🙂☹☹☹

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Tenía razón; los labios de Minghao eran suaves y perfectos. Verlo recostado entre la oscuridad de su habitación, con sus lindos ojos cerrados y su boca abierta mientras emitía leves gemidos era la imagen perfecta para incitar a Jun a saborear cada parte de su delgado cuerpo, desde el cuello hasta el tobillo, ni siquiera importándole dejar alguna marca evidente, despues de todo solo Jun tenía el derecho de mirar ese precioso cuerpo. Minghao era suyo.

Sonrió cuando el chico entreabrió los ojos dejándole ver ese destello castaño ¿Cómo evitar caer ante él? Descendió hasta cubrir los labios de Minghao con los suyos, disfrutando de ese suave tacto y envolviéndolo con algo de desespero, porque al ser Minghao nada en Jun se sentía tranquilo. Mordió con interés el labio inferior jalando un poco de él aun con aquella sonrisa que se prolongaba cada segundo, se sintió orgulloso de alejarse y notar el rostro del mejor completamente sonrojado, pidiéndole más solo con la mirada.

Cerró los ojos y cuando los volvió a abrir su lindo chico había desaparecido, encontrándose ahora sobre su maestra y esa sonrisa que siempre le dedicaba.

Despertó agitado, sudando y con su erección ahora muerta despues de haber logrado levantarse sin que Jun estuviera consiente. Vaya forma de arruinarse el sueño. Lanzó una almohada con fastidio hacia la pared dándose la vuelta sobre la cama. ¿Ahora cuanto tenía que esperar para volver a tener un sueño húmedo con el chico? ¡Él apenas había comenzado! Ni siquiera tuvo tiempo de tocarlo como deseaba.

Se sentó en la cama y se quedó viendo aquel rincón oscuro de su habitación sintiendo la soledad escocer en su espalda. Inhaló profundo y soltó el aire con un suspiro. 

Íntimo [JunHao]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora