Capítulo 39

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Cómo todo lo bueno tiene que terminar, eso pasó con nuestras vacaciones. Debo admitir que fueron las mejores dos semanas desde hace mucho tiempo, pues entre tanto trabajo que teníamos habíamos descuidado nuestra relación y aquellas vacaciones nos dio el espacio que necesitábamos para recordarnos cuanto nos extrañamos.

Traté de entregar lo mejor de mí durante el viaje, para divertirnos sin preocupaciones por salud. Era consciente que si ella llegaba a enterarse que llevaba al menos un mes en este estado recibiría el sermón del año y de inmediato me llevaría con los mejores doctores del mundo, arruinando así todo. Simplemente se trataba de tiempo, todo lo negativo se iría después. Además, he estado peor y he salido bien de eso sin tomar medicamentos.

Cuando llegamos a Bogotá, Michelle cometió un atentado contra mi novia, llevándola de mí en contra de su voluntad. Al final permití que se marchara, no podía ser egoísta cuando la tuve dos semanas para mí solita. Además, ahora que Michelle está enamorada, necesita muchísimos consejos para mantener su relación estable y no cometer errores que acaben con lo que recién comienza. Mi novia es buena consejera y es buena aplicando porque desde el inicio de la relación me dio aquella confianza que necesitaba, me dio el respeto y tiempo.

Por mi parte, llamé a un Uber para que me dejara en la casa de mi familia para visitarlos y asegurar que todo estuviera en perfecto estado mientras estuve ausente. Ellos me recibieron emocionados y me acorralaron para contar los detalles de todo lo que hicimos, obviamente omitiendo aquellas escenas que deben mantenerse únicamente entre Calle y yo.

—Papá—lo seguí hasta la cocina cuando llevando también unos platos. Mi papá se volteó para analizar mi rostro, sabiendo que diría algo importante

—¿Qué hiciste?—me preguntó prácticamente enojado

—Nada, aún. Lo prometo. Solamente quiero hablar contigo sobre algo

—Dime

—Tengo una noticia buena y una mala. ¿Cual quieres escuchar primero?

—La mala

—Bien. Últimamente he estado sintiéndome muy mal y he tenido problemas en recordar cosas del pasado. Los últimos días Daniela ha hablado mucho sobre el pasado, pero no recuerdo de haber vivido nada sobre eso—dije y no pude evitar que unas lágrimas salieran de mis ojos. Él me miró con una expresión neutra

—¿Crees que tengas Alzheimer?—me preguntó y me encogí de hombros—¿Daniela lo sabe?—negué simplemente, siendo incapaz de expulsar palabras con aquel nudo en mi garganta—Te llevaré al hospital

Lo detuve antes que pudiera irse.

—Ahora no, debo hacer algo—respondí con dificultad y él solo negaba con la cabeza llorando—Debes escuchar...la buena

—¿Qué es?

—Voy a pedirle matrimonio a Calle. Ahora voy a pedirle la mano a sus padres, lo biológicos y los de crianza

Mi papá me abrazó fuertemente y sollozó en mi hombro. No sabía si estaba llorando por la mala noticia o por la buena, pero supongo que era una mezcla de ambas noticias. Era consciente que todavía era joven para decidir algo así, pero yo estaba segura que era Daniela la persona con la que quiero casarme. Y además con la que voy a casarme y tener una familia.

Luego de despedirme de mi papá y una Valentina dormida me encaminé hacia la casa de Germán y su ex esposa, donde además se encontraba Juliana esperando por la cita secreta que había hecho días atrás. Me recibieron muy bien cuando llegué y rápidamente empezamos a hablar del viaje y temas que consideraba irrelevante.

—Bueno, quisiera hablar con ustedes algo importante—interrumpí la conversación antes que recorriera un camino diferente al que iba yo

—Oh si. Dinos

TODO POR AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora