A la luz del reflector

Capítulo 7

Narra Yuuichirou:

—Es todo. Lo han hecho muy bien —dice Narumi apagando la música y caminado a la salida del cuarto—. Tomen un descanso de veinte minutos.

Todos en la sala soltamos un pesado suspiro que no se puede diferenciar si es de alivio o cansancio, pero por lo que se observa en el rostro de los presentes, es por lo último.

Con lentitud me acerco a una de las mesas de la parte trasera para verificar la hora y tomar agua. 12:30, ¡hemos estado más de tres horas practicando sin parar! Pienso mientras me atraganto con el agua, por lo que toso levemente, antes de sentir un par de palmadas en la espalda por parte de Kimizuki.

—Gracias... —susurro al sentir el oxígeno abasteciendo mis pulmones.

—Baka-Yuu, últimamente has estado muy raro —comenta Kimizuki con seriedad una vez ha verificado que me encuentro bien.

—Es verdad, Yuu-kun —corrobora Yoichi uniéndose a la conversación—. ¿Pasa algo?

—Yuu siempre ha sido raro —se burla Mitsuba mientras toma una botella de agua—, aunque últimamente lo ha estado más...

Yo les observo con una mueca en el rostro antes de poner los ojos en blanco y dar otro trago a mi botella de agua, ignorándoles por completo.

—Últimamente ya no molesta a Mika-san —expone Yoichi sin dejar de mirarme. Al momento en que escucho su nombre, mi cuerpo se pone rígido y doy una rápida mirada al blondo mencionado—. Algo me dice que tiene algo que ver.

—Yoichi tiene razón —afirma el de cabellos rosados con algo de sorpresa en la voz—. ¿Tanto te afecta que tu príncipe no te haga caso?

— ¡Ja! Él quisiera que me afectara —bufo desviando mi rostro de la expectante observación de mis amigos—. Y ya les he dicho que no es mi príncipe —gruño.

— ¿Te afecta? —burla nuevamente el de lentes.

—En lo absoluto —espeto a la defensiva, a lo que él sonríe divertido y abre la boca con lentitud, listo para decir algún otro comentario por el estilo, afortunadamente, se ve interrumpido cuando alguien grita mi nombre.

— ¡Yuu-san! Ven un momento —pide Shinoa, que hasta el momento se encontraba hablando con Mikaela.

Normalmente no acudiría al llamado con tanta rapidez, pero en este momento me ha sacado de una situación en su extremo incómoda, por lo que parece que hasta quiero correr al encuentro de mi amiga.

—Ahra, ahra —Inicia Shinoa con su conocida sonrisa traviesa—, es la primera vez que Yuu-san viene tan veloz a mi pedido —hace una breve pausa para mirar a Mikaela y nuevamente a mí—. ¿Por qué será?

—No te ilusiones, uva —bufo—. Estaba en una situación de la cual no sabía cómo salir. Me llamaste en el momento justo, solo eso —explico intentando ocultar mi nerviosismo que incrementa de manera rauda al sentir un par de zafiros posándose sobre mi ser.

—Ahra, entonces deberías agradecerme —comenta con picardía, fijando su vista en el leve temblor de mi mano, producto de los nervios.

—Sí, sí, como sea —Le doy por su lado, a lo que ella muestra una falsa expresión de sorpresa, antes de observar con rapidez al rubio a mi lado—. Q-quiero decir, se lo agradezco, oh, gran Shinoa-sama —gruño fulminándola con la mirada.

—Así está mucho mejor —ríe suavemente.

— ¿Para qué me llamaste? —pregunto cambiando de tema y dando una rápida persona a Mikaela, que hasta el momento no ha dicho ni una sola palabra, mas, tampoco ha dejado de mirarme.

— ¡Es verdad! —exclama—. ¿Podrías mostrarme cómo hacer un pas de deux?

— ¿Ha? ¡Pero si tú mejor que na...!

— ¡Sht! —me corta alzando su dedo índice, por lo que me resigno a cerrar la boca—. ¿Podrías? Recuerda que me debes un favor —dice tranquila, pero en el fondo, sé bien que es una amenaza, por lo que me limito a suspirar y asentir.

—De acuerdo, pero te falta conseguir a alguien que esté de acuerdo con tus locuras, y no creo me dejes acercarme a Yoichi, mucho menos a tu chica —burlo un poco con una media sonrisa, a lo que ella se limita a rodar los ojos.

—De hecho, Mika-san accedió a enseñarme —responde, a lo que me giro a mirar al susodicho lleno de incredulidad.

—Es verdad —responde dedicándome una rápida mirada—. ¿Entonces? ¿Tienes alguna idea de cómo lo quieres?

— ¡Algo como El cascanueces! —se apresura a responder la de cabellos lilas—, en la última pieza, cuando el príncipe vuelve a la normalidad y ella descubre que siempre fue la princesa ciruela —explica antes de guardar un breve silencio—. ¡O aún mejor!, ¡el pas de deux de La dama de las camelias! —exclama dando leves saltitos.

En mi rostro se refleja la incredulidad y pánico que me provocan sus palabras, siendo totalmente contrario a Mikaela, quien se encuentra totalmente tranquilo y sin inmutarse en ningún momento.

El pas de deux, es un paso en el que existe mucho contacto físico, el del cascanueces es uno de los que más usan el roce entre los bailarines, y es peor con el de La dama de las camelias. Normalmente para representar el pas de deux de esta última, se eligen bailarines que ya se conozcan y exista la confianza entre sí pues hay una escena en que...

—Entendido —contesta el de ojos azules sacándome de mis pensamientos—. Vamos —ordena mientras me toma de la muñeca y me arrastra al centro del cuarto.

— ¿Estás seguro? Existe mucho contacto... Principalmente en el último... Yo, yo la verdad no quiero forzarte. Shinoa está loca y solo quiere molestarte, sería mejor si...

—Estoy consciente de ello, Yuuichirou —Interrumpe, mirándome directamente a los ojos, llamando a mi sangre a arremolinarse en mis mejillas, en un tenue rosado que toma mayor color cuando me apega más a él—. Solo baila —finaliza con un semi gruñido, pero en sus profundos zafiros no hay ni pisca de rabia, al contrario, pareciese que fuera todo lo contrario al enojo: deseo.

Siento como la boca se me seca, la dificultad al tragar, el ardor en mi rostro, y en un segundo, solo somos nosotros. Me pierdo tanto en su mirada, que no escucho cuando Mitsuba coloca la música, hasta que esta comienza a sonar.

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¡Los amo~!

¡Bai~!