Capítulo 6

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—Tenemos que apurarnos porque perderemos el vuelo—dijo mirando el reloj de su brazo

—¿Que? Yo no puedo irme—respondí seria

—¿Por que no?—nos sentamos en una banca en el segundo piso del centro comercial

—No puedo dejar a mi familia sola

—Tu familia estará bien

—No cuando una parte de los servicios depende de la plata mensual que les doy

Pedimos dos helados y nos sentamos nuevamente en la banca y mirar como la gente pasaba con sus bolsas o hablando por teléfono.

—¿Es seguro quedarnos aquí?—pregunté curiosamente

—Claro que no, incluso nos están vigilando—me asusté un poco—El señor que esta allá, lleva un rato con el celular en el oído, pero no habla y mira cada cinco segundos hacia nosotras–observé cuidadosamente y era completamente cierto–El señor de allá, se mueve con nosotras. Cuando nos levantamos a comprar los helados, corrió pensando que escaparíamos, pero cuando volvimos se puso en ese mismo lugar

Calle siguió con la enumeración y cada vez me aterraba la idea de poder ser secuestrada o quizás asesinada. En total eran cinco.

—¿Que haremos?—pregunté asustada

–Cuando te de la señal, derramas el helado en tu ropa y caminamos hasta el baño de abajo como si nada

—¿Como sabré cual es la señal?

—Preocúpate por hacer que parezca real

Seguí comiendo de mi helado que estaba delicioso, era una lástima que tenga que ser desperdiciado de esa forma. Seguí lamiendo mi helado con emoción mientras veía a la gente pasar, la verdad comenzaba a tener un sabor delicioso, no fue hasta cuando Calle me pegó un codazo, ocasionando que el helado se derramara en mi blusa.

—¡Oye!—le dije por instinto

Caminamos y por un momento me sentí feliz y a la vez asustada cuando logre ver como un hombre se movían con nosotras. Nos movimos por todo el centro comercial y no mezclamos entre un montón de gente y eso facilitó que escapáramos como si nada. Miré hacía atrás y por suerte no vi que alguien nos siguiera. Lo primero que hicimos fui tomar un taxi

—Buenos días ¿a que dirección las llevo?—interrogó el conductor

—A la casa de su padre—respondió Calle mirándome

—¿Y cómo voy a saber donde vive su padre?—el conductor y yo soltamos una carcajada

—Lo siento, la costumbre—susurró Calle sonrojada

—Ella es toda una rica—susurré

Poco después llegamos a la casa de mi papá. Sentía un poco de nostalgia porque llevaba algunos meses sin venir personalmente, pero hablábamos cuando mis días de trabajo eran tranquilos.

Normalmente no tengo la necesidad de tocar la puerta—a veces se me olvidaban las llaves por lo torpe que suelo ser—pero hoy no tengo nada de mis cosas conmigo. Toqué el timbre y escuché los pasos en el interior de la casa y posteriormente la figura de mi padre frente a mi. Se llevó las manos a la boca para después proseguir a abrazarme fuertemente

—¿Vas a pasar o te quedarás aquí?—me preguntó mi padre bromeando

Miré hacía atrás donde varios metros estaba Calle, y le hice señas para que se acercara. Ella caminó tímidamente hacía nosotros y dejó las bolsas que llevaba en las manos en el suelo, para proceder a saludar a mi padre con un apretón de mano.

TODO POR AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora