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La mano de Minghao encajaba perfectamente con la suya, el cuerpo delgado cabía en su pequeña cama aún cuando él estaba en ella, su cabello sedoso era la almohada indicada para su mejilla. Todo en Minghao estaba hecho a medida, una regla indicada para Jun. Sus labios encontraron principio en los ajenos y final en las finas manos, un recorrido lento y pausado sintiendo la tersa piel. ¿Que mejor que eso?

Entrelazó sus manos con la intención de no soltarlo nunca. 

Sus pestañas bajaron lento como en una ensoñacion y para cuando volvieron a subir los ojos oscuros lo llamaron, él los siguió dejándose guiar hasta encontrarse por fin ¿se podía estar tan cerca de una persona? ¿Se podía sentir tan íntimo? Era cálido.

Jun no lo había entendido hasta entonces. Él no lo comprendió en un principio. Minghao nunca fue para ser desechado, no era algo para usar una vez y tirar, tampoco como para destruir y olvidarse de él.

Minghao fue especialmente para Jun. Una disculpa de la vida hacia él, una recompensa por haber soportado. O quizás Minghao solo era lo único bueno que tendría en su vida.

Era suyo.

"¡Junnie!" Sus ojos se abrieron de golpe ante el grito femenino. Su primera reacción fue cubrir a Minghao con las mantas. "¡Juuunnie~! "

Maldita fuera su estúpida profesora.

"Quédate aqui" Le ordenó a Minghao justo antes de levantarse.

"¿Quien es? " El menor se apresuró a preguntar tomando de la mano a Jun.

"¡Jun! ¡Abreme! " Ella estaba borracha.

Miró hacia el pasillo sin poder ocultar su preocupación, no era bueno, nada bueno. Regresó su rostro a Minghao y se arrodilló frente a él empujandolo de vuelta a la cama.

"Quédate aquí" Ordenó de nuevo acercándose de golpe para besarlo. "No es asunto tuyo"

Salió de la habitación cerrando la puerta detrás de él. Corrió por el pasillo hasta la puerta principal que estaba siendo golpeada con insistencia, tomó la perilla y la abrió solo un poco empujando el cuerpo femenino que estaba dispuesto a entrar para que no pudiera pasar al Departamento. Cerró la puerta detrás de él y miró a la dama de frente.

Ella se tambaleaba de un pie a otro meciendose mientras que su ropa y aliento desprendían el fuerte aroma a alcohol.

"Hey, cariño" Canturreó la maestra con una temblorosa sonrisa. Su ropa estaba desaliñada y su cabello despeinado. "¿Porque no me dejas pasar? Es Navidad amor, vine a pasarla contigo, es tu regalo súper especial"

"Por favor... Está haciendo un escándalo" Dijo tratando de ser silencioso. "Regrese a casa y... "

"Mi vida, pero si mi casa eres tú" Ella se dejó caer contra Jun quien solo pudo sostenerla, los delegados y femeninos brazos enrollandose en su cuello. Olía demasiado a alcohol. "Dejemos todo por esta noche y solo vamos a amarnos, lo merecemos"

"Está ebria, por favor regrese a su casa" Jun intentó quitarsela de en cima.

"No, me quédate contigo porque es a quien amo" La mujer lo obligó a mirarla y sus frentes chocaron. Una sonrisa apareció seguida de un intento de beso.  "Besame bebé, olvidemos todo"

"Por favor... Solo... " Logró escapar de su agarre. "Regrese a casa"

"¿No lo entiendes Junnie? " ¿Entender que? "Tù eres mi casa, eres mi todo" Ella sonrió estirando los brazos y acercándose poco a poco  "Tu eres mío"

Y por primera vez la empujó lejos.

Él no era suyo.

Apretó los dientes mientras que su pecho se contraía, un grito se quedó dentro de él y el dolor de cabeza se hizo presente de inmediato. Quería vomitar, quería escupir. Su cabeza se convirtió en más,  cada una lanzando un grito al aire mientras que las paredes comenzaban a dar vueltas a su alto rededor, de pronto ya no podía distinguir el suelo del techo.

¿Todo por solo unas palabras?

La dama se puso de pie (¿cuando había caído?) e hizo un puchero antes de dar la vuelta e irse.

Jun solo entró al departamento y se dejó caer sobre el sillón.

Nada podía ser bueno.

Íntimo [JunHao]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora