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Darla hoy no había venido a clases, supongo que estaba enferma o algo así.

—¿Y tus amigas?— me pregunta Jossie.

—Hoy se marchan, tiene que volver a la escuela —le cuento.

—Hola chicas—una chica de cabello rojizo está frente a nosotras.

—Hola—la saludó.

—¿Que pasa Corine?—le pregunta Jossie mirándola, parece que no le agrada.

—Quería hablar con Lacey en privado— me sonríe Corine.

—Ella no se unirá a tu grupo de amigas, eso es todo—Jossie se pone de pie y me toma de la mano, me lleva a otro lugar.

—¿Que acaba de pasar?— pregunto cuando ya estamos lejos de la chica.

—Miranda no es la única chica que quiere ser popular, hay muchas y entre ellas Corine —me cuenta.

—Hola chicas—aparece Tom.

—Hola— lo saludamos al mismo tiempo.

—Lacey....—Tom pasa una mano por su cabello—¿Te gustaría que fuéramos a almorzar?

—Si, claro— sonrió—¿Y tú que harás Jossie?.

—Tengo que ir a revisar mi armario para deshacerme de la ropa que no usé — se coloca sus gafas de sol—Mamá quiere que le de ropa a la hija de mi empleada. Adiós.

—Y bueno ¿Donde me llevarás ?— pregunto mirándolo.

—Iremos al mejor lugar de Los Ángeles—me sonríe, caminamos hacia su auto y subimos.

Luego de que Tom conduce un buen tiempo llegamos a un lugar que parece de esas cafeterías antiguas.

—Espero que la comida sea tan buena como el estilo de este lugar —miro la cafetería.

Bajamos y caminamos hacia la entrada, al entrar suena una campanilla.

—¿Quieres sentarte aquí?— pregunta Tom refiriéndose a un gran sillón.

—Si—asiento con la cabeza, caminamos hacia allá.

—¿Que van a querer?—pregunta la mujer sin mirarnos.

—Hola Gracie—Tom saluda a la mujer, ella levanta la vista.

—¡Hola cariño!— le sonríe ella—¿Vas a querer lo mismo de siempre?.

—Si, y a ella también tráele uno— Tom le sonríe.

—Enseguida—la mujer pone el lápiz en su oreja y se va.

—Eres un encanto con todas las mujeres al parecer—apoyo mis manos en la mesa—¿A todas las chicas las traes aquí?.

—Sabes...—él también apoya sus manos—No soy de salir con muchas chicas, creo que en toda mi vida e estado con dos.

—Eso es impresionante—lo miro—Eres popular, podrías estar con quien quisieras.

—Ese es el tema— revisa por unos segundos su teléfono—Puede que sea parte del grupo de los chicos, pero no significa que sea igual.

La mujer deja mucha comida en la mesa.

—No se si seré capaz de comer todo esto— miro impresionada la comida—Señor experto ¿con que empiezo?.

—Claramente la malteada de chocolate—me la entrega.

Le doy un sorbo, Dios, sabe increíble.

—Está buenísima— le doy otra probada.

—Ahora empieza con la hamburguesa— él toma la suya—Así tienes que agarrarla.

—Como diga, maestro— tomó mi hamburguesa firmemente y me la llevo a la boca.

—Nunca había visto a una chica hacer eso— ríe mientras se limpia la boca.

—Yo tampoco— rio dejando la hamburguesa en el plato, veo como Tom toma una servilleta y limpia mi mejilla.

—Gracias— respondo un poco impresionada por lo que acaba de pasar.

Luego de media hora nos vamos de lugar, él me lleva a casa de Darla para visitarla.

—Saluda a Darla de mi parte—dice mirándome—Ah, y volveremos a salir.

—Claro que si—sonrió—Adiós Tom.

Bajo del auto y voy hacia la puerta, golpeó varios minutos hasta que han mujer me abre.

—Busco a Darla—le sonrió a la mujer.

—Pase— me abre la puerta, subo las grandes escaleras de mármol y llego hasta el cuarto que me indicó la mujer.

Golpeó la puerta y escuchó un pase. Al entrar veo a Darla en su cama.

—Lacey —pronuncia ella sorprendida.

—¿Que te pasó?—le pregunto.

Élite: la sociedad de los chicos rebeldes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora