Amelia
Incierto.
He tenido días inciertos, la verdad es que no se que va a ser de mi de aquí en adelante.
Extraño a mi norte, echo mucho de menos a Laura y extraño aún más a Silas.
Las lagrimas no dejan de salir, no puedo dejar de llorar y culparme, he salvado cientos de niños y deje que mi hermana se muera.
Miro el frasco de Fenciclidina en el buró y por enésima vez en estos dos días pienso en tomarlo y acabar con todo esto.
El dolor de haber perdido a mi hermana y el ardor del rechazo, me siento rechazada por Silas, ¿Saben asi cuando tienes la certeza de que alguien te quiere pero necesitas escucharlo? Es exactamente lo que me pasa pero aún no llega y no puedo soportarlo más.
Tomo el frasco sin darme tiempo a pensarlo y lo destapo, vacio la mitad de las píldoras de la paz o el polvo de angel como he escuchado que le llaman los chicos del barrio y las miro.
Este podría ser el final de una vida placenteramente dolorosa.
Pienso en tomarlas, el letargo que me traerá, la sensación de desplomo y somnolencia mientras las lágrimas corren como rio desbordado surcando cada trecho de mi rostro.
Mi mamá me está regañando en este momento.
Estoy a punto de tomarlas cuando un ruido llama mi atención, ¿Qué sucede? ¿Quién ha llegado a casa?
Al parecer hoy no es mi dia.
Dejo todo sobre la cama y me pongo de pie, visto solo un jean negro y una camiseta básica gris junto a unas ballerinas negras, mi cabello cae en mis senos y al verme en el espejo, tengo miedo de mi.
Salgo de la habitación y trato de deshacerme de las lagrimas, mientras me acerco escucho voces y una llama mi atención.
- ¿Silas?.- Pregunto deteniéndome al pie de las escaleras.- Has vuelto muy pronto.
En cuanto lo veo, la pregunta fluye en mi mente de inmediato cuando el me mira y sonríe.
¿Estuve a punto de suicidarme?
- Te dije que seria muy pronto.-Me abraza y besa mi cabello.- Te eche mucho de menos.
Aspiro su olor y trato de contener las lágrimas.
- Yo también.- Murmuro y siento el abrazo que me regala.
Quiero congelar este momento para siempre.
- Ven.-Silas se separa unos segundos después y me tiende la mano.- Traigo una sorpresa para ti.
Frunzo el ceño pero me dejo guiar por el hasta el salón.
Es hasta este momento en el que soy consciente de que no estamos solos y que otras cinco personas están en el salón de mi casa. ¿Quiénes son ellos?
Hay dos señores adultos que me miran con una sonrisa, otro señor que tiene la mirada brillante y unos ojos muy parecidos a los mios, es guapo y parece amable, luego le sigue un chico de algunos veinte y pocos que bien podría ser modelo de Calvin Klein y luego está una nena preciosa de algunos dieciséis, es divina y su pelo negro es tan similar al mio que me dan ganas de decir que es mi hermana.
Pero no, no lo es.
- Ella es Amelia.-Dice Silas deteniéndonos frente a las personas desconocidas y me obligo a sonreir.- Ellos son Andres, Amaya, Osvaldo, Romina y Álvaro Torres.
Mi corazón se detiene.
¿Romina? ¿Álvaro? ¿Esto es una broma?
Miro a Silas confundida y de inmediato me entran las ganas de llorar.
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Amelia; anoche soñé contigo
RomanceElla tiene un agujero negro de problemas arrastrandola sin piedad. El puede ser su salvación. ¿La condición? - Cásate conmigo.