Un hombre se encontraba en la sala esperando por su chica, la cual no contestaba sus llamadas ni mensajes, eso lo preocupo y le molesto también. No queriendo pensar en lo que no era pero de verdad su mente no lo ayudaba para nada.
Se incorporó de golpe al sentir la puerta abrirse y cerrarse segundos después, la vio parada enfrente suyo algo nerviosa.
-¿Sé puede saber donde andabas? -le preguntó con clara molestia.
-En casa de Mina, perdón por excederme en la hora. -explicó ella con nerviosismo. Se acercó y la abrazo.
-¿Por qué no contestaste mis llamadas y mensajes? -susurró en su hombro.
-Ella me necesitaba y no podía simplemente distraerme. -contestó con preocupación en la voz, sabía por donde iba aquello.
-Lo comprendo a la perfección. -la chica se sorprendió- Hable con Hoseok, esta realmente mal.
-Mina igual, no quiso comer y solo se la pasa llorando.
-Vamos a la habitación preciosa. -ella asintió, esté la cargó en sus brazos y así subió las escaleras con sumo cuidado ingresando después a la habitación de los dos.
Ella se despojo de su ropa y entro a la ducha, al salir ingresó él. Se encontraba con una toalla alrededor de su cintura, eligiendo su pijama hasta desechar esa idea y solo optó colocarse un pantalón algo ancho negro. Cuando dirigió sus en dirección de ella solo estaba con una camisa blanca manga larga suya a la altura de sus muslos, unas bragas azules y no traía brasier. ¿Lo quería excitar acaso?
La rodeo con sus brazos por la espalda y está pego un respingo por el repentino abrazo, pero sonrió segundos más tarde.
-¿Quien creíste que era?
-Un ladrón, tal vez. -él se echo a reír.
- ¿En serio?
-¡No te burles no es gracioso!
-Si lo es preciosa.
-¡Basta! -le arrojo una almohada.
-Esta bien ahora aclarame una duda. ¿Me quieres excitar? -ella se ruborizo al instante, amaba verla así.
-Q-que cosas dices... -tartamudeó golpeando leve su pecho- Duérmete.
Él solo apoyó su cuerpo en la cama, ella colocó su cabeza en su pecho, una cómoda manera de dormir en pareja muy habitual.
-¿Está muy mal cierto? -él preguntó aun prediciendo la respuesta.
-Mucho. -respondió triste- Si la vieras... Está muy mal Yoongi. -la preocupación en su tono, le preocupaba a él también- Nadie puede nombrarlo o decir algo que se asemeje, ya que se quiebra y quiere buscarlo.
-Él esta igual, le recomendé viajar. -ella le miró elevando su cabeza para alzar la mirada- Me llamó y me dijo adiós. Que volvería pronto.
-¿Entonces lo hizo? -asintió.- Eso la pondrá peor.
-Lo se Tn, pero solo eso podrá despejar su mente. -la abrazo por su cintura- Solo así podrá saber que hacer con él mismo y ella. -la miró unos segundos- Nosotros ahí no tenemos nada que ver, solo les podemos dar nuestro apoyo y mantenernos en la raya. -le dio un corto beso.
-Tienes razón en eso -bajando la mirada y se aferró más al cuerpo masculino para sentir la calidez que le brindaba.
Y como todas las noches durmieron abrazados.
.--.
Mientras otros dormían alguien aún no pegaba el ojo, caminaba de un lado a otro estresada. Arrojó su copa de vino favorita al suelo, volviéndose añicos al impactar contra el suelo de forma violenta.
-¡Ah! -grita tirando de sus cabellos frustrada.
Ella raras veces estaba sola en casa, esta no era una de esas ocasiones aquel hombre estaba a su disposición, además de ser quién supervisaba sus medicamentos. Los que ella afirmaba tomarse a la hora correcta y en el orden recomendado.
-¿Ocurre algo señori...? -sus palabras quedan en el aire cuando observa detenidamente la habitación en un completo desorden. Sus ojos se abren con más asombro, al ver la copa que ella tanto añoraba y amaba vuelta nada en el suelo.
-No te pedí entrar... ¿O si? -gruñó con furia estaba en una crisis nerviosa, sus manos no tenían un control propio, sus labios temblaban cada que hablaba, sus ojos no tenían un punto en específico y su cuerpo no tenía el equilibrio correcto.
-Escuche ruidos, por eso viene de inmediato. -agregó con calma para no empeorar las cosas.
-Igual no tienes ningún derecho. -su mirada se oscureció tras decir aquellas palabras, en su sano juicio jamás las hubiese dicho. Ella adoraba a ese hombre por serle fiel y estar a su lado en todo momento.
-Disculpe mi osadía. -se acerco hasta estar lo suficientemente cerca tomándola de los hombros obligándola a sentarse en la cama- Pero usted debe de... Tomar su medicamento. -rasco su cien nervioso, jamás se había tomado el atrevimiento de tocarla. Pudo sentir el aura que emanaba de su cuerpo y no era muy bueno- Aquí tiene agua, para que pase la pastilla.
-Que sea la primera y última vez que me pones una mano encima. -pronunció en voz baja sin mirarlo- ¿De acuerdo?
-Asintió- Perdóneme, eso no volverá a suceder. -aclaró su voz- ¿Esta tomando bien su medicamento? -jalo de su corbata sintiéndose asfixiado por los nervios.
-No tienes que preocuparte por ello. -habló con voz apacible- Estoy cumpliendo todo al pie de las indicaciones escritas.
He ahí un detalle que aquello era una completa mentira, ella solo las tomaba cuando le convenía hacerlo e incluso cuando quería. Nadie tenía el control total de su vida, aunque él la ayudara eso no bastaba, puesto que siempre lo mantenía alejado para que no sobrepasara límites como el de hace un instante.
Un silencio reino en el lugar de una forma no incómoda para ella pero si para él que no quería solo ver y no ayudar, tragó la pastilla una vez el agua ayudo a que viajará por su esófago terminando su recorrido en su estómago. Fue un alivio para él.
-Tengo algo que confesar. -murmuró.
Levantó su mirada en dirección a la mujer sentada en la cama, quién tenía la mirada perdida en algún punto de la pared.
-¿No es nada grave, señorita? -su voz tembló, si la quería y estimaba mucho. ¿Amarla? No eso si que no, él era un hombre felizmente casado y tenía dos bellos hijos que amaba con mucha ternura.
-Negó- Cancela mi vuelo a Corea del Sur. -pidió con tranquilidad- Retomaré ese vuelvo en otra ocasión, por los momentos quiero que mi chico disfrute mucho de su felicidad, más tarde llegaré yo, para hacerlo aún mas feliz. -sonrió con melancolía por sus palabras.
-Pero... ¿Está segura de eso?
-Completamente. -sonrió- Su felicidad es la mía, incluso sino es conmigo... Quiero que la disfrute un poco más a su lado. Ya será mi turno.
Él se quedo de piedra ante esas palabras, ¿En si que tenía planeado hacer en contra de aquellos dos? Él no estaba al tanto de nada, por lo que se prometió que si algo se salía fuera de control, con dolor tendría que intervenir antes de que fuese demasiado tarde. Sin embargo, mientras no tentará contra la vida de nadie, él estaría tranquilo.
-Ve con tu esposa e hijos. -volvió a sonreír. Adoraba verla así- Te esperan en casa, nos vemos mañana, temprano recuerda.
-Cuídese mucho. -hizo una reverencia- Estaré mañana temprano.
Ella afirmo y él salió por la puerta. Una vez que ella vislumbró al sujeto montarse en su auto e irse a su hogar rió con suma tristeza, porque quedarse sola no era lo que mas quería, odiaba depender de si misma.
Lloró en silencio en medio de aquella gran solitaria habitación, era mucha para ella sola. Pero aun así, adoraba recordar momentos vividos en la antigua casa de su difunto esposo. Quién había muerto hace tres años atrás.
Nunca quiso dar detalles a nadie, lo cierto, no estaba involucrada en ese acto.
-Si nunca te hubieras ido HongSeok. -pronunció frente a su ventana mirando las estrellas con nostalgia- Yo no me viera en la necesidad de volver a los brazos del hombre que abandone por ti. -su corazón latía fuerte por el recordatorio- ¿Por qué te fuiste así como si nada? -lloró cayendo de rodillas al suelo- Pudiste luchar solo un poco mas... -volvió puño sus manos- Me duele que en la calle me digan, Señora Yang. Es tu apellido y me lastima recordar que ahora no estás conmigo. -sollozó- Volveré con él, porque sabes que odio la soledad, pero quiero que sepas... -limpiando sus lagrimas, mientras se levantaba observando nuevamente el cielo nocturno- Que nunca te olvidaré. Fuiste, eres y serás siempre mi único verdadero amor. -Sonrió con ternura para luego acostarse en su cama.
Todos, en especial su empleado personal sabían que necesita ayuda, nadie debe depender de nadie, pero ella era mayor de edad. ¿Como obligas a alguien que se gobierna solo y tiene mucho poder? Porque si, su difunto esposo le dejo toda su fortuna fue a la mujer que tanto amó, ni siquiera a su familia les dejó algo. Todo quedo a nombre de la mujer con la que compartió su vida, y eso para ella fue una enorme sorpresa cuando en el testamento fue mencionado su nombre. No sabía nada sobre eso y nunca lo obligo a hacerlo, es más, nunca lo mencionaron o hablaron al respecto. Él solo lo hizo por su propia decisión.
Aun así esa mujer no había gastado lo que otra si haría ambiciosamente, solo tomó algo para sus medicamentos y para comprar una casa un poco más pequeña que la actual, donde compartió con él. Solo quería marcharse para no recordar momentos íntimos vividos en aquel lugar.
Ahora regresaría a buscar lo que sabe que no le pertenece, cabe destacar que no lo quiere como a su difunto marido, pero, la soledad para ella no es un motivo de discusión.
Eso en si, esta fuera de contexto.
.................----------------.................
Como lo prometí, otro capítulo
Errores decirme¿Desorden? Listo, ya lo solucione mis amores <3
¿Qué tal va?
Besos mis Porcornitos y Porcornitas *korazonez*
ESTÁS LEYENDO
Siete días.|| Min Yoongi y Tn.
FanfictionUn instituto Siete mejores amigos Una alumna nueva Una apuesta ¿Que sucederá al final? *Terminada *Yoongi y Tn No copias, ni adaptaciones de este trabajo. #611 Instituto #25 Apuesta #646 Engaño