose de ti, tomaste las pastillas y las lanzaste hacia algún lado de la habitación, a esas alturas ni siquiera te importaba donde fueran a parar.

Y luego tú mano izquierda... el anillo... Cuando Harry se había enterado que tendría un hijo, fue directo a regalarte ese anillo. No era que se fueran a casar, ya tenían en claro que no necesitaban ese título para estar juntos por siempre. Ese anillo tenía más significado, era el símbolo de todo lo que habían tenido que pasar para estar juntos. Era la promesa de que estarían siempre para el otro, siempre se sostendrían, se harían felices y nada los separaría. Y ahora, con una simple carta, Harry había roto todas las promesas que ese anillo simbolizaba...

𝑯𝑨𝑹𝑹𝒀 𝑷𝑶𝑻𝑻𝑬𝑹: 𝑰𝑴𝑨𝑮𝑰𝑵𝑨𝑺 𝒀 𝑷𝑹𝑬𝑭𝑬𝑹𝑬𝑵𝑪𝑰𝑨𝑺 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora