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Antes de dormir viene a mi mente la manera en la que Jin curva los labios para evitar sonreír completamente, ayer que estuvimos juntos casi todo el día note aquello y también que parpadea una tras otra vez cada cierto tiempo. Sonrío tomando el collar entre mis manos, no pensé que lo compraría —Mi primer regalo...— murmuro apenado.

De pronto el sonido de unos golpes a la ventana me hacen levantarme temeroso, me acerco con lentitud y al mover las cortinas puedo notar que Jin se encuentra ahí, en el balcón de mi casa.

—¿Qué haces aquí?. Son las doce de la noche— abro la ventana y el de inmediato entra —No puedes seguir viniendo de esta manera, no es adecuado.

—¿Por qué no?. Eres mi prometido— responde tirándose sobre la cama sin dejar de mirarme.

Prontamente comienzo a sentirme avergonzado por qué este hombre ha sido el primero en visitar mi habitación dos veces en medio de la noche —Tú lo has dicho, prometido no esposo así que vete, si mis padres te ven aquí pensaran que hemos estado ya sabes...— lo último lo murmuré apenado.

—No, no sé, ¿Qué cosa?— preguntó apoyando su rostro en su mano.

Me sonroje y bajé la mirada —Ya sabes... que hemos estado haciendo cosas— sentí mis ojos aguarse debido a la vergüenza que estaba sintiendo que no me di cuenta en que momento se levantó y camino hasta quedar frente a mi.

De un movimiento rápido tiró de mi brazo y me tiró sobre la cama colocándose sobre mi, sus piernas apresaron mi cuerpo y sus manos tomaron mi muñecas inmovilizandome —¿Q-qué estás haciendo?— intenté empujarlo pero el hizo más fuerte el agarre.

—¿Besarnos?, ¿Tocarnos?, ¿Tener sexo?— cada pregunta me hizo sentir la cara caliente y sentir mi cuerpo temblar —Esas cosas las hacen los novios, los amantes, los esposos incluso quienes no le han puesto nombre a su relación, ¿Por qué nosotros no?.

Trague en seco, cerré los ojos cuando sus labios se presionaron en mi clavícula, él soltó mi muñeca y movió su mano hacia mi camisón abriendo cada botón con lentitud, descendiendo sus labios hacia abajo, dejando besos por todo mi abdomen, apreté los labios ocultando los gemidos que estaban a punto de salir, no quería llegar a esto pero cuando sentí su caliente lengua chupar mi pezón lo confesé:
—Por qué soy vírgen.

De inmediato Jin detuvo lo que estaba haciendo e incrédulo me miró. —¿Es una broma?.

—N-no. Jamás he hecho nada de esto con nadie— mis labios temblaron y cuando se levantó rápidamente cerré de nuevo mi pijama.

SeokJin es el primero por así decirlo.

Sus profundos ojos azules me miraron con confusión y sorpresa pero de pronto comenzó a reírse. —Jimin, si no quieres tener sexo conmigo está bien pero no es necesario mentir.

—¿Qué?, ¿Por qué sería una mentira?. Yo no soy cómo las personas con quiénes acostumbras a relacionarte— respondí molesto, el que dudará sobre mi me hizo enojar de inmediato.

Él se cruzó de brazos sin dejar de mirarme. —¿Como tú hermano?. No, no lo creo. Al menos tus mentiras son más convincentes.

—¡No son mentiras!. Y si solo has venido a tratarme de esta manera vete— señale la ventana con las cejas juntas, evitando explotar y decir cosas horribles.

Jin golpeó el interior de su boca con la lengua y asintió —Pero saldré por la puerta principal, cariño.

De inmediato lo detuve aferrando mi mano en su brazo —¡No!. Sal por donde entraste, no crearás malos entendidos con mis padres.

—¿Por qué no?. Seguramente ellos saben la clase de hijos que tienen. Primero Jungkook fingiendo amor cuando no es más que un interesado y tú...— me quedé inmóvil cuando me recorrió con la mirada y rió sin ganas.

Así que no pude contenerme y golpe con mi puño su mejilla por segunda vez. —¡Estoy harto de que me compares con Jungkook!. No por ser hermanos tengo que ser igual que él, ¡Maldición, vete!.

Lo observé desafiante cuando levantó la mirada sobando su mejilla maltratada —Me gustan los chicos que se saben defender, como tú, Jimin.

Confundido ante sus palabras trague en seco. —¿Qué?. Deja de intentar burlarte de mi, siempre que estás cerca haces que me descontrole así que vete.

De pronto se acercó tomando mi collar entre sus manos y mi respiración se volvió irregular cuando la suya golpeó mi rostro —Eso está bien que actúes como verdaderamente eres. Ya me cansé del chico que aparenta para tener contentos a los demás. Solo quiero que seas tú, que te enojes, que digas lo que piensas y no seas solo un muñeco sin habla. Quiero que mi esposo sea capaz de hacerme callar y se enfrente a mi.

—Solo seremos esposos para tu venganza, no necesito hacer lo que dices por qué lo nuestro acabará en cuanto estés satisfecho, ¿No?— bajé la mirada angustiado de que notara la inseguridad en mis palabras.

Sin embargo en lugar de recibir sus palabras, fueron sus labios los que me hicieron llegar a la conclusión de que esto era una verdadera locura. Sus grandes manos apresaron mis mejillas y presiono con más fuerza sus labios rojos sobre los míos, mi primer beso se lo estaba llevando Kim SeokJin y no parecía molestarme o irritarme, en lugar de eso se sentía bien, mis sentimientos confusos parecieron disiparse y la tormenta en mi estómago se detuvo. Solo había calma, podía escuchar con más claridad el sonido de las cigarras y los latidos de mi corazón pero no me importó si él los escuchaba por qué probablemente ya no habría nada más que él hiciera y me tomara por sopresa. Su boca sabía a vino y sus labios son tan suaves que juraría podía sentir como si estuviese siendo acariciado por pétalos.

El primero en alejarse fue él pero mantuvo nuestras frentes juntas sin decir nada hasta que un ladrido nos hizo separarnos. Ambos nos acercamos a la ventana a ver por qué Cocina estaba tan alborotado y entonces aquel que podía disipar está calma de mi se encontraba ahí en la reja de la casa entrando con una maleta en mano.

—Jungkook...

Incluso Amándote. Puedo Enamorarme De Nuevo|JINMIN-JINKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora