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Me encuentro sentada en la arena de la playa, amaneció hace unas horas ya. Mi  teléfono a estado sonando hace horas, pero no tengo ánimo de responder llamadas.

Tengo mi rodillas dobladas y mi mentón lo apoyo en ellas, se que tengo todo mi maquillaje corrido porque e estado llorando por horas.

—Lacey — escucho alguien desde atrás—¿Estás bien?.

—¿Como sabias que estaría aquí?— pregunto sin ánimo.

—Aunque no lo creas te conozco— me sonríe, toma asiento junto a mi.

—No estoy para nada bien—comienzo a llorar, apoyo mi cabeza en sus rodillas, siento como él acaricia mi espalda.

—Todo estará bien, lo juro—sigue acariciando mi espalda, yo solo sigo llorando.

Luego de cómo media hora por fin me detengo.

—Ya no tengo más lágrimas— vuelvo a sentarme—¿Tú sabes porque lo hizo?.

Él no sabe que responder.

—No— niega con sus manos juntas—Lo juro, él decía que estaba locamente enamorado de ti.

—También lo creía, Tom — miro hacia el mar.

—¿Quieres ir a casa?— pregunta mirándome.

—Si— respondo mirándolo, Tom se pone de pie y ayuda a pararme.

Caminamos hacia su auto, él me abre la puerta para enseguida cerrarla, veo que saca su teléfono y habla con alguien para minutos después subir.

—¿Con quien hablabas?—pregunto cuando él sube.

—Era Darla, estaba muy preocupada por ti— dice mientras enciende el motor.

Mientras Tom conduce ninguno de los dos dice nada y eso es ta bien por lo que más necesito ahora es el silencio. Finalmente llegamos a casa, al bajarme veo todo el desorden.

Al llegar a la entrada de la casa veo a Darla.

—Hay que ordenar todo esto— digo alterada tomando algunas cosas para botarlas.

—Cálmate Lacey— Darla se acerca a mi y me quita las cosas—Tranquila.

Suelto todas las cosas y me pongo a llorar en su hombro.

—Vamos arriba— ella toma mi mano y comenzamos a caminar.

—Yo me encargaré—dice mientras subimos.

Al llegar al cuarto me recuesto y Darla acaricia mi cabello.

—Nunca te abandonare, estaré para ti— habla mientras sigue acariciandolo.

Mis ojos se comienzan a cerrar por el sueño.

(...)

—¡Te dije que te fueras de aquí!—escucho un grito desde abajo, es Tom.

—¡No me iré hasta que la vea!—es Matt.

Me pongo de pie y me pongo las pantuflas de conejo, camino hacia la escalera, me quedo en un lugar donde no me vea.

—Matt vete por favor —le pide Darla.

—Necesito verla — escucho como le ruega Matt.

—Matt eres mi amigo, pero ya le hiciste bastante daño a Lacey —le habla Tom.

Hay unos segundos de silencio para luego escuchar el golpe de la puerta al cerrarse.

Camino hacia mi cuarto y me recuesto, miro solo la pared.

Luego de un rato tocan mi puerta.

—Pasen — digo tomando asiento.

—Hola —entra Jossie agitando su mano, junto a ella esta Darla y Lena.

Toman asiento junto a mi en la cama y me abrazan, hasta Lena lo hace.

—¿Estás mejor?— pregunta Jossie con su mejilla apoyada en mi hombro.

—Si, eso creo— digo.

—¿Quieres algo de comer?— pregunta Darla.

—Si, pero no tengo tanta hambre — la miro, ella asiente y se va junto a Jossie.

Lena mira las cosas de mi cuarto.

—Lo lamentó en serio— habla ella girándose de repente—Se que parezco una mierda de persona, pero me importas.

—Gracias — le doy una sonrisa, nunca había escuchado eso de Lena.

—Así que... no dudes en que no estaré para ti— me mira desde el otro lado del cuarto—Es una mierda lo que te pasó.

Ella se recuesta junto a mi y saca el teléfono de su bolsillo.

—Se que no es buen momento, pero puedo enseñarte a Damon— sonríe mirándome.

—Claro, me encantaría— sonrió falsamente, me duele ver como ella es feliz un chico y yo perdí al mío.

Élite: la sociedad de los chicos rebeldes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora