Íntimo [JunHao]

❤☹☹☹

Era viernes, aquel día en el que vería de nuevo a su profesora detestada. Se perdió en la lectura durante algunos segundos cuando Minghao intentaba descifrar si estaba haciéndolo bien o fracasaba, Jun ni siquiera se esforzó e aparentar, él estaba notoriamente distraído. En definitiva detestaba los viernes, siempre con el deseo de faltar a clases o de solo irse escapando de la profesora. Cerró los ojos con fastidio mordiéndose el labio inferior.

—¿te sientes bien?— Preguntó Minghao a lo que Jun solo asintió. —¿estás seguro?

—Lo estoy— abrió los ojos encarando al chico, este regresando a su lectura de inmediato. —¿tenías muchos amigos en china?

El niño levantó la mirada de nuevo algo confundido, quizás procesando la pregunta de Jun. Hubo un largo silencio entre ellos dos. Jun solo tenía curiosidad, quería distraer su mente por un largo momento antes de llegar al final del día. Minghao bajó el libro dejándolo sobre la mesa.

—Sí, tenía muchos. Pero ninguno me ha llamado desde que me mude.— El niño bajó la mirada hasta el suelo. —Y dejaron de responder mis llamadas.

Oh, así que Minghao conocía lo que realmente significaba un amigo. Ellos solo estarían para los buenos momentos que pudieran pasar juntos, que ambos pudieran disfrutar, en cambio, se iban cuando ya no tenías nada que entregarles. Una verdad que no muchos aceptaban. La amistad era comprada, aunque no con dinero, era adquirida respecto a lo que cada persona necesitara.

—Ya conseguirás nuevos.— Dijo sin darle importancia al semblante triste del chico. —De cualquier manera ¿para que necesitas amigos de los que no puedes recibir nada?

—¿Qué obtienes de mí?— Se apresuró a preguntar Minghao.

—Nada aun.—La mirada del niño cambió por completo, como si algo lo hubiera asustado. JunHui se burló de eso. —¿Qué me darás a cambio? Ayer acordamos que somos amigos.

—¿Qué quieres?

JunHui se inclinó un poco más cerca de Minghao con media sonrisa dispuesto a juguetear un poco.

—Dame un beso.

Minghao retrocedió un poco sorprendido, con sus lindos ojos bien abiertos por la sorpresa. Jun se mantuvo por un largo rato cerca, sabiendo que aquel beso no llegaría y que el pedido era nada más para alarmar a su nuevo amigo. Cerró los ojos exhalando una risa y se alejó regresando la mirada a la mesa buscando el libro que Minghao había abandonado.

Observó la hora ¿Por qué el día no podía ser mucho más largo?

—¿Te preocupa algo?— Preguntó Minghao, tal vez notando su insistencia en no perder de vista el reloj.

—¿aparte de que me has rechazado un beso? Umm... Nada.

—No te creo...— Minghao bajó la mirada.

—¿Qué? ¿crees que no puedes ser la razón de mi malestar?

—Realmente pareces consternado.

Que mal, Minghao podía verlo. Jun bajó la mirada y se mordió el labio. Que fácil fue descubierto, quizás si hubiera intentado ocultarlo un poco no estuviera siendo descubierto como agua cristalina. Él no diría nada, estaba dispuesto a tomar sus cosas y solo irse, sin embargo, justo antes de que si quiera lo intentara escuchó la silla del niño moverse y unos cuantos pasos hacia él. Entonces Minghao solo lo abrazó, como quien intenta protegerlo.

Dios, que niño tan más detestable. Jun se dejó caer contra su toque.