Capítulo 23

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Narra Vane

-¿Me llamarás?- Pregunta Malú colgándose mi cuello.

-Sí, prometo llamarte a diario.- Respondo rodeando mis ojos.

-E irás a verme apenas llegues.-

-Sí, prometo ir a buscarte apenas llegue.- De nuevo rodeo los ojos.

-Tonta.- Me da un golpecillo y luego un beso en los labios.

-¡Se nos va el avión, Malula! ¡Apura!- Grita Nali.

Estamos en el aeropuerto, Malú, Pau, Nali, José y Ana son quienes regresan. Inevitablemente demoramos la despedida, serán veinte días sin vernos.

-¿No que tu no ibas a regresar? ¿Por qué tan apurada ahora?- Pregunto pícara a Nali.

-No puedo descuidar mi tienda muchos días, tía, de eso vivo.- Responde haciéndose la desentendida.

Ni Ana ni ella han hablado aun de lo "suyo", son "solo amigas" y no han dado ninguna muestra de cariño frente a los demás, al contrario, se han mostrado algo frías, claro que no les hemos dicho que las vimos cariñosas por ahí.

-Me avisas cuando llegas, ¿vale?- Digo a Malú apartándola de los demás. -Y te cuidas.-

-¿Estas preocupada, malagueña? Tranquila, se cuidarme muy bien.- Me guiña un ojo.

Le doy un beso en la frente, se que al llegar a Madrid las cosas no se le harán fácil, ni siquiera ha encendido el móvil, Rosa debe estar que hecha humo por la boca, por eso quiero que sepa que cuenta conmigo.

-Nos vemos pronto.- Dice y me da un nuevo beso para finalmente irse.

Narra Malú

Llegamos a Madrid pasado el mediodía, Sol me recibe con un abrazo de esos entrañables, pero de esos mismos que te hacen ver que las cosas no están bien. Ni tengo que preguntar, sé muy bien a que se debe, pero no me importa, estoy demasiado feliz como para dejar que me lo arruinen.

-¡Benditos los ojos que ven a mis niñas!- Grita Mabel a lo lejos mientras viene al encuentro de sus hijas y las llena de besos.

-Ya, ma, ya.- Dice Pau entre risas.

-Mabel, contrólate por favor.- Habla la abue. -Ya te acostumbrarás, muchacha.- Le habla a Ana. -No importa cuantos viajes hagan las niñas, siempre actúa así, debo venir yo para controlarla.- Explica entre risas.

Ana le sonríe algo forzada, como si no entendiera porque le habla a ella, pero claro, no hay que ser científicos para notar que hay algo entre ella y Nali, y mas la abue con su experiencia y el hecho que conoce a sus nietas de memoria, no necesita más.

-Anita, mi Anis.- Saluda una señora a lo lejos.

-¡Ma! ¡Que sorpresa! ¿Qué haces aquí?- Pregunta Ana sorprendida mientras la recibe con un abrazo.

-Pues eso, quería darte una sorpresa, acabo de llegar de Tarifa y sabía que estabas por llegar.- Responde esta señora.

-Nali, ve ahora mismo allá.- Digo entre dientes a Nali.

-¿Por qué o qué?-

-Es tu suegra, tía, ve a saludarla.-

-¿Qué? Malú, estas...-

-¡Nada! Ve cabrona, saluda a tu suegra.-

Nali me mira con el ceño fruncido, pero asiente y se acerca tímidamente a ellas, seguida por todos nosotros que claro no nos vamos a perder esto.

Acércame tus manosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora