Capítulo XXXIV - Sala de Emergencias.

3.5K 248 106
                                    

Narra Temo

Yo: Ya ha pasado media hora Julieta... no aparece... lo estoy llamando pero no me contesta – dije desesperado

Polita: ¡Hijo! Llamé al hotel y dicen que lo vieron salir hace unos 20 minutos – dijo preocupada

Yo: No voy a esperar más, voy a buscarlo.


Salí del kiosco para dirigirme hacia el hotel, en el camino veo algo extraño a lo lejos, parecía ser alguien tirado en el suelo. Al acercarme simplemente no podía creerlo.


Yo: ¡¡Ari!! – Dije desesperado corriendo hacia él – ¡No, no, no, no Dios mío! T-tranquilo amor vas a estar bien, vas a estar bien...


Saqué fuerzas de donde no tenía y lo cargué entre mis brazos para llevarlo con la familia.


Yo: ¡¡¡Ayuda!!! – Grité – ¡¡¡Un médico por favor!!!


Todo el mundo quedó espantado cuando me vieron cargándolo de esa manera. Polita y Audifaz me ayudaron a ponerlo sobre el suelo.


Polita: ¡Hijo! Reacciona Ari...

Robert: Polita tranquila, todo va a estar bien – dijo mientras lo revisaba – ¿Qué fue lo que pasó Temo?

Yo: Y-yo iba caminando y lo encontré tirado en la arena... así todo ensangrentado – dije mientras no paraba de llorar – No dejes que le pase nada Robert, por favor.

Robert: Tíos ayúdenme a cargarlo, Oppa llévate a todos al hotel, Francisco llame al hospital que manden una ambulancia de inmediato... Temo tienes que dejarlo por un momento...

Yo: ¡No, no, no, Robert no me voy a separar de él!

Robert: ¡Escúchame! – Gritó tomándome de los hombros – Te doy mi palabra que él va a estar bien ¿ok?... ve con tu papá.

Pancho: Vamos Temo – dijo mientras me abrazaba – Aristóteles va a estar bien.


Cuando llegó la ambulancia al hotel, lo embarcaron y Polita y Audifaz me pidieron que vaya con ellos porque era importante para su hijo.


Imelda: ¡No es momento para esas cosas Audifaz, es tu hijo! – dijo sujetándome del brazo

Audifaz: ¡Lo es, madre! – Gritó llorando – ¡Y este muchacho, ahora es como mi hijo también!

Polita: Ven Temo – dijo jalándome para que Doña Imelda me soltara.


Me subí con ellos a la ambulancia, mientras la policía se encontraba investigando en el lugar donde encontré a Ari. Durante el viaje al hospital, Audifaz y Polita no soltaban su mano derecha y yo no soltaba su mano izquierda.

Robert iba adelante hablando con los doctores del hospital más cercano para internarlo de emergencia. Una vez allí, contra mi voluntad tuve que quedarme en la sala de espera con Polita, Audifaz había logrado entrar gracias a Robert para proporcionar unos datos.


Yo: ¡Esto es mi culpa! – dije llorando

Polita: Tranquilo Temo... – Dijo llorando mientras me abrazaba – Tú no tienes la culpa de nada, eres un chavo con un corazón enorme. Mi hijo es muy fuerte, verás que estará bien... no lo vamos a perder.

El Corazón Nunca se Equivoca - Aristemo (T1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora