Capítulo 2

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Pasaron cinco meses desde que había conocido a Mario y tengo que admitir que cada vez me estaba enamorando más de él. Era un chico adorable, detallista, amable, caballero y divertido, eso fue lo que me llevó a aceptar ser su novia. Todos los días me llevaba al trabajo y me recogía, me invitaba mucho a comer y a salir para divertirnos. No es que yo fuera interesada, todo lo contrario, estar con él me ayudo a dejar de lado mi lado amargo en donde no me permitía salir a otro lugar que no fuera el trabajo. Era feliz.

Una semana se desapareció sin decirme nada, había intentado llamarle pero no me contestaba y mis mensajes eran ignorados. Pero se comunicó conmigo después de un largo tiempo diciendo que volvería pronto, que lo disculpara por desaparecer pero estaba en parciales en la universidad.

Yo ya era una fotógrafa profesional, pero lastimosamente no tenía un trabajo donde ejercer mi profesión. Había intentado muchas veces en buscar trabajo, pero simplemente no encontraba. Había considerado la idea de ser fotógrafa independiente, pero desafortunadamente no tenía el equipo para hacer esto y, por lo tanto, me veía obligada a permanecer en aquella cafetería.

Mi turno estaba por terminar cuando vi esa silueta que reconocería en cualquier lugar, era Mario. Venía con un jean, un suéter negro, una chaqueta, un gorro y unas gafas.

—¿Tu novio no se da cuenta que estamos a treinta y cinco grados?—me susurra Paula sin dejar de verlo

—Tal vez se volvió loco—bromee con una gran sonrisa viendo a mi novio buscar algo con la mirada

Me acerqué a él, pero antes de que pudiera decir algo o aunque sea darle un beso en los labios, Mario habló primero.

—Tenemos que irnos—ordenó secamente sin ni siquiera saludar

En el momento me hizo sentir furiosa porque después de un tiempo sin vernos lo que yo esperaba de su parte era un beso, o al menos un abrazo, siendo esas palabras frías que recibí.

—Aún no termino mi turno—le dije cruzándome de brazos y dando un paso hacía atrás cuando vi que Mario intentaba tomarme de la mano

—Eso no importa ahora—dijo la frase fríamente, haciéndome sentir aún más furiosa de lo que estaba anteriormente

Ni siquiera hizo una pregunta, estaba ordenando que fuera con él de una forma grosera. Sin embargo, le hice caso y le pedí a Paula que me cubriera en el trabajo.

Mientras estaba en el auto de Mario una sola pregunta corría por mi mente «¿por qué carajos me voy con él, cuando se comporta cómo un estúpido?». Mirando hacía el presente y recordando todo esto, estoy feliz por haberlo hecho.

Existieron ocasiones que me pregunté «¿de verdad era necesario conocer a Mario?» pero automáticamente llega una respuesta diciendo que por más que me hubiera gustado saltarme la parte de la historia donde aparece Mario, esta historia no sería lo mismo y no hubiera aprendido ni la mitad de las cosas que hoy sé, ni tampoco amado tan puramente a la mujer de mi vida.

El trayecto fue de lo más incomodo. A cada rato miraba a través del espejo retrovisor y se cruzó dos semáforos en rojo. Aunque no lo demostraba, yo estaba muy asustada y me aferraba con fuerza al asiento y Mario se encontraba lejos de darse cuenta. No sabía que pasaba pero todo andaba muy raro. Esa fue la primera vez que lo vi de esa forma tan nerviosa y furiosa.

—¿Adonde me llevas?—el camino que estaba siguiendo no era hacia mi casa, lo que hizo que mi nerviosismo aumentara. No respondió—Si no me dices ahora mismo para donde me llevas me tiro del auto

Obviamente no lo haría.

—A un lugar seguro—se limita a decir sin ni siquiera mirarme a la cara. Yo me crucé de brazos una vez más y puse mi cara totalmente sería

TODO POR AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora