Tal vez estemos de acuerdo en decir que hasta ahora todo ha ocurrido bien, claro, si saltamos la parte de la historia donde se menciona Mario. Sin embargo, se puede decir que hasta ahora Mario no ha hecho nada más que amenazas al aíre. Pero dejemos el tema del hermano de mi novia atrás, sólo por un momento.
Aquella noche fría de marzo me quedé horas extras en el trabajo adelantando algunas cosas para poder tener unos días de descanso. Era consciente que las personas hablaban sobre mi y me tildaban de "aprovechada" porque solían darme muchos días libres, pero eso no me importaba. Yo había estado trabajando muy duro para evolucionar en mi trabajo y no estaba tomando en cuenta los rumores que se decían sobre mi.
En el edificio estaban alrededor de siete personas, incluyendo a Kim, así que esta se ofreció a llevarme al apartamento una vez ella terminara. Eran aproximadamente las ocho de la noche cuando finalicé, pero el reloj marcaba las nueve y todavía no me dirigía a mi casa porque mi jefa no acababa. Ya casi eran las diez cuando me di por vencida y decidí salir del edificio en busca de un taxi. Sin embargo, esa noche no me fui en taxi.
Una Toyota RAV4 se estacionó frente a mi y unas brazos—tan largas como las patas de una jirafa y tan fuertes como los de un pesista—me llevaron adentro como si se tratara de un papel,y entonces el motor se puso en marcha. Quería gritar, quería llorar, pero más que todo, quería estar al lado de mi castaña porque ella sabría que hacer y en menos de un minuto se habría liberado de ese señor. Si hubiera escuchado con más atención a los ejercicios que me enseñó para evitar ese tipo de situaciones, habría podido escapar cuando se detuvo en un semáforo en rojo, pero no lo hice.
Cuando finalmente la camioneta aparcó me quedé sorprendida y a la vez aterrada, pensando que Mario era el causante de todo esto. Estaba en la mansión de los Ruiz, donde había venido un par de veces acompañada por Calle para llevarnos algo de ropa. Un joven, y el que reconozco como el conductor, me pedía que caminara, pero al ver que no tenía ni la más mínima intención de hacerle caso subió mi cuerpo a su hombro—dándome una autentica vista de su trasero—y me llevó al interior de la mansión.
—¿Que dije sobre el trato hacía ella?—escuché mientras el hombre me bajaba de su hombro
—Dijo que la tratáramos bien, pero ella no quería caminar y...—fue interrumpido por aquella voz femenina
—¿Sabes lo que pasa cuando me desobedecen una orden directa?—dijo la señora Ruiz poniendo sus manos en su cadera. Voltee a ver la cara del muchacho y estaba pálido, con las manos nerviosas y unas gotas de sudor por su frente
—Si, señora—fue lo último que dijo el joven antes de ser echado por la mujer
Esa mujer era aterradora. Ni siquiera se había dirigido a mi y sentí como los nervios corrían por mi cuerpo. Era una mujer tan seria que parece que nunca en su vida se ha reído de algo.
Me hizo una seña con su mano para que siguiera sus pasos a través de los pasillos de la mansión y aunque me tomó unos segundos hacerle caso, me vi obligada a seguirla hasta una oficina.
No sabía las razones por las cuales estaba ahí y me daba mucho miedo preguntarle, por lo que dejé que ella iniciara la conversación. Tomé asiento como ella me lo pidió; ella respiró hondo antes de comenzar.
—Quiero pedirte disculpas por la forma en que fuiste traída aquí.—comenzó—Quise llamarte, pero sabía que podías decirle a Daniela y lo que te voy a decir es confidencial...—fue interrumpida por el sonido de la puerta. Tuve que voltearme para encontrarme con Mafe, la cocinera
La mirada de Mafe era diferente a todas las que había visto con anterioridad; esa era fría y con rabia. Tenía los ojos rojos y su respiración era intranquila. Se notaba que había estado llorando, después de todo la mirada puede decir muchas cosas.
—¿Ya se lo dijiste?—preguntó con la voz hecha trizas. Olga negó con la cabeza y la mujer se adentró a la oficina para tomar asiento a mi lado. Me quedé observando como cruzaba sus piernas y sus brazos teniendo su mirada enfocada en Olga
—Hace unos años mi esposo y yo queríamos conformar una familia, porque la verdad, ya era hora. Lo intentamos tantas veces, pero ninguna hizo resultado. No lo entendíamos, entonces visitamos a especialista y nos enteramos que yo no podía tener hijos—comenzó con la mirada perdida, pero sin expresión alguna—. Adoptamos a Mario cuando llevaba días de nacido y las cosas funcionaban bien—abrí la boca sorprendida. No sabía que Mario también era adoptado—. A mi se me metió a la cabeza que quería una niña, pero a Marcos no le agradó mucho la idea. Para él, Mario era suficiente
—Continúa—dijo Mafe con evidente furia al ver que la señora Olga se quedo en silencio
—Un día apareció con una niña en sus brazos. Estaba tan feliz que ni siquiera pregunté de donde la había sacado. Los años pasaron y él se encariñó mucho con la niña, dejándome a mi y al niño abandonados. Yo consentí tanto a ese niño que nunca fui capaz de decirle que era adoptado
—¿Podemos ir directo al punto?—vuelve a interrumpir Mafe
—Después de su muerte encontré esta carta—deslizó el papel hacía mi y me autoriza poder leerlo
La carta tenía dos hojas con letra escrita a mano, aunque se puede deducir que su remitente no estaba en un buen estado cuando la escribió. La carta cuenta con más detalles de lo anterior y confiesa haber dado la orden para raptar de las manos de su madre Maria Fernando Soto y su padre German Calle, años atrás mejores amigos del señor y señora Ruiz. También confiesa haber dicho que la más grande, es decir, Juliana Calle, pero le llevaron a Daniela.
—Lo que más duele es que no me lo haya dicho a mi—dice la señora Ruiz llamando mi atención—Prefirió escribir una carta para Daniela, en vez de hacerlo para su esposa—aprieta sus ojos y con sus manos da pequeños pasajes a su sien
La señora Olga tenía razón, esa carta iba dirigida hacía Calle. Marcos tenía intenciones de decirle la verdad a su hija, pero como lo explica en el papel, tenía miedo de perder el amor de su hija. Según la fecha que contiene el papel, la carta fue escrita tan solo a cuatro semanas de su asesinato.
—¿Por qué me lo dices a mí?—pregunté levantando mi vista de las hojas de papel para mirar a la mujer frente a mi—¿Por qué no a Daniela?
—Porque necesito que me ayudes para decirle la verdad a mi hija—se apresuró a decir Mafe—. Ninguna conoce a Daniela lo suficiente para saber como puede reaccionar, excepto tú. Puedes darme ideas o acompañarme, pero sobre todo, estar ahí cuando la verdad se revele—finalizó
Me quedé en silencio tratando de analizar la situación. Sin duda alguna sería una noticia muy difícil de digerir; no debe ser fácil enterarte de algo así, y es que Calle durante toda su vida se había sentido como alguien insuficiente. Ella no se explicaba la razón por la cual sus padres la abandonaron en un orfanato como si no fuera nada.
—¿Por qué ahora?—cuestioné mirando a Olga—. El señor Ruiz murió años atrás, o sea que tú lo sabes hace mucho
—No sabía que Mafe trabaja aquí hasta hoy. Me la encontré al llegar de viaje y me sorprendió tanto—fue su respuesta—. Mafe no trabajaba para mí, sino para Mario y por cosas del destino nunca nos habíamos visto. Ella estuvo en Medellín cuando estabas tú con Calle y también estaba yo pero no nos encontramos—. Nosotros estudiábamos aquí en Bogotá y después que pasó lo de la niña comenzamos a vivir más que todo en Medellín. Nunca pensé verla de nuevo
—¿Pero por qué me lo dijiste?—pregunta esta vez Mafe. Veo como Olga toma una respiración profunda antes de mirarnos tanto a Mafe y a mi para después responder.
—Porque estoy enferma.—contestó—. Mi médico dice que mis días aquí están contados y que voy a morir en unos meses.—abrí los ojos sorprendida—. Podría morir tranquila sabiendo que al fin hice algo por esa niña que no tuvo la culpa de tener la atención de su padre—concluyó
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MARATÓN 2/3
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TODO POR AMOR
FanfictionDaniela Ruiz y María José son dos polos opuestos. Daniela es una actriz adoptada por una familia involucrada en el mundo de la droga, por lo tanto, creció rodeada de dinero. María José es una simple trabajadora de una pequeña cafetería y, en diferen...