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Minghao se veía tranquilo mientras dormía, descansando sobre la cama de Jun y con apenas una manta cubriéndolo del frio, sus finos labios entreabiertos y sus parpados abajo era una imagen encantadora entre la oscuridad del curto, desentonaba por completo. Minghao era un ángel descansando en el limbo, a punto de caer directo al infierno.

Acarició su mejilla con cuidado de no despertarlo, su mano recorriendo su rostro hasta apartar un par de mechones que se colaban por ahí. Ojala pudiera quedarse asi por siempre y olvidar cualquier cosa del mundo, olvidarse incluso de él mismo o de que Minghao era una persona y no un... algo. ¿Por qué no podía solo desaparecer del mundo con la bella imagen del chico impregnada en sus ojos?

Antes de que pudiera pensar en algo más llamaron a su puerta. Intentó ignorarlo varios segundos, pero fue un poco más insistente, tanto que Minghao se quejó un poco de ello aun dormido. Se levantó sin interés con los pies descalzos, le dio una última mirada al chico y salió del cuarto directo a la entrada principal.

Abrió un poco la puerta para asomarse, y el cabello largo le dio el aviso para que se apresurara a volver a cerrarla.

—¡Jun!— Era su profesora. —¿¡estas bien!?— Ella intentó entrar, sin embargo Jun logró mantener la puerta apenas un poco entreabierta, sin dejarla pasar. —Me han dicho que no has ido a clases y faltaste el viernes pasado.

—Estoy enfermo.— mintió. —Es contagioso.

—¿enfermo? ¿Por qué no me llamaste?

—Mi celular no funcionaba bien.

"Solo vete" pensó.

—Estaba preocupada ¿Por qué no me dejas pasar? Hablemos un rato y...

—Mi casa está desordenada.

—Vamos, Jun, solo déjame ver que estas bien.

Se alejó de la puerta con algo de frustración y la mujer solo entró sin más, dándose a si misma permiso y cerrando detrás de ella. Dios, Jun la detestaba tanto que poco le faltaba para tomar cualquier cosa y lanzársela para que se fuera. Su maestra siempre fue persistente. Extendió sus brazos y se mostró, dejándole en claro que ahora ya estaba bien –aunque siempre lo estuvo- para que se fuera.

—Mañana regresare a clases.— Aclaró para tomarla de los hombros y darle la vuelta. —Estoy bien.

—Te dije que quería hablar— Ella dio la vuelta, sentándose en el sillón tan pronto como pudo. —Es sobre la vida escolar, no personal.

"Igual no eres parte de mi vida personal."

—¿Qué es?

—Es sobre Minghao.— Jun giró los ojos inconscientemente hacia la habitación, preocupado de que este se despertara. —Minghao es tu alumno.— Le recordó como si Jun hubiera olvidado el nombre.

—¿Qué ocurre con él?

—Es lo que quiero saber. Sus calificaciones han bajado demasiado y según sus profesores le es muy difícil hacer amigos, él solo le habla a un chico de su clase... y su madre está muy preocupada.

—¿no habla con nadie?

—No...Solo contigo y con su compañero.— Jun casi sonríe, el pensamiento de tener a Minghao solo para él haciéndose curiosamente placentero. —Me gustaría ayudar con él, debe ser una carga para ti.

—No me molesta.

—Te quita demasiado tiempo y...

—Él no me quita tiempo, se lo doy porque somos amigos.

—Lo se, pero quizás Minghao deba pasar más tiempo con otras personas. — ¿a que venía todo esto? Jun dudó, mirándola directamente, esa pequeña mentirosa encogiéndose en hombros. Apareció un sonrojo sobre sus mejillas y tomó la mano de Jun, jalándolo hacia ella. —El solo es un alumno... ¿Por qué le das más tiempo que a mi?

Asqueroso.

—¿a qué te refieres?— Preguntó sin querer saber.

—Ya no estamos tanto tiempo juntos, creo que fue un error darte como alumno a Minghao... Te quiero de vuelta solo para mi.

Jun realmente la detestaba.

—Fue tu idea, yo jamás pedí un alumno.

—¡Lo se! Fue mi culpa, no pensé que absorbería todo tu tiempo.— La mujer se abrazó a Jun en busca de cariño, y él, controlando su alborotado interior acarició su cabeza. En realidad quería golpearla lejos. —Te extraño.

—Minghao es mi responsabilidad ahora.

—Puedo dejárselo a alguien más...

"No, yo lo quiero" quiso decir.

—en realidad es difícil que él se adapte, yo tarde para que se acostumbrara a mi.

—Eso no importa, puede hacerlo.

—¿Qué tal si no?

—¿te importa más él que yo?— Ella encajó sus ojos en Jun. —Me duele cuando lo prefieres a él y no a mí, se supone que yo debería de ser tu prioridad.

Jun desvió la mirada, observando sus manos. Suspiró y cerró los ojos por segundos.

—Eres mi prioridad.— él casi se mordió la lengua. —Pero ahora tengo que ser responsable de Minghao, no debo dejarlo hasta estar seguro de que él pueda valerse por si mismo. Él es un buen chico y necesita ayuda.

La mujer hizo un puchero y tomó a Jun de los brazos jalándolo hasta que pudo tocar sus labios.

—Eres una gran persona Jun... Realmente me gustas.

—Ve a casa ahora.

Ella negó pasando sus delicados brazos sobre los hombros de Jun. La mujer se acercó a susurrar.

—¿Por qué no me llevas a tu cama? Tenemos algo de tiempo.— Ella se acercó más. —y aquí no tenemos por qué ser silenciosos.

El corazón de Jun saltó en pánico. ¿Qué pasaría si Minghao lo viera? El chico no necesitaba saberlo, nadie en realidad lo hacía, de hecho, Minghao no se merecía estar en una situación así, era culpa de Jun. Torció los labios y pensó por un largo momento mientras que su querida profesora comenzaba a repartir suaves y asquerosos besos alrededor de él.

—Mejor...— Le murmuró. —Dejame recompensarte el hecho de que te he dejado un poco abandonada. — intentó hablar con cariño alejándose un poco de ella para sonreírle. —Vamos a cenar afuera, lejos para que nadie nos vea juntos, solos, en un lindo lugar... tan lindo como tú.

La mujer lo miró largamente hasta que una sonrisa apareció en su rostro, levantándose de inmediato del sillón y tomando la mano de Jun caminó hasta la puerta dando como aceptada la petición.

Bien, ahora dejaría a Minghao solo. Bien hecho Wen JunHui. 

Íntimo [JunHao]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora