|Veintiuno

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Caro

Pérdida.

Así me sentía, en cuanto volvimos a casa. Nuestro error fue confiar y dejar todo como estaba, sabiendo que era lo último que teníamos que hacer.

Freddy, hizo caso omiso a la amenaza de Agustín, y fue su error por pensar que no sería capaz de nada.

Agustín estaba detenido, llevaba una semana, dentro de ese lugar horroroso, y no podía evitar pensar en que todo esto es culpa mía.

La felicidad nos duro poco.

—Tranquila, Cande logrará sacarme de este lugar, a final de cuentas, no te lleve en contra de tu voluntad.—Dijo tratando de consolarme.

—Lo se, pero no soporto verte lejos de mí. Te extraño.—Le dije haciendo un puchero.

—Yo igual te extraño, dormir aquí no es nada cómodo. Es como dormir en una piedra.—Se quejo.

—Se terminó la visita.—Anunció el oficial.

Me levante de la silla donde estaba sentada y rodee la mesa para ir a su encuentro para abrazarlo.

—No te preocupes voy a salir de aquí.—Susurro en mi oído. Bese sus labios, grabando su sabor en mi corazón.

—Adiós amor.—Sali de la sala de visitas y guiada por el oficial, salí de ese lugar. 

Al salir me encontré con Rugge y Cande, que al verme se apresuraron a llegar hasta mi.

—Estoy haciendo todo lo que esta en mis manos.—Dijo Cande.

—No entendemos porque esta detenido, ósea no fuiste llevada en contra de tu voluntad.—Me dijo Rugge.

—De echo, me acaba de llegar el oficio de detención, en la cuál dice que los principales cargos son secuestro e intento de homicidio.—Dijo Cande leyendo un papel, frunciendo el ceño.

—Pero eso no es verdad, ese imbécil está demente.—Dije desesperadamente frustrada.

Salí de aquel lugar, no me gustaba estar ahí, solo lo toleraba para ver a Agustín, pero siempre tenía miedo.

Camine de regreso a nuestra casa, y sentí un leve mareo, lo atribuí a que no había comido en el resto del día, así que al pasar por un restaurante, pase a comprar comida.

La espera fue crucial, y el mareo incrementaba aún más. Diez minutos más tarde, la mesera ya estaba frente a mi con mi pedido.

—Que lo disfrute.—Dijo antes de retirarse.

Sin esperar más comencé a comer, poco a poco el mareo fue disminuyendo. Me sentía mejor.

—¡Carolina!—Dijo una voz sorprendida. Levante la vista y me encontré con la presencia de James.

—¡Hola!—Respondi.

—¿Qué haces aquí?

—¿Comiendo?

El río.—Eres muy graciosa. Me refería, a porque estás sola.

—No se...

—¿Puedo acompañarte?—Pregunto.

—De echo ya me iba.—Señale el plato vacío. Un poco desilucionado, asintió.

—Supongo que otro día nos veremos.—asentí, siguió su camino y llame a la mesera para pedir la cuenta.

Una vez que pague salí de ese lugar y me volví a casa donde me esperaban mis padres.

—Hija ¿Cómo esta Agustín?—Preguntó mi madre.

—Bien, y ansioso por salir.

—Ese muchacho no merece estar ahí.—Dijo mi padre y Asentí.

—Lo se es injusto, la vida es injusta, pero muy pronto Freddy es quien estará preso, pagando lo que hizo.—Dije con ira.

El timbre sonó y mi hermano salió a atender, lo cuál me pareció raro.

—Venimos en cuanto pudimos.—Dijo una voz bastante conocida. Eso significaba una sola cosa.—Hola Carolina.

You Belong With Me |Aguslina|[1° & 2° Temporada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora