Una vida eterna a tu lado

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-¿Vida eterna a tu lado?- pregunto la ojiazul sorprendida.

-Tu maldición fue impuesta por tu madre la deidad y solo ella puede removerla. Pero al tener él mismo nivel de magia que ella ahora, puedo modificar la maldición. Como sabes yo tengo vida eterna y ahora debo ser él rey demonio. Pero solo para cumplir la promesa que te hice a ti y zeldris.- contestó el rubio quien tomaba aun la mano de su amada.

-¿Que le prometiste a Zeldris?- pregunto Elizabeth.

-Regresarle a Gelda- contesto sin mas.

-¿Gelda? ¿Aun vive en aquel sello?- pregunto asombrada Elizabeth.

-Si, pero primero debo detener esta guerra.- hablo de nuevo muy seguro.

-Si, yo te acompañare Meliodas,- respondió tomada de la mano de su rubio amado.

Meliodas asintió feliz, le dio un fugaz beso en los labios y juntos emprendieron vuelo.

No había mucho que arreglar, nadie queria enfrentarse al nuevo rey demonio. Le dio a Elaine una larga vida al devolver él alma que melascula corrompió, ahora su mejor amigo y su amada estarían juntos.

Con Arthur fue lo complicado, estuvieron por días sacando su alma de aquella espada y gracias a una gran combinación de merlín y Elizabeth Arthur regresó sano y salvo.

Los arcángeles abandonaron el cuerpo que habian tomado, y regresaron a sus sellos. Liones y camelot eran reconstruidos poco a poco.

Meliodas libero a Gelda de su sello y pudo reunirse con Zeldris de nuevo, comenzando así a vivir juntos.

Pero no todo era paz y felicidad. Meliodas y Elizabeth debieron separarse. El tenia un poder muy Poderoso y debia Estar en él inframundo él lugar donde residían los demonios, junto a los mandamientos a los cuales pudo volver a la vida y mantenerlos a raya en sus dominios.

Elizabeth se mantenía ocupada ayudando a la restauración de su reino pero en las noches pensaba mucho a su rubio.

No podía hacer nada para cambiar su destino, al menos Meliodas no volvería a verla morir y ella tenia intacta sus memorias.

Había pasado un mes desde que la guerra terminó, Pero Elizabeth de pronto comenzó a sentirse mal.

Comenzó con dolores de cabeza. Luego se mareaba, tenia varios malestares muy extraños y la única que sabia era Merlín

-Creo que se que ocurre hermanita.- hablo Merlín mientras terminaba de revisarla.

-¿Que sucede conmigo? - pregunto temerosa.

-Esperas Un hijo de Meliodas- contestó a secas Merlín con una ligera sonrisa en su rostro.

Elizabeth soltó algunas lágrimas de felicidad.

-Debo decirle a Meliodas- habló muy feliz.

-Te llevaré a él pero debes cubrirte con un ark, la atmósfera del inframundo te puede dañar y solo sera unos segundos. Pedirás hablar con Meliodas y los teletransportare fuera de ahi.-

Elizabeth asintió, un gran ark se formó alrededor de ella y en segundos estaban frente a Meliodas.

-¿Elizabeth? ¿Que haces Aquí? Sal de inmediato te afectara él ambiente.- hablo preocupado meliodas.

-Te veo a las fueras del inframundo- contestó rápido Elizabeth saliendo de inmediato de su vista.

Él sin dudar agitó sus imponentes alas y comenzó a volar hasta donde su amada diosa le comento. Llego pronto a ella, estaba sentada en una colina mirando el paisaje. Él ocultó su gran poder, aún se le hacia difícil manejarlo pero debia hacerlo para hablar con Elizabeth, tenía ya él mes que termino la guerra y no la habia visto.

Demonio y DiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora