P R E F A C I O

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"Era una rosa perfecta que vivía en la claridad, no tenia ni un toque de maldad"

Siempre quise que mi vida tomará un buen rumbo y hacer algo bueno por alguien, que mi vida tuviera un propósito. Desde pequeña tuve la necesidad de comenzar a formar mi camino, a muy temprana edad  comencé a ir a la iglesia con mi familia. Papá es dueño de una empresa de inversiones muy grande y gracias a eso somos millonarios, así que cada vez que me daba dinero no lo gasta en mi sino que cada vez que la iglesia visitaba a indigentes les llevaba regalos.

—Dios está con cada uno de nosotros. Este a sido el sermón de hoy— dice el predicador, la iglesia está repleta de gente ya que es domingo.

Nos ponemos de pie y salemos hacia la entrada.

Hoy es mi última vez en esta iglesia ya que papá abrió otra gran empresa en Los Ángeles y cree que tendrá éxito si solo el va a dirigirla así que tendremos que mudarnos hacia allá, la idea no es que me favorezca, pero Dios hace las cosas por algo.

—Lacey — escucho que pronuncia mi nombre la señora Morgensten, su pelo es blanco como la nieve y siempre sonríe —Te extrañaremos mucho, pero sabemos que bendecirás el lugar al que vayas.

—Espero que sea así señora—le sonrió gentilmente—Extrañare mucho a la gente de aquí, son como mi familia. Estoy dejando una parte de mi aquí.

—La iglesia está perdiendo a una gran joven— ella toma mi mano— Pero ten por seguro que dios te cuidará donde esté y tiene algo grande preparado en tu camino.

Le creo, ella siempre predice cosas, cosas pequeñas, pero siempre lo hace.

—Fue un gusto haberla conocido, que tenga una buena vida— me acerco a ella y deposito un beso en su mejilla.

—Buena suerte cariño— se despide de mi para enseguida marcharse.

Entre la gente busco a Greer y Carrie, son dos chicas que tienen mi edad y van junto a mi a la escuela dominical. Eran mis únicas amigas en el lugar, ellas compartían mis gustos con dios.

—Aquí está— Dice Carrie, las dos están usando unas faldas muy lindas—Necesitábamos despedirnos.

—No quiero marcharme, chicas — hago un mohín de tristeza—Ustedes son mis amigas, los domingos dominicales no serán lo mismo sin ustedes.

—También te extrañaremos— Greer me da una mirada con tristeza—Pero sabemos que dios nos ayudará a mantenernos unidas.

—Espero que lo escuche, Greer— me acerco y las abrazo, se que las extrañare mucho—No olviden llamarme .

—No pasará—nos separamos, las dos me sonríen.

—Lacey, cariño, vamos — mamá me llama, agito mi mano y enseguida me acerco a mamá—¿Lista?.

—Si— asiento con la cabeza, ella me toma del brazo y me guia hacia el auto, el lujoso auto.

Al subir papá no enciende enseguida el motor, quiere hablar un poco.

—Este es nuestro último día en esta ciudad— se voltea desde el asiento del copiloto.

—Pero nos espera un nuevo futuro gracias a Dios— mamá  me mira y toma mi mano— Se que es duro para ti cariño, pero es lo mejor.

—Está bien, lo entiendo — les doy mi mejor sonrisa.

—Estarás en un buen colegio—me cuenta papá y suena interesante—Se llama View Carnegie. Se que te irá bien cariño.

—Si— arreglo mi cabello hacia atrás—Ahora recemos. Padre nuestro....

Élite: la sociedad de los chicos rebeldes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora