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Llovía con fuerza, agua azotaba las ventanas de la biblioteca y fue por eso que Jun esperó a Minghao frente a ellas, queriendo ver la lluvia escurrir por el vidrio. Casi nadie se había atrevido a salir de sus casas, porque claro, eran chicos grandes, pero aguantar el tráfico o manejar con las calles repletas de agua no era del gusto de nadie. Aunque en la biblioteca esto no se notaba, ya que seguía tan solitaria como siempre. Era un lunes demasiado triste.

—Hoy... llueve demasiado fuerte.— Escuchó la vocecita tímida de Minghao en un buen coreano. Jun sonrió de lado dejando caer el brazo que sostenía su cabeza, sin ganas de siquiera moverse, él no se esforzó en mirar al chico.

—Lo sé.— Respondió Jun.

—¿te gusta?

—A la gente le gustan los días lluviosos.

A mí no.— Jun giró con curiosidad quedándose casi helado al ver al lindo chico con un horrible hematoma en el pómulo derecho. —Siempre me sentía solo cuando me quedaba en casa por la lluvia.

—¿Qué mierda te ocurrió?— Preguntó sin pensarlo bien pareciendo realmente preocupado. Se levantó de su asiento y caminó hasta el chico tomándolo de ls mejillas para revisar el golpe. Genial, su preciosa cara estaba arruinada.

Me caí allá afuera.

—¿quieres que yo piense que eres estúpido? Al menos inventa algo bueno.

Pelee con mi hermanastro.

—Digamos que defendiste a un pobre niño indefenso de ser golpeado por un gran hombre abusador.— murmuró Jun pasando el dedo sobre el golpe con sumo cuidado. —¿es por esto que tardaste tanto en venir?

No— Respondió Minghao. —El tráfico era horrible.

Jun hizo que se sentara revisando de nuevo el golpe. No había mucho que él pudiera hacer, quizás cubrirlo con maquillaje o algo parecido para que el recuerdo del rostro de Minghao no se fuera de su mente. No sentía ningún interés en una visión del niño como esa, de hecho, le causaba cierta molestia ver el precioso rostro arruinado por su estupidez o por la de alguien más.

Idiota— Murmuró con coraje sentándose a su lado, cruzando sus brazos sobre su pecho. —Mereces otro golpe donde no se vea.

Hablas demasiado rápido como para entender.

—Te detesto por arruinar tu hermoso rostro.

Minghao se sonrojó, y ese color rojizo se asomaba por debajo del morado. Bien, Minghao era bonito incluso con aquel gran golpe, jun suspiró con fuerza, en realidad el niño le gustaba demasiado. 

Íntimo [JunHao]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora