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El traje es blanco y se encuentra pulcramente planchado sobre mi cama. Se supone que la boda se realizaría en dos meses pero lo alargamos a medio mes después y mis padres estuvieron de acuerdo. Para mí fue mejor.

—Cariño apresúrate. Falta poco para la hora acordada— mi madre toca a mí puerta e intenta entrar pero he cerrado con seguro. —¿Cariño?

—Lo siento, estoy en ropa interior ya casi termino— digo pero aún ni siquiera me he duchado. Jin no me dejó un número al cual marcarle, no sé nada de él, debió haber estado de  vuelta hace medio mes como dijo, ya no hay vuelta atrás, esto es lo quise desde siempre.

Me coloco el traje y la pequeña flor en el bolsillo de mi pecho, hecho mi cabello para atrás y rocío sobre mi un poco de mi fragancia favorita, al observarme al espejo sonrío. Estoy perfecto y la boda será tan lujosa que no debo pensar en cosas absurdas como una aventura, cosa que Jin fue en mi vida.

No volvió, tal vez conoció a alguien más. Y no debería pero no sé porque este malestar aparece cada vez que pienso que eso pasó.

Antes de salir me pongo el anillo que NamJoon me dió, suspiro por última vez y me dirijo al auto.

—Te ves tan bien. Oh, mi pequeño— mi madre deja un beso sobre mi frente y mi padre me mira orgulloso. De reojo veo a Jimin, él mantiene la mirada en el suelo, pobre debe estarse retorciendo de celos al saber que un par de horas seré esposo de su único amor platónico.

—Gracias a los dos— los abrazo y finalmente nos dirigimos a la mansión Kim.

Al llegar es justo como imaginé, flores por doquier, adornos extravagantes, invitados de la alta sociedad y NamJoon con una sonrisa de oreja a oreja y un traje negro que hace contraste con el mío. Ese hombre será mío y aunque aún no me siento físicamente atraído, estoy ansioso por nuestra noche de bodas, por satisfacer mis deseos carnales con su cuerpo puro por qué si, mi futuro esposo es un virgen descomunal como mi querido hermano mayor.

Recuerdo cómo con pena me lo confesó en una de las tantas citas a las que me llevó.

—Mi amor, te ves magnífico aunque tú siempre— Namjoon besa mi frente con dulzura y vuelvo a lo mismo, es tan delicado al tratarme que me fastidia un poco.

Pero en su lugar sonrío. —Gracias, tú también te ves muy bien.

Los invitados no pierden el tiempo y nos preguntan cosas sin sentido, el champagne es delicioso y al fin estoy totalmente en el ambiente. El juez llega y con él, mi soltería se despide, cuando firmo el papel no hay marcha atrás, tampoco quiero darla.

No quiero de verdad pero me siento inquieto, la mirada de Jin vuelve una y otra vez durante mi camino a nuestra luna de miel.

NamJoon me mira a los ojos antes de posar sus labios sobre los míos. Y de inmediato le correspondo, el beso es suave pero ni siquiera logra alterar mis latidos. Lo sabía. Sin embargo se que puedo acostumbrar a mi cuerpo al suyo.

Él reservo la habitación de hotel más lujosa, adornando la con pétalos de rosas y velas, es tan romántico pero está bien, me gusta que se preocupe por mí. Es torpe al tocarme así que decido ser yo quién lleve las riendas.

Namjoon no sabe nada sobre este tema pero quizás su torpeza lo hace hacerlo de manera única, no es como Jin por supuesto pero se está esforzando en hacerme bien sin embargo no lo logra del todo, él acaba satisfecho pero yo no. Así que me doy una ducha y decido masturbarme a mí mismo pensando en cierto rubio de preciosos ojos azules. Él no hubiese terminado así, él me hubiese hecho sentir bien primero a mí antes que a él, sé que debería dejar de pensar en cómo me haría sentir porque ya no habrá más ocasiones.

 Él no hubiese terminado así, él me hubiese hecho sentir bien primero a mí antes que a él, sé que debería dejar de pensar en cómo me haría sentir porque ya no habrá más ocasiones

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Con suma tristeza observo las flores marchitas de mi jardín, no he podido cuidarlas desde todo lo acontecido. Y pensar que ahora mismo, Namjoon y Jungkook están culminando su noche de bodas como esposos me hace sentir pésimo.

—¡Jungkook!— me sorprendo al escuchar como es llamado mi hermano desde afuera. Me levanto del césped y corro hacia afuera.

¿Quién puede estar buscándolo?.

Mi sorpresa es demasiada al ver a Jin fuera de su auto mirando hacia nuestra casa con un ramo de flores en la mano. Tiene puesto un traje que resalta su madurez y una gran sonrisa.

—Tú...— murmuro en trance y espero que mis padres no hayan escuchado su escándalo.

Él me mira con algo de sorpresa, supongo que me ha reconocido pero rápidamente sonríe. —¿Dónde esta Jungkookie?. Dile que venga

—¿Qué haces aquí?. Vete, mi hermano no está— digo firme y el arquea las cejas. —¿Acaso no sabes respetar a un hombre casado?

—¿De qué hablas?— pregunta mirándome fijamente.

Trago en seco al ver esa mirada inquietante en él. —S-si, hoy se casó. ¿Acaso no lo sabías?

—¡Dime qué es mentira!— grita y me toma de los hombros sarandeandome con fuerza.

Entonces me doy cuenta de que sus ojos se encuentran llorosos y esa terrible expresión de tristeza no se va de su cara. Tal vez he cometido un error y él no sabía nada, tal vez también ha sido víctima de mi hermano y sus mentiras.

Quizás SeokJin no sabía nada.

—Lo siento, no es ninguna mentira. Hoy se casó y por eso no está en casa.

Él sube a su auto y como loco arranca para perderse en la multitud. Entro de nuevo a mí casa, sin dejar de pensar en su mirar, solo espero que no hayan consecuencias con lo ocurrido.

Incluso Amándote. Puedo Enamorarme De Nuevo|JINMIN-JINKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora