Capítulo 26

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Ya había transcurrido una semana desde que Calle se fue de viaje. La extrañaba demasiado; extrañaba sus caricias, sus bromas, su sonrisa, su mirada, los momentos a su lado, sus besos. Extrañaba todo de ella. Los días habían sido difíciles para las dos, hablábamos poco y nos extrañábamos más. Durante ese tiempo no había hecho vídeo-llamada con Calle, y si la hacía desactivaba la cámara porque quería su reacción al ver mi cambio de look en persona y durante una llamada no era una opción.

Mi ex novio se había comunicado conmigo y me había pedido una oportunidad para hablar a solas. Por más que quisiera no pude negarme e hicimos una cita en mi apartamento, yo no quería arriesgarme a que nos vieron en público sabiendo su dedicación, aunque él pensaba que sería en mi apartamento porque estaba cansada.

Estuve a punto de enamorarme profundamente de Mario, quería hacerlo, pero cuando estaba por hacerlo una bomba llena de verdad explotó en mi cara y poco después vino un pegamento llamado Daniela que unió toda esas piezas.

—¿Cómo estás?—preguntó sentándose

—No tengo tiempo para esto, Mario. Vamos directo al punto—dije con los brazos cruzados

—Estoy aquí para porque quiero que sepas que te quiero muchísimo y...—interrumpí

—¿Por eso te acostaste con otras mujeres?—pregunté tratando de terminar lo más pronto posible

—Lo lamento, no quería hacerlo.—contestó cabizbajo—De los errores se aprende, yo ya aprendí del mio y es momento de cerrar el ciclo para continuar

—Ya te disculpe—admití sincera

—¿Entonces por qué sigues con esa estúpida?—se levantó—Yo puedo darte todo lo que pidas, incluso más. Puedes pensar que ella tiene mucho dinero, pero lo que ella te da en un día yo lo triplico en dos minutos——concluyó

—Primero que todo te pido amablemente que no te atrevas a llamar a Daniela de esa forma—suspiré dando un paso hacía atrás—Segundo, que te haya perdonado no significa que deba volver contigo—di otro paso hacía atrás—Tercero, no me interesa el dinero. No lo quiero y tampoco lo necesito—finalicé

—Poché, yo te quiero—susurro cabizbaja—Sigo siendo el chico que conociste, nunca he dejado de serlo. Fue un simple error corresponderle a esas modelos y te pido perdón—jugó con sus dedos—Dime que quieres y lo tendrás en minutos

—Lamento no poder corresponderte. Quiero a Daniela

—¿Acaso no te das cuenta?—gritó alterado haciendo que me asustara——Daniela siempre ha querido lo que yo tengo. Es una envidiosa que apenas vio que te tenía quiso intervenir—bajo el volumen—Ella quiere quitarme todo lo que quiero

—¿No será lo contrario?—desafié—Entiende que quiero a Calle y no vas a lograr separarme de ella nunca.

—¿Estas segura de eso?—alzó una ceja

—No hagas nada estúpido, Mario. Déjala a ella, déjame a mi y permítete ser feliz

—Mi felicidad esta a tu lado.—dijo jugando con sus dedos—Entiende que te quiero y que voy luchar por ti cueste lo que cueste.—respiró hondo—Eres la mujer con la que quiero compartir cada etapa de mi vida, con la que quiero dormir y despertar, pero sobre todo, quiero que sea la madre de mis hijos. Daniela ni siquiera puede darte eso

—¿Por qué no aplicas la famosa frase "si amas algo déjalo ir"?—dije ya harta de esa conversación

—Quiero luchar por ti, María José. No me importa lo que tenga que hacer para recuperarte.—susurro—Eres mía y yo soy tuyo

TODO POR AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora