Capítulo 31

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Narra Yuuichirou:

Han pasado dos semanas ya desde la última vez que vi a Mika, y cabe mencionar, que la despedida que tuvimos, no fue la más agradable de todas. La imagen de mi padre corriendo a mi novio casi a patadas revuelve mi corazón cada vez que mi mente se pierde entre mis pensamientos.

Si antes los castigos de Guren parecían severos, bueno; después de encontrarnos a Mika y a mí en la sala, ha estado casi paranoico. Apenas dejándome salir, vigilándome incluso cuando voy a la tienda, incluso revisa mis bolsillos antes de dormir, para asegurarse que no le he robado mi teléfono para poder chatear con alguien durante la noche.

Ante los ojos de mi padre, la idea de que me encuentre con Mikaela es en su totalidad inaceptable, tanto, que incluso consideró quitarme mi papel en "Giselle", para evitar que nos viéramos a toda costa; por fortuna, Shinya consideró que aquello ya era demasiado. Así que después de un par de discusiones, en las que mi madre tuvo que levantar la voz en tres ocasiones, casi a regañadientes, Guren cedió.

—Yuu-san... —me llama mi mejor amiga, pero a pesar de que la escucho, soy incapaz de responder, o de mostrar reacción siquiera. — ¿Yuu-san? Yuuuu-saaan —canturrea paseando su mano frente a mi vista perdida— ¡Yuu-san!

— ¿Mande? —contesto por fin, sintiendo el desfase de volver de mis preocupaciones a la realidad— ¿Qué pasó?

—Moh, Yuu-san, has estado distraído todo el día... —se queja, pero su tono denota más preocupación que reclamo, algo que me alivia— seguro que todo se resolverá... —dice con una pequeña sonrisa de ánimo en su rostro.

—Sí bueno, pues en realidad lo dudo —contradigo fijándome nuevamente en lo interesante del suelo— Guren está haciendo todos los trámites para que ensayemos en diferentes horarios y todo eso... —suelto un largo suspiro que incluso me hace erguirme levemente, para expulsar mejor el aire.

— ¿Qué? —la sorpresa de Yoichi es casi palpable— ¿Cómo? ¿Mika-kun ya no ensayará con nosotros, o tú ya no vas a ensayar junto a nosotros?

Silencio. Los cuatro pares de ojos me observan atentos, casi exigiendo una respuesta a pesar del evidente miedo que tienen de escucharla.

—Pues, lo que resulte primero... —contesto sin ánimos, a la vez que me encojo de hombros. — Lo único que quiere Guren ahora, es que no vuelva a verme con Mika.

Pronunciar su nombre me cuesta trabajo, pensar en él es doloroso, pero es incluso más doloroso no hacerlo, porque lo extraño demasiado. Sé que no podré volver a verlo en bastante tiempo; al menos hasta que a mi padre se le olvide su enfado, o hasta que estemos a semanas de la presentación y sea estrictamente necesario el que ensayemos juntos.

—Baka-Yuu... —me llama Mitsuba, pero antes de decir algo más se calla y se muerde el labio inferior, preocupada e insegura ante sus palabras— tú...

Un incómodo silencio invade la habitación, volviendo el aire tenso y difícil de respirar. Siento sobre mí la ateta y triste mirada de todos sobre mí, por lo que me fuerzo a mostrar una pequeña sonrisa, tratando de fingir que la situación no me afecta, a pesar de que la verdad esté escrita en cada parte de mí ser.

—No se preocupen —digo tratando de recuperar mi tono animoso— estaré bien. Tan solo es un rubio demasiado egocéntrico, ¿no es verdad? Nos vendrá bien estar separados por un tiempo... —un par de carcajadas acentúan mi mentira, a lo que recibo una expresión desaprobatoria por parte de mis amigos—. Bueno, igual podré verlo cuando falte poco para la presentación de la obra, tal vez nos crucemos por los pasillos o... —mi voz se corta y la frase se pierde en la habitación.

A la luz del reflectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora