105.One-Shot (parte 4)

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Ya no hay bebé

—¡Las heridas son demasiadas! —dijo el señor Spark, haciendo caso omiso a los quejidos de Harry, quien no dejaba de apretarse con una mano cerca de la costilla izquierda. Mientras, otra enfermera buscaba utensilios entre la sala. En realidad, más eran pociones.

____ entró con rapidez, inundándose de los gritos que Harry demostraba. Tanto que sus ojos humedecieron al ver la imagen del chico con una mayor perspectiva. Le dolió en el alma su estado.

—Debemos analizar si hay huesos rotos o lastimaduras preocupantes —le explicó el doctor, haciendo referencia a que ella se acercara, cosa que hizo tomando una gran bocanada de aire.

A medida que eso ocurría la imagen dolía aun más, no entendía como él aún podía soportar aunque fuera un poco todo eso (o bueno, parecía demostrar menos de lo que muchos podrían) al fin de cuentas eso le gustaba de él. La fuerza que Harry Potter tenía luego de unos largos y dolorosos diecisiete años.

—Chist, tranquilo —le susurró ____ ahora a su lado, conteniendo las ganas de quebrar. Puso una mano en su cabello azabache y la otra sobre su hombro derecho, acto con el cuál Harry se tensó. Estaba más nervioso aún, ella lo sentía. Su presencia después de tanto aumentaba el dolor, y no físicamente—. Debo asegurarme de cuantas cosas están bien —explicó con amabilidad. Aunque quizás Harry Potter estaba listo para las respuestas más duras, ____ siempre se había encargado de darle, incluso en los momentos más difíciles, un pequeño granito de paz por cada noticia recibida años atrás—. Sólo será un momento y luego ya estarás recuperándote. Si sabes que puedes con esto.

Él asintió observando sus ojos. Ella hizo lo mismo. Esos verdes esmeraldas comenzaban a cristalizarse con el llanto. Y ____ no se quedaba atrás.

____ se apresuró a ponerse unos guantes de látex y comenzar a inspeccionar a su chico... o exchico.

El rostro tenía rajaduras y moretones en un futuro, pero nada de qué preocuparse demasiado. Su cuello tenía un que otro raspón, seguramente por la terquedad de Harry al chocar en algún lugar para protegerse.

—¿Por donde anduvieron? —le preguntó, intentando distraerlo de aquello.

—Cambridge —susurró, lo más que pudo—. Unos largos días...

____ asintió y siguió tocando, esta vez su pecho. Era irreconocible a pesar de que ella sabía su figura a la perfección. Su pecho tenía una larga herida que llegaba hasta el comienzo de los abdominales. Habían pasado tres meses y esas figuras no se habían ido. Ella no pudo evitar recordar ciertos momentos juntos.

Harry se tensó cuando las manos de la chica fueron con cuidado cerca de las heridas, lo frustraba más que ella lo hiciera antes que cualquier otra persona. ¿Por qué tenía que volver a tocarlo en condiciones donde no era capaz ni de mover un pelo? Al final de cuentas quizás era un pequeño pago por lo que le había hecho.

Finalmente ____ llegó hasta la zona donde Harry tenía su mano. Con cuidado la quitó del lugar, junto a las fuerzas que tomaba él por el miedo a lo que hubiera debajo.

Efectivamente, justo donde acababan las costillas había dos agujeros. ____ se sorprendió demasiado y lo primero que hizo fue llamar de inmediato al doctor.


—No son balas muggles —certificó luego. Habían llevado a Harry a una habitación aparte después de tranquilizarlo un poco y darle un par de pociones—. Lo bueno es que no ha habido el sangrado suficiente para perderlo, sorprendentemente. Las pociones surtieron efecto justo a tiempo.

𝑯𝑨𝑹𝑹𝒀 𝑷𝑶𝑻𝑻𝑬𝑹: 𝑰𝑴𝑨𝑮𝑰𝑵𝑨𝑺 𝒀 𝑷𝑹𝑬𝑭𝑬𝑹𝑬𝑵𝑪𝑰𝑨𝑺 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora