Pasándole la última maleta a Beca con una sonrisa temerosa, Jade se dirige al salón.
Ya está, hora de volver a casa, a su casa. Comenzar con la especialización de su carrera, una elección que viene pensando hace ya bastante tiempo pero aun así no ha hablado de ella.
Bueno, nada será tan malo entre este con Adam ¿Verdad?
Su familia ya la está esperando, despidiendo entre algunas lágrimas a su novio. ¿Tanto lo habían querido en este tiempo? Desearía quedarse más tiempo, jugar con las gemelas, salir de compras con Lana, mostrarle aquellos lugares que Adam no conoció, pero debe volver, le guste o no.
—Gracias por volver mi niña —Nena, la abraza tan fuerte que teme por unos momentos quedarse sin oxígeno, pero entiende a esta mujer, es su segunda madre— Te extrañare tanto
—Volveré antes de que te des cuenta —ríe dándole confianza.
Su par favorito de sobrinas, le abrazan a una pierna mientras lloran desconsoladas, pidiendo a gritos que no se valla. Más que enternecerle la imagen le causa dolor, no quiere alejarse.
James es el siguiente en robarle un abrazo de despedida. Como quiere a su cuñado y lo odia a la vez, después de amenazarlo que pare con los comentarios sobre su vida personal, lo deja ir, aunque algo le dice que no le hará caso.
Lana es la más contenta y a la vez histérica del hogar, ríe porque se liberó, camino con la frente en alto y ella estuvo para ver su transformación, pero la extrañara.
Jade también, después de todo, Lana es su mejor amiga, su hermana, ella nunca la defraudara y ambas lo saben.
Al abrazar a sus padres ya no logra contenerse, derramando aquel líquido salado por sus ojos. Durante su estancia fue un caos, en parte por Adam y aquella boda, pero en el fondo saben que todos lo disfrutaron.
Su madre insiste que vuelva embarazada y con un anillo en su dedo, tan alto que jura que si Adam no lo escucho es por sordo.
Prefiere reír con ella, aunque no la entiende, hacía poco le pedía cuidarse y luego quiere nietos.
Pero presiente que es por conocer a Adam, sabe que es un buen chico, algo impulsivo pero es porque la ama.
Promete hacerle más visitas, claro junto con Adam, solo de esa forma la dejan irse en el coche.
Thomas es otro que se ve melancólico de camino al aeropuerto, insiste en que Jade le cante de camino y ella sin duda lo complace, es su familia y aunque no vio a su hijo le gusta saber que va creciendo bien.
—No puedo creer que me hicieran llorar —comento Adam mientras caminaban dentro del aeropuerto, con una mano acarreando su maleta y con la otra entrelazada a Jade.
—Lo hicieron —le dijo divertida, quien estaba en la misma posición que Adam— Es porque te quisieron.
—Yo también a ellos —dijo suspirando, y sonriendo de medio lado— A todo esto… tenemos que hacerle caso a tu madre —dijo Adam deteniéndose y mirándola fijamente— Debemos volver con un niño en esa pancita y un anillo en ese dedo.
Jade rodo los ojos cansada de aquella conversación. Si le hubieran pagado por cada vez que Adam o alguien insinuaba aquello, seria rica.
Le soltó la mano a Adam y comenzó a caminar con su maleta sin mirar atrás. Se cansó, pero claro Adam estaba encaprichado con ser padres y nadie aparentemente le haría cambiar de opinión.
Lo escucho gritar su nombre un par de veces, mas no hizo caso. No era el momento ¿Tan difícil era entender aquello?
Abordo al avión sola, pues Adam se había quedado atrás de ella con varias personas de por medio, lo vio de reojo asegurándose que embarcara con ella.
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En modo de defensa©
General FictionSolitaria, callada, encerrada en su mundo pues no era necesario ni quería sociabilizar, hasta que un día su madre la llama con una sorpresa, su ex novio se va a casar con su ex mejor amiga y debe estar allá al final del semestre para la boda. Frustr...