Capítulo 29

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Narra Yuuichirou:

Tan solo despertar, una sonrisa boba se planta en mi rostro, ya que lo primero que noto, es que me encuentro envuelto entre los fuertes y cálidos brazos del mejor bailarín de la compañía, quien me apega contra sí de manera sobreprotectora, como si temiese que fuera a escapar durante la noche. Aún envuelto en la agradable sensación del despertar entre los brazos de Mika, me giro de manera lenta, para poder quedar frente a frente y ver su rostro al dormir.

Su respiración es calmada y con ritmo constante, la pálida piel de su rostro se muestra libre de gestos, llevándome a pensar, que debe de tener algún un sueño de lo más agradable. Por lo que después de acomodarme mejor sobre la almohada, me quedo lo más quieto posible, para seguir admirando la tranquilidad que comparte al dormir.

Atento, observo cada uno de sus rasgos, que a pesar de ya conocerlos, ahora quiero contemplarlos e incluso memorizarlos. Cada detalle de su rostro, deseo poder grabarlo en mis retinas, para nunca olvidarlos y tenerlos siempre presentes. El tiempo sigue su curso y yo sigo mirándolo, hasta que me doy cuenta de que con el pasar de los segundos, mi mirada ha comenzado a descender por el resto de su cuerpo; primero seguí por su cuello el rastro del azul de sus venas, analizando con detenimiento cada curvatura, cada ramificación en la que se dividían... Luego, mis ojos se fijaron en una pequeña marca que tenía cerca de su clavícula, la piel había adquirido ya un fuerte tono violeta, llegando a parecer incluso morado.

El recuerdo del momento en que surgió viaja a mi mente y mis mejillas reaccionan al instante, tiñéndose de un fuerte tono carmesí, pero a pesar de ello, continúo repitiendo la escena una y otra vez en mi cabeza. Poco me basta recordar solo ese momento, por lo que de a poco en poco, comienzo a extenderme, hasta estar reviviendo casi todo nuestro acto; sus palabras, mis besos, sus caricias, mis promesas y las suyas... Preso de mis emociones llevo mi mano izquierda, para poder acariciar su rostro, llevo el encuentro de mi piel con la suya con tanta suavidad como soy capaz de lograr, esperando no despertarlo y cuando toda mi palma se cierne sobre su mejilla y él no ha abierto los ojos aún, suelto un suspiro triunfante.

Inhalo una gran cantidad de oxígeno y puedo percibir el aroma característico del rubio frente a mí, pero en esta ocasión, el aroma no solo viene de él, sino que también de mí. Preso de la curiosidad pego mi rostro a mi hombro y vuelvo a inspirar; mi corazón se regocija al saber que mantengo aún la esencia de Mikaela sobre mí piel.

Mis ojos vuelven a su pecho, donde sigo examinando cada vestigio que dejó nuestra nocturna actividad, pero al poco tiempo mi visual aventura encuentra su final, la sombra del edredón sobre nosotros cubre y protege el resto de nuestros cuerpos, por lo que como un niño pequeño al que se le ha acabado el tiempo de juego, en silencio hago un puchero demostrando lo inconforme que me siento al no poder seguir explorando el muy bien formado cuerpo de mi pareja.

– ¿Yuu-chan, qué más pensabas hacerme si seguía fingiendo que estaba dormido? –la voz de Mika suena ronca, tal como supondría sonaría después de despertar. Un escalofrío me recorre de pies a cabeza.

Las palabras se cortan en mi garganta, al igual que la pequeña bocanada de aire que empezaba a tomar justo antes de que hablara.

– ¿Eh? –insiste con una ceja alzada y el tono burlón es más notorio ahora que se ha aclarado la garganta.

– Y-yo... Yo... –tartamudeo sin tener una excusa que decirle.

– ¿Tú... tú...? –me imita, la sangre se arremolina con fuerza en mis mejillas y él sonríe ampliamente, a lo que yo me limito a darle un golpe juguetón en el hombro, a la vez que murmuro un par de quejas que seguramente no entendió, lo noto porque en ningún momento cambia su alegre expresión, llegando así a contagiarme de su desbordante felicidad–. Buenos días, Yuu-chan –saluda besándome la frente.

A la luz del reflectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora