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Enséñame una mala palabra. — Pidió Minghao una tarde cuando Jun luchaba contra no dormir, su trabajo a veces era agotador. —Aunque sea una leve.

Elevó el rostro hasta encontrarse con las lindas facciones molestas de Minghao, la examinó por largos segundos hasta que suspiró y se impulsó sobre sus brazos para poder mantenerse lejos de la mesa, o al menos dejar lejos su frente de ella para no volver a medio dormirse frente al muchacho.

—¿Me dirás una mala palabra?— Preguntó Jun a lo que Minghao negó. —¿Entonces para que la quieres?— El niño se encogió en hombros. —Hay muchas groserías que podría enseñarte, pero no sé cuál es la indicada. No es lo mismo decir puta que decir idiota.

El chico guardó silencio por varios segundos corriendo su vista del suelo hasta el diccionario y despues de regreso. Jun trató de leer algo invisible, una pequeña señal que lo guiara a la verdad del porque un niño tan cohibido quería aprender una mala palabra. ¿Solo rebeldía? ¿Un abusador en clases? Ciertamente a Jun no le importaba demasiado, de todos modos se la enseñaría.

Mi hermanastro solo habla coreano, no tiene caso responderle si no entiende lo que digo.— Murmuró Minghao. Jun suspiró, así que era solo una pelea entre hermanastros. Que poco interesante. —Él no usa malas palabras así que no se ninguna...

—Oh ¿Qué te dice, entonces?— Preguntó Jun adormilado. El niño se quedó en un largo silencio. —No tienes que...

Quiere que yo regrese a china— Respondió interrumpiendo a Jun. —Me detesta, no me quiere aquí, y sus hermanos menores tampoco, siempre le recuerda a mi padre que yo nunca voy a poder adaptarme. Incluso comienza a convencer a mi madrastra diciéndole que no tengo amigos.

Jun selló sus labios, lo que menos quería era empatizar con el niño, ya tenía suficiente con querer cogérselo, profundizar en sus problemas era algo que no debía estar en sus planes. Desvió la mirada tomando el diccionario dispuesto a remarcarle palabras mal sonantes en él, sabiendo que se encontraban ahí varías que podría usar. Quizás a Minghao solo le bastaría usar la palabra "cállate" pero si el chico quería una grosería no había mucho que hacer.

—Llevas una semana, ya te adaptarás— Fue lo que dijo cuándo le regresaba el diccionario. —Mejoras más rápido de lo que crees.

Mis padres parecen no notarlo.— El chico bajó la mirada con el libro entre las manos. —Es difícil hablar con mi madrastra, por eso mi hermanastro tiene siempre la ventaja, él puede comunicarse con facilidad.

—Podrás hacerlo tú en algún momento...

Ese momento está tardando.

Jun torció los labios.

—Entonces deja de hablarme en chino y practica tu coreano...Mocoso idiota.—Lo último lo murmuró con molestia, dejando caer su torso sobre la mesa. —Si quieres a alguien que enseñe más rápido búscalo tú y deja de molestarme, no estoy de humor para escuchar problemas ajenos.

El silencio reinó por largos segundos en la biblioteca, jun comenzando a sospechar que no recibiría respuesta.

Perdón, no quería molestarte...

—Ah ¿actúas así con todo el mundo?— Dijo con los ojos cerrados. —Si es así ya sé porque tu hermanastro se aprovecha de ti. Tienes que enojarte y decir lo que piensas, no es solo el idioma, si bajas la cabeza apenado todo el mundo entiende que eres débil.

¿Qué debería hacer?

—Dime todo lo que quieras decirle a tu madrastra o a tu hermano y lo traduciré para ti, es una buena forma para practicar tu pronunciación.

Entreabrió el ojo con curiosidad siendo capaz de ver aquella bonita sonrisa que apareció en los labios de su alumno. Minghao se apresuró a escribir. 


...

Actualizo cada vez que no hay nubes ni estrellas. 

Ah, yo, justificando mis actualizaciones constantes.

Íntimo [JunHao]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora