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—¿Puedo tener tu número telefónico?— pregunto tratando de no sonar tan desesperado.

Pero en lugar de contestar a mi pregunta, él me toma de la nuca presionando nuestros labios juntos en un encuentro acalorado, la sensación de tener su lengua recorriendo por doquier me hace sentir en el cielo, estaba seguro de que no me cansaría nunca de sus besos.

—No. Ahora baja de mi auto— demandó tomándome de los hombros para alejarme.

Me mordí el labio y fruncí el ceño, me bajé azotando la puerta de su auto y no entré a casa hasta que se fue. Suspiré decepcionado ante su rechazo pero si realmente lo quería para mí no me quedaría tranquilo hasta conseguirlo.

Sigilosamente entre a la casa. —Shhh— murmuré a Cocina, el cachorro de mi familia que al verme brinco emocionado, subí lo más rápido que pude las escaleras y entre a mi habitación cerrando con mucho cuidado.

—¿Dónde estabas?— me sobresalté al oír la voz de mi hermano a mis espaldas.

Suspiré tirando me sobre la cama y sonreí —Pase la noche con un hombre maravilloso— me reí al ver como su rostro quedó totalmente rojo.

—Ya te he dicho que no pases las noches en casa de desconocidos, podría pasarte algo— murmuró y caminó hacia la puerta tocando la perilla.

Pero antes de que saliera quise jugar un poco con él —¿Sabes?. Es el único hombre que me ha follado tan bien.

—¡Deja de decir esas cosas!— exclamó molesto y algo nervioso.

—Para ser mayor que yo tienes una vida sexual muy aburrida— bufé y me acomode jalando mi almohada para abrazarla a mi pecho.

¡Por dios!. Podía sentir el caliente cuerpo de ese hombre sobre el mío y sus largos dedos recorriendo mi cuerpo con tal lujuria. Escuché el portazo de la puerta y sonreí emocionado, esta noche volvería al antro y estaba seguro de que volvería a verlo.

Entré a mi habitación con un sonrojo notable y me mire al espejo tratando de deshacerme de estos pensamientos impuros que se habían acumulado en mi mente debido a las palabras de mi hermano menor

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Entré a mi habitación con un sonrojo notable y me mire al espejo tratando de deshacerme de estos pensamientos impuros que se habían acumulado en mi mente debido a las palabras de mi hermano menor. Es cierto que era mayor que él pero no tenía experiencia de ningún tipo en el ámbito del romance.

—Deja de pensar cosas así Jimin— me recriminé golpeando mis mejillas.

Así que me metí al baño con rapidez para arreglarme e irme al trabajo. El agua fría me ayudó a despejar mi mente. Salí colocándome una camisa de cuadros y unos jeans de mezclilla.

Baje a la sala y mi madre ya se encontraba sirviendo el desayuno.
—Buenos días, mamá— saludé tomando una manzana.

Ella sonrió. —Buenos días cariño— pero al mirarme su sonrisa se desvaneció. —No me digas que volverás a ese lugar...

—Es mi trabajo y me gusta— respondí dándole una mordida a la fruta verde.

Ella rodó los ojos —No necesitas trabajar, no me gustan que las personas vean a un Park vendiendo flores.

Suspiré cansado. —Mamá por favor. Es más vergonzoso fingir que seguimos siendo ricos cuando la empresa de Papá va de mal en peor. El dinero que traigo es de mucha ayuda.

—¡No vuelvas a decir eso!— exclamó furiosa —El apellido Park nunca estará en boca en todos.

Está vez yo rodé los ojos y salí corriendo de mi casa, me gustaba tanto ir a trabajar y dejar de estar encerrado en la mansión que teníamos por casa. Llegué con una sonrisa a la pequeña florería que se encontraba a unas cuadras de mi casa.

—Buenos días, Kim— saludé con una sonrisa a mi compañero de trabajo, un jovencito de dieciocho años de nombre Woojin que trabaja aquí desde los dieciséis para ayudar a su abuela con quién vive.

El me devolvió la sonrisa mientras acomodaba unos ramos de flores mixtas —Buenos días, Jimin Hyung. El señor Lee aún no llega pero ¿Podrías ayudarme a levantar las cortinas?, Hoy me toca abrir a mí.

—Si, claro— asentí colocándome mi mandil y salí rápidamente a levantar las cortinas del local.

Entre a trabajar aquí sin decir mi verdadero apellido aunque claro, después de unos meses lo supieron al verme en televisión junto a mis padres. Pero el señor Lee decidió darme otra oportunidad y me dejó conservar el empleo. A mí me encanta estar rodeado de flores y saber que puedo ayudar en algo. Que soy de ayuda para mis padres y del cabeza hueca de mi hermano.

—Hyung, ¿Puedo encargarte un momento que cuides la floristería?. Llévare a mi abuela a su cita semanal con el médico— Woojin hablo demasiado rápido y se quitó el mandil tirando lo sobre la mesita de madera.

—Claro, por supuesto. Saludame a la señora Kim por favor— dije en respuesta y sonreí al ver como torpemente salió —¡Cuídate!— le grité.

Y finalmente me quedé solo. Decidí acomodar los arreglos florales mientras no había ningún cliente pero justamente cuando alcé un balde lleno de agua para llevarlo atrás, un joven de cabellos rubios ingresó y me volví torpe al tener su intensa mirada sobre mi persona.

—Buenos d-días— saludé intentando dejar el balde sobre el suelo pero debido a mi torpeza tropece tirando encima del cliente todo, absolutamente toda el agua.

¡Tragame tierra!.

—L-lo siento...— me apresuré a responder nervioso. Y peor aún me quede sin aire cuando me miró con enfado y sus ojos azules mostraban una verdadera furia.

Me acerqué tomándolo del brazo con torpeza —Por favor, ¡No sé enfade!, Tengo ropa extra que puedo ofrecerle.

Pero él comenzó a reírse —Está bien, puedo comprarme ropa nueva, no necesito la tuya pero deberías dejar de ser tan torpe.

Intenté no mostrar mi enojo ante su comentario pero tan sólo asentí.

—Aún así, ¿Me pagarás con algo no?— preguntó y deslizó su lengua por la comisura de sus labios.

Me sonroje y desvíe la mirada parpadeando con pena, era la primera vez que estaba frente a un hombre tan atractivo.

—Solo quiero que envíes un ramo de rosas rojas a alguien pero será bajo tu cuenta. Asegúrate de escribirle esto— se acercó dejando un papel sobre la mesita y salió sin decir más.

Suspiré aliviado al quedarme solo de nuevo y me acerqué a leer el papel:

"Para el chico más apasionado que jamás haya conocido".

Lo que más me sorprendió fue la dirección a donde debían ser enviadas las flores. Mi casa. Este hombre era uno de los tantos amantes de Jungkook, mi hermano.

Incluso Amándote. Puedo Enamorarme De Nuevo|JINMIN-JINKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora