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Mamá me llevaba fuertemente del brazo en dirección al auto.

—Lacey —Darla aparece y comienza a caminar junto a nosotras —¿Que está pasando?.

—Lacey se a portado mal y todo por la influencia de ustedes— mamá le dice mientras caminamos.

—Señora...—trata de decirle algo Darla.

—Lacey tiene prohibido juntarse con ustedes— llegamos finalmente al auto y mamá me hace entrar, a través del vidrio puedo ve a Darla, solo le susurró un "adiós".

El auto arranca enseguida y nadie dice nada en el camino.

Luego de horas llegamos a casa y los tres nos bajamos rápidamente del auto, al entrar a casa comienzo a subir la escalera.

—Lacey — mamá me habla, me giro y la quedo mirando.

—¿Que?— pregunto sería.

—No creas que esto no lo hablaremos, quédate aquí— habla fuertemente ella, nunca la había visto así.

—Nunca debimos venir a esta ciudad—papá camina de un lado a otro.

—Yo quise hacer todo esto—hablo y los dos me miran—Nadie me cambio y yo tome estas decisiones, solo me di cuenta como era el mundo.

—Es el momento preciso para que te vayas al campamento Cristiano en Georgia— mamá me mira—A lo mejor eso te hará recapacitar.

—No quiero —niego rápidamente.

—Tú no discutirás eso—mamá se acerca a mi de manera amenazante, nunca la habíamos visto así—Y me entregarás tu teléfono.

—¿Porque?— pregunto molesta.

—Porque te irás a un retiro y no quiero que converse con esos chicos— mamá extiende su mano, saco el teléfono de mi bolsillo de la chaqueta que me puse y se lo entrego—Ahora puedes ir a tu cuarto.

Subo rápidamente las escaleras y entro a mi cuarto, al hacerlo me arrojo a la cama y obsesivo el techo.

(...)

Días después

—¿Estás lista?— escucho que pregunta mamá desde abajo.

Cierro la maleta rosada y la bajo de la cama, no deseo ir a ese campamento, ya no es lo mío.

Salgo del cuarto con ella y bajo las escaleras. Al llegar abajo se encuentra mamá y papá en la puerta.

—Espero que la pases bien— ella acaricia mi cabello, pero yo ni siquiera me muevo, hago como si no lo estuviera haciendo.

—Te queremos Lacey, recapacita por favor— ahora habla papá.

—Adiós— solo soy capaz de decir.

Salgo de casa y me subo al auto negro que me llevará al aeropuerto.

Al llegar abordo el avión.

                (...)

Al llegar al campamento lo observó unos segundos y analizó el lugar, no a cambiado nada.

—Lacey ¿eres tú?— es la señora Fisher, la fundadora del campamento—Pensé que estabas en Los Ángeles.

—Bueno, ahora estoy aquí—digo mirándola.

—¿Estás bien?— pregunta ya que no le sonrió como antes.

—Si— respondo, tomo mis cosas y comienzo a caminar.

Todas las chicas del campamento me miran, todas me conocen.

Finalmente llegó a la que se supone es mi cabaña, adentro veo qué hay dos camas más.

Tomo asiento en la cama para descansar un poco, solo quiero irme lo más pronto de este lugar y volver con mis amigos.

De repente la puerta se abre.

—¡Lacey, te extrañamos!—Carrie y Greer se acercan a abrazarme.

—Hola chicas— digo mientras me abrazan—Pensé que no estarían aquí.

—Y nosotras tampoco—habla Greer, toman asiento en la cama de al frente—¿Por que viniste?.

—No lo sé —suelto un bufido.

—¿Como a estado todo en la casa?— pregunta Carrie.

—Nada bien—niego con la cabeza, ellas se miran entre sí.

—Wow, nunca nos habías dicho eso—Greer me mira sorprendida—Pero no te preocupes porque estas dos semanas serán las mejores de tu vida.

—Si—sonrió, ellas se ponen de pie y se acercan a sus maletas  entonces en mi rostro desaparece la sonrisa.

Élite: la sociedad de los chicos rebeldes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora