Capítulo 11

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La rutina volvió a ser la misma, aunque la pesadilla del ángel cada vez era peor, no sabia el porque, además de que no había recibido carta alguna de mis padres, Sebastian dice que están bien pero siento que me oculta algo...

-Señorita ¿se encuentra bien?

- si, Sebastian no te preocupes...

- ¿Quiere tomarse el día?, no ha dormido bien últimamente seria mejor que descansará por hoy.

- no lo sé...- comí otro bocado de mi postre - tomare tu oferta -talle mis ojos -

El solo asintió y se retiró, los chicos estaban desayunando conmigo pero no han dicho nada solo me observan con preocupación, ¿tan mal me veo?.

En cuanto el sueño... Pesadilla, el ángel me seguía,   llegaba a una extraña sala y de repente me atrapaba impidiendo que respirará, a veces solo me asfixia, otras veces veo que mata a algún ser querido y otras... Destroza a Sebastian frente a mis ojos ya sea en su forma humana o en la original, esto último en especial provoca que termine llorando. Todo empeoro desde que fui a la mansión Spence y Ashelia al despedirse me susurro..

"Tu demonio no siempre te protegerá pequeña impura"

Me asustó un poco, no se si fue por que sabe que Sebastian es un Demonio, una broma de mal gusto o si trataba de ofenderme.

He terminado ya el desayuno pero aun sigo en mi lugar, los chicos se retiraron a hacer sus respectivas tareas, solo observó a Sebastian quien recoge los platos vacíos y los coloca en el carro comedor.

- Señorita intente dormir yo me encargo de la mansión. -me sonrió... ¿sinceramente?

- Sebastian quieres decir que los chicos y tu se encargan de la mansión... - suspire y bostese.

- si, valla a su habitación, le ayudare a cambiarse después de dejar esto.

- De acuerdo...

Se retiró, me levante y me  dirigí a mi habitación un tanto lento mientras observaba mi hogar, un retrato de mis padres conmigo recién nacida cuelga en el pasillo de camino a mi habitación, me quedado viéndolo...

¿Realmente se aman?...supongo que si, de no ser hací  porque me tendrían, ¿cuanto les habrá llevado?, por lo menos ¿existe el amor? y ¿como se si amo a una persona?.... o puede que solo sea un apego provocado mentalmente, se que se genera en el hipotálamo por segregación de dopamina, ¿que se siente besar?, ¿por que dicen que los besos tienen sabor?

- Tal vez porque son una forma de saborear un alma...

- me sobresalte - Sebastian ¿cuanto?...

- desde que pregunto  de la existencia del sentimiento.

-suspire- me siento patética.

- son preguntas normales Señorita.

- ten en cuenta que ni siquiera se lo que soy.

- usted es la condesa Phantomhive, hija de Ciel Phantomhive y Elizabeth Essel Cordilia Midford, futura dueña de la compañía Phantom, heredera del puesto del "El Perro Guardián de la Reina" y mi ama.

- sonrei- si querías levantarme el animo, lo lograste pero te equivocas en  algo, tu verdadero amo es mi padre no yo.

- si  es así no debería de darme ordenes Señorita.

- Tal vez pero creo que ya tengo la costumbre.

- Bien... Sera mejor que valla a descansar.

- de acuerdo.

Caminamos a mi habitación, entramos y Sebastian empezó a desvestirme hasta quedar solo en prendas intimas. Me mire al espejo pensativa del porque dejo que Sebastian me vea de esta forma...costumbre... O mas bien confianza. Me colocó mi bata para dormir y me senté en la orilla de mi cama.

-Sebastian  ¿puedes traerme un libro?

-claro Señorita, con su permiso.

Se retiro, me acomode en mi cama para que pudiera leer, Sebastian regreso con el libro de "Historias Sobrenaturales" que solía leer de pequeña, no fue publicado pero el autor era amigo de mi padre y le regalo una de sus 5 copias. No dormí pues me entretuvo el libro  a cierto tiempo Sebastian me trajo chocolate caliente y galletas, el clima esta lluvioso.

-Señorita la comida esta lista - Víctor hablo desde fuera.

-De acuerdo, gracias Víctor.

Escuche sus pasos alejarse, decidí levantarme para empezar a cambiarme a un vestido suelto, ligero pero elegante, al salir de la habitación me encontré con Sebastian.

-oh Señorita ya se ha cambiado.

-Si, no quise interrumpirte en tus labores.

- Entiendo.

Bajamos al comedor donde los chicos me esperaban pero antes de poder tomar asiento alguien llamo a la puerta principal, a lo que todos acudimos, Sebastian abrió la puerta y...

-¡Señorita!- dijeron Brad, Finnian y Meyrin al unísono.

Les dimos pasó al interior de la mansión y recibí un abrazo de parte de ellos.

- ¿y mis padres?

-no lo sabemos Señorita.

- nos dejaron una carta donde nos indicaba que volviéramos a la mansión.

-ho...ho...ho...- Tanaka

- también nos indicaron qué le dijéramos que se encargue  de la compañía.

-Entiendo, vallan a sus habitaciones a instalarse y tomen una ducha para evitar que se resfríen.

-Yes, My lady -contestaron para luego retirarse.

-Retirense al comedor - pedí a Víctor, Fredd y a Luliana los cuales solo obedecieron - Sebastian... ¿Que crees que habrá pasado?...

~ Sebastian ~

- no se preocupe, es mejor que coma.

La traje al comedor pero sigue procesando la información para encontrar una respuesta a su pregunta, al parecer no la encuentra por lo que esta frustrada... ¿Eso fue?...fue por un tiempo escaso pero note un color carmesi en sus ojos.

- Sebastian que Finnian y los demás coman aquí en cuanto terminen de ducharse.

- Entendido.

Recogí los platos vacíos del platillo principal para después servir el postre, mis principales compañeros de trabajo ya se encontraban con la Señorita en el comedor por lo que tuve que servirles.

-Sebastian busca manera de contactarlos, necesito saber que hizo que se fueran.

- Entiendo.

-Estaré en mi habitación. -dicho esto se retiró.

- Hagan sus deberes y cuiden a la Señorita...

~ Angélica ~

Entre a mi habitación para intentar acomodar mis ideas sobre que pudo hacer que mis padres se fueran o si es que lo hicieron por voluntad, pudieron haber sido secuestrados por ángeles o algo por el estiló... Pero lo único que esta claro es de que aun siguen vivos pues la marca no ha desaparecido... Eso espero en realidad no le he preguntado a Sebastian si su marca desapareció pero de haber sido hací me habría informado.

SOLO ES UN MAYORDOMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora