Mientras el cerdo andante comenzaba su viaje. Elizabeth miraba por la ventana aún no creía que por fin encontró a un pecado y no cualquiera sino el capitán.
-Meliodas.-Aquel Rubio golpeo la puerta de la habitación donde estaba ella, sacandola de sus pensamientos.
-Puedes venir un momento Elizabeth por favor-
-¡Si! Voy señor Meliodas.
La peliplata lo siguió hasta abajo y el le entregó unas ropas y ella fue a cambiarse. Se miraba en el espejo, la falda era muy corta y la blusa también, se notaba una pequeña parte de su vientre.
Salió avergonzada para que Meliodas la vea.
-Señor Meliodas esta ropa es muy...
-¡Es el uniforme de mi Bar! - dijo emocionado el Rubio con el pulgar hacia arriba mientras rodeaba a la chica admirando cada parte de su cuerpo.-Ese uniforme muestra claramente los gustos raros del capitán.- opino el cerdo mientras veía la pena de la chica en su rostro.
Meliodas alzo la falda de la chica mientras ella daba un grito y el cerdo lo regañaba.
-Señor Meliodas ¿Puedo preguntarle algo?
El rubio solo la miro esperando que ella continuara hablando.
-¿Son tan crueles los pecados capitales o es solo rumores? Y si es asi ¿Que pecado cometió usted?
Meliodas la miro unos segundos y oculto su mirada en su flequillo.
*El pecado de amarte Elizabeth* pensó para si mismo.
Asi que solo inventó unas historias loca que por supuesto Elizabeth no creyó.
El gran cerdo se detuvo y cuando freno tan repentinamente Elizabeth tropezó pero Meliodas aprovechando la situación la sostuvo de sus grandes pechos ocultando luego su rostro en ellos.
Bajaron al pueblo a comprar despensas y a averiguar si alguien sabia acerca de los pecados pero nadie sabia nada.Dentro del pueblo escucharon de parte de los aldeanos que un caballero sagrado había sellado los canales de los ríos, esos ríos eran excelentes para hacer una de las cervezas mas famosas y la que mas vendía Meliodas en su bar.
En un esfuerzo por defenderse de los caballeros todos los aldeanos se unieron para intentar sacar aquella espada pero no la movían ni un centímetro.
A Meliodas le convenía que aquellos canales fluyeran de nuevo.
-Si logró sacar la espada me daran toda el agua que necesite para la cerveza de Bernia.-Si logra sacar la espada nosotros mismos le obsequiaremos unos barriles de esa cerveza. - contestaron esperanzados los aldeanos.
Meliodas bebió el último trago de su bebida que tenía en la mano y sin ningún esfuerzo saco la espada fácilmente.
Los caballeros que estaban ahí se sorprendieron. Tomaron la espada y huyeron de ahí.
Tal como lo prometieron, los aldeanos le obsequiaron varios barriles de cerveza.
En la noche el bar se lleno todos fueron a festejar el que Meliodas los salvo de aquellos caballeros.
-Esta noche no te concentres en escuchar información de los pecados, al parecer aqui no saben de ellos. Solo atiende a los clientes - sugirió el rubio a la ojiazul.
Pero Elizabeth era tan torpe que tropezaba mucho y se sentía muy inútil.
Frustrada salio del bar y admiraba las estrellas en el cielo, se preguntaba como estaba su padre y de lo torpe que era con algo tan sencillo y sobretodo porque le fallaba a Meliodas quien le dio techo y comida y sobretodo la ayudaría en esa misión de encontrar a los pecados capitales.
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Demonio y Diosa
FanfictionEl amor debe ser el sentimiento mas puro y sincero en el mundo. Pero para nuestros protagonistas no sera así, ese sentimiento es inadecuado e incluso prohibido para ambos. Pertenecen a diferentes clanes y cada clan siempre estara en contra uno del o...