En modo de defensa©

13.- Cantar

-Adam bésame - le pidió cerca de sus labios, una vez adentro de su cuarto

-Jade, no, no quiero presionarte, no quiero que sea así -  le pedio Adam tomando su cara entre sus manos, cosa que le confundió un poco a Jade, cualquier hombre estaría dichoso de que lo invite a un cuarto una mujer.

- Shhh - lo miro directamente a los ojos poniéndole su dedo índice enzima - No quiero que pase hoy - río - solo quiero saciar mi sed de tu boca

Adam la miro por unos largos segundos analizando lo ocurrido, la acerco a ella y la beso fuertemente, poco a poco fue bajando la intensidad del beso terminando por morderle su labio inferior, provocando que Jade soltara un gemido, avergonzada levanto la vista, no era costumbre de ella gemir pero Adam causaba un cosquilleo y un deseo que ya no quería evitar, o que ya no creía poder evitar, él causaba en ella cosas tan indispensables que ya no quería hacerse la fuerte ante aquel sentimiento. Adam le devolvió la sonrisa depositándole un beso en su frente, la miro atentamente sin pestañar, para decirle – Entonces no perdamos más tiempo.

Le sonrió con malicia separándose, Adam fue al baño murmurando algo que no alcanzo oír, se acerco al espejo para desmaquillarse, una vez que él salió fue su turno, hizo sus necesidades, se cambio de ropa poniéndose un pijama que constaba de una polera manga larga y unos short.

Cuando salió, Adam estaba en una esquina de su cuarto con los brazos cruzados, su pelo estaba más alborotado, poseía una sonrisa traviesa, y solo llevaba su bóxer, el resto de su ropa estaba doblada sobre su escritorio. Jade sintió como sus hormonas se activaban, para ella era tan sexy, era un dios griego sacado de un libro, se le seco la boca y sintió una enorme sed por ser tocada por él.

Se sentía estática, incapaz de moverse, pero eso no fue problema Adam lentamente se fue acercando hacia ella, acorto la distancia pegándola a él besándola suavemente, Jade lo rodeo con sus brazos para evitar separarse, ya no lo quería lejos. Comenzó a caminar con ella despacio hasta que sintió como su cuerpo tocaba su cama, Adam estaba sobre ella sin dejar de besarla, ya no le importaba nada si entraban a su cuarto o llamaba alguien podían irse por donde vinieron.

Cada roce de su boca la hacía estremecerse, la  tocaba con dulzura sin propasarse haciendo que con cada caricia se sintiera mas llena, mas suya, Adam sin tocarla la tenia hechizada, ya la había hecho suya un millón de veces sin tocarla realmente. Un deseo despertó aquel hombre en ella, se separo un poco de él quedándose sentados, lo miro fijamente no quería perderse ningún detalle, se saco la parte superior del pijama quedando solo con su sujetador que era rojo de encaje, las mejillas de Adam se encendieron y sus ojos se tornaron de un verde azulado además de un brillo especial que no había reconocido en él antes.

Se dio vuelta quedando ella sobre él, sonrió con malicia, Adam estaba a merced de ella, se volvió acercar lentamente, manteniendo la expectación, al sellar el beso sintió una descarga eléctrica que al parecer no solo lo sintió ella, ya que escucho a Adam gemir sobre su boca, algo que la fasino completamente, ademas de que el roce de su piel caliente le producía un hormiguero amigable en su interior y su lengua jugaba con la de ella pidiendo cada vez más.

Quería saciarse de su boca, deseaba no necesitarlo pero a quien engañaba Adam Fols cada vez iba entrando más profundo a su piel, Adam no era Nill, él era distinto, tanto que ni en un millón de años hubiera sentido lo que siente hoy por Nill, era la primera vez que agradecía que la hayan engañado.

Siguieron besándose con ternura pero a medida que sus cuerpos les exigían más aceleraban conforme a esa necesidad que se alojaba en ellos, pero llegaba el momento de pensar en frio cada vez que las cosas empezaban a subir de calor y así se les fue la noche.