96. Violencia II

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Esto es algo que no se esperarían... tal vez

Entraste en la habitación de la madriguera donde dormía Ron, a esperar que saliera de bañarse. Cinco minutos después apareció por la puerta con una toalla en mano y el pelo mojado. Instintivamente te paraste y lo miraste con reproche.

—Te dije que te fueras —te recordó de forma fría.

—No tenias porqué tratarme así —le aseguraste con los brazos cruzados sobre tu pecho.

—No te traté de ninguna forma —se defendió moviendo la toalla sobre su cabeza para secarse.

—¡Me hiciste pasar vergüenza en frente de toda tu familia! —levantaste la voz y abriste los brazos con obviedad.

—Solo te pedí que te bajaras la falda, porque estaba corta —te reprochó tirando la toalla a un lado.

—Podías decirme "___, acomódate la falda que se te subió" a mi sola, no en frente de todos y con un grito —dijiste subiendo de nuevo la voz—. Y de cualquier forma, es mi cuerpo, Ron. Yo elijo como vestirlo.

—¡Te le tiraste encima a mi hermano y se te vió todo! —gritó de tal forma que seguramente todos en la planta baja lo habían escuchado.

La cosa no era tan exagerada. Se habían juntado para recibir la vuelta de George de un viaje a España, te habías puesto una pollera por encima de las rodillas, suelta, y como lo planeabas una calza corta abajo, por si a caso.

En el momento que fuiste a saludar al pelirrojo, saltaste de forma que él te atrapó por la cintura y te hizo dar vueltas. Por el movimiento, la falda subió. Al notarlo te bajaste del agarre y acomodaste la prenda, más por vergüenza. Entonces Ron gritó, reprochándote tu actitud y vestimenta; completándolo con una huelga de silencio durante todo el mediodía (lo cual llevaba a la tensión de todos los presentes en el momento de lo sucedido). Eso hasta que la jornada acabó y por fin te dignaste a hablarlo.

—¡George es mi amigo! ¿A caso pretendes que lo salude a cuarenta kilómetros de distancia a través de un patronus? —inquiriste haciéndole frente.

—Preferiría que no te vistieras tan provocativa ni actuaras como alguien que necesita el contacto físico. ¿Entiendes a lo que voy?

No pudiste creer lo que escuchaste. Ron nunca se portaba así contigo, odiaba que los demás te dijeran cosas. ¿Y ahora insinuaba que te comportabas como una "puta"? (N/A: mala forma de usar el significado de la palabra)

—Estas delirando —susurraste sin creerlo. Te volteaste a un espejo que había en la pared y te observaste: la remera rosa pastel hasta por debajo del ombligo, ni ajustada ni tan suelta. La pollera blanca acampanada que tapaba lo justo e indispensable junto a unas sandalias bajitas. ¿Cómo se suponía que Ron tomaba aquello de "provocativo"?

—No te vistes así —reprochó.

—Ronald ¡hacen como treinta y cinco grados! ¿Esperas que termine sudando solo para estar tapada? —gritaste incrédula.

Era común en ti usar remeras sueltas, jeans y zapatillas. No solías llevar vestidos, faldas, tops o cosas cortas. Nada que marcara tus curvas, solo por costumbre. Pero que una vez decidieras cambiar la rutina no significaba absolutamente nada comparado con los que Ron pensaba.

—¡Si! ¡Eso espero! —gritó aún más fuerte.

—¡Pues no te daré el gusto! ¡Y seguiré poniéndome lo que a mi se me dé la gana! —replicaste de forma descolócala.

Ron se movió de golpe, empujándote contra la cama y levantando la mano inconscientemente. Se detuvo cuando escuchó tu grito de sorpresa y como su mano se detenía a poca distancia de ti. Ambos quedaron impactados. Tu lo mirabas atónita y su cuerpo subía y bajaba con brusquedad.

Te levantaste de la cama al momento que caíste en lo que casi había sucedido y saliste de la habitación de un solo movimiento, tal que Ron no fue capaz de notar. Cuando había interpretado todo, tu ya habías salido de la casa aún sin creerlo.

Si no fuera por Merlin sabe qué, la cosa hubiera tenido otro final.







Pd: No es de lo mejor que escribí. Perdón

𝑯𝑨𝑹𝑹𝒀 𝑷𝑶𝑻𝑻𝑬𝑹: 𝑰𝑴𝑨𝑮𝑰𝑵𝑨𝑺 𝒀 𝑷𝑹𝑬𝑭𝑬𝑹𝑬𝑵𝑪𝑰𝑨𝑺 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora