Capítulo 22

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Después de terminar mi trabajo me quedé dentro del edificio para ayudar a Natalia con algunas fotografías que había capturado esa misma tarde en un matrimonio. Los recién casados les habían pedido que le hiciera algunos retoques a las fotos, pero ella no sabía hacer aquellos, por lo que acudió a mi y cuando se suponía que debía estar en el apartamento estaba aún en el trabajo. Había hablado con mi novia y me costó una invitada a comer para que no se enojara, aunque ella se demoraba un poco más en llegar a casa.

–Gracias por ayudarme, el resto ya puedo hacerlo–comenta y asentí

10:35. Mierda.

El edificio ya estaba casi vacío, sólo estaban algunos guardias de seguridad, Kim, Natalia y yo. Bajé por elevador y caminé hacía la salida para tomar un taxi, cuando me vi interrumpida por el auto de Natalia, el cual se detuvo frente a mi.

–¿Quieres que te lleve?–me preguntó con el vídro abajo, pero me vi interrumpida cuando estaba por aceptar

–No te preocupes, ella viene conmigo–dice Kim

Natalia asintió antes de poner en marcha el auto. Kim me hizo señas para que la siguiera a su auto no muy lejos.

–Todo lo que uno hace por las amigas–susurró, pero logré escucharla

–¿A que te refieres?–

–Daniela me obligó a quedarme aquí para cuidar tu trasero–contesta cansada con la mirada en la carretera

–Me va a escuchar–dije negando con la cabeza

–No se trata de celos o desconfianza, cariño. Se trata de preocupación, ¿o no lo estarías cuando ella tomará un taxi a esta hora?–

Yo sabía que tenía razón, pero aún tenía pensado una larga charla con mi novia esa misma noche. Poco después llegamos a mi edificio y luego de despedirme de ella, subí a mi piso y cuando estaba por abrir la puerta del apartamento, un olor muy conocido inundó mis fosas.

Mario.

Abrí la puerta con la esperanza de estar equivocada y que algún hombre de algún otro apartamento haya decidido usar ese perfume característico y costoso también. Las luces estaban apagadas como de costumbre y cuando las encendí me encontré con el cuerpo de Mario apuntando con un arma en mi dirección, por un momento sentí que mi corazón había dejado de bombear sangre y que estaba por morir, pero escuché una voz un poco más lejos.

–Baja eso, perrito–era Sebastian

–¿Vienes sola?–me pregunta mi ex novio aún con el arma apuntando hacía mi

–Vengo sola–afirmé en medio de un tartamudeo

Mario bajó el arma y me atrajo más hacía el interior, asoma su cabeza para ver hacía afuera para después cerrar la puerta. Camino más hacía el interior encontrando a Sebastian y a otro tipo muy cómodos en mi cama.

–Hola Poché–saludó Sebas con normalidad

–Oh, lo siento–el tipo se levantó y caminó hacía mi–Mi nombre es Johann–se presenta

El chico era churro, hay que admitirlo. Tenía un cuerpo digno de admirar, resultado de horas en el gimnasio; también tenía una linda sonrisa y el cabello negro. Puede que me haya quedado mirándolo de más, porque Mario carraspeo haciendo que el chico se apartase de mi.

–¿Donde está Daniela?–me pregunta Mario serio

–No me digas que ahora te importa–respondí tratando de no demostrar lo intimidada que estaba por el arma en sus manos

TODO POR AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora