Una prueba difícil

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-Para recuperar tu poder debes enfrentar una prueba difícil.- comentó la druida pelinegra.

-Enfrentare cualquier prueba y lo lograré.- contestó Meliodas entusiasmado.

Zaneri comenzo a decir algunas palabras extrañas y Meliodas se sumergió en un sueño profundo.

En este sueño se encontraba de pie en las calles de lo que parecía ser una aldea.

Miraba a su alrededor no sabía donde se encontraba, hasta que vio el símbolo en una bandera.

-¿¡Danafor!? - se preguntó asombrado para el mismo, pues danafor hace 16 años desapareció pues el lo destruyó.

Miro sus ropas y estaba con su antiguo uniforme de soldado.

Alguien lo llamo por su nombre, el sabía bien de quien era esa voz. Comenzó a girar lentamente hacia atrás encontrándose con la reencarnación pasada de Elizabeth la que amo tanto o igual que la actual princesa de Liones.

-¡Liz!-

Aquella pelirosa le sonrió alegre. Comenzaron a charlar de muchas cosas de ellos. Todo ese sueño se veía tan real que incluso tuvo que manosear sus grandes pechos para comprobar si era verdadera, recibiendo un golpe de parte de Liz.

-¡En la calle no me toques Meliodas!- se justificó por haberle golpeado.

Vivía cada momento que paso con ella, hasta que llegó a la parte final de su vida donde la veía morir justo frente a el.

Ahora entendía todo, tenia que dominar su ira al ver morir a su amada.
Una y otra vez se descontrolaba, era obvio que no podía controlarlo.

Zaneri al ver su sufrimiento y que el no lograría superar su prueba, tocó su frente y lo devolvió a la realidad.

-¿Que? ¿Porqué me regresaste Zaneri?- preguntó Meliodas agitado y sudando viendo su alrededor.

-Te lastimarías más y es obvio que no vas a poder controlar tu ira.

Meliodas dio un puñetazo al suelo mientras se maldecía por no poder ser mas fuerte.

Elizabeth se agacho a el y lo abrazó por la  espalda.

-Tranquilo señor Meliodas nadie lo culpara, usted siempre protege a todos, no es necesario que se esfuerze demasiado ¿Si?- le habló tranquila y mostrándole una hermosa sonrisa llena de paz que solo ella podía transmitirle.

La miró detenidamente, Elizabeth ahora estaba junto a el y a diferencia de Liz y de las otras Elizabeths ella era realmente la original. El se prometió que esta Elizabeth se liberaría de la maldición.

Tomó la mano de Elizabeth que estaba en su hombro aún y la apretó fuertemente.

-Zaneri regresame, esta vez voy a superarlo.- respondio seguro aun tomando la mano de Elizabeth.

Ambos se pusieron de pie y Meliodas la miro directo a los ojos.

-Volveré Elizabeth, te lo prometo-

Elizabeth asintió feliz y sin soltar la mano del rubio este volvió a sumergirse a aquel sueño.

Zaneri no podía ocultar su enojo y celos, pues ella amaba a Meliodas pero éste sin embargo no le correspondía su amor, notaba en la mirada que se cruzaban que ellos sentían algo uno por el otro.

-¡Vuelve a tu entrenamiento Princesa!- le ordenó la druida pelinegra

Elizabeth se sobresalto del susto y soltó la mano de Meliodas. Su prueba de ella consistía en hacer florecer una semilla que estaba muerta, la cual estaba en una copa de tierra.

Demonio y DiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora