El mes había pasado muy rápido, en horas saldría mi vuelo y Tom no se despegaba de mi ni un segundo.
—¿Tienes que irte?—El me dijo sin dejar de abrazarme.
—Si, créeme que no quiero irme pero tengo que hacerlo—Me separé de él, me miro haciendo puchero, acaricie su mejilla y deje un corto beso en sus labios—Ya hicimos esto una vez, podremos hacerlo.
—Ya, pero es que me acostumbre a dormir contigo, ahora estaré solo.
—No estarás solo, Tessa estará contigo—Mire a Tessa—Escúchame muy bien Tess, eres la única que puede dormir con Tom, si ves a otra ¡Ataca!—Le hable, Tom río y negó con la cabeza.
—Lo bueno es que ya queda poco para terminar de grabar la película pero lo malo es luego hay que ir de país en país promocionándola.
—Pero cariño, la película no saldrá en el instante que la terminen de grabar ¿O si?.
—No—Rio—¿Tu maleta está lista?—Me preguntó, asentí.
—Hablando de eso—Sonreí inocente—puede que me haya echado algunas cosas de más—me sonrió.
—Con tal que no me dejes sin ropa estamos bien—Me dijo, le sonreí y bese sus labios.
El beso se alargó más de lo que tenía pensado, enrede mis dedos en su cabello mientras que el me apoyaba en la pared.
—¿Tienes todo listo?—Preguntó entre beso y beso.
—Mmm, si. Tenemos tiempo, no te preocupes—Le sonreí, siguió besándome...
Termine de vestirme esta vez para irnos al aeropuerto.
—¿Mejor despedida o mejor despedida?—Tom beso mi cuello.
—Bueno, las despedidas no me gustan pero si, la mejoraste—Le sonreí.
Tome mi maleta y Tom mi bolso.
—Tessa me voy, te extrañare tanto bebe, cuídame a Tom. Te estaré llamando para ponernos al día, confío en ti chica—Llene su cuerpo de besos y caricias—Adiós sofá de Tom, adiós televisor, adiós alfombra, adiós pared. Los extrañare a todos—Dije hablando a la nada.
Salí de la casa con mis cosas, subí al auto de Tom y espere a que el llegara. Arrancó el auto.
—¿Esta vez me darás esa sudadera?—Le pregunté.
—¿Quieres otra más? Ya tienes dos en tu maleta—Le hice puchero—Esta bien, pero tu también me tienes que dar algo—Lo mire extrañada—Quiero tu perfume—Le sonreí.
—Si, lo tengo aquí—Abrí el bolso donde llevaba las cosas pequeñas—Estará aquí—Lo guarde en uno de los compartimientos de su auto.
Me senté de rodillas en el auto y me incliné a darle un beso en su mejilla.
—Cariño, siéntate bien—Me regaño.
—Si papá—Le dije, sonrió y dejó su mano descansar en mi muslo.
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