Capítulo 33

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Narra Yuuichirou:

El agua cae a chorros sobre mí; las frías gotas alivian el ardor de mi piel. Doy un suspiro, una nube de vaho se forma frente a mis ojos. Los segundos pasan y mi cabeza sigue dando vueltas.

Cuando siento que la espuma comienza a ser insuficiente, vierto más shampoo sobre mis palmas y lo llevo a mi cabello, donde luego de repetitivos movimientos circulares se crea la espuma que terminará cayendo a mis hombros, antes de recorrer el resto de mi cuerpo en su camino al suelo. La sensación de los dedos -de sus dedos-, acariciando mi piel, es algo que persiste a pesar de los frotes que me he dado con el jabón.

—Debería apresurarme… —me digo, siendo sabedor de que Mikaela me está esperando fuera de manera, tal vez no tan paciente. Pero no lo culpo, después de todo, yo estoy prácticamente igual de ansioso que él, la única diferencia, es que mientras él parece tranquilo y seguro de lo que hace, los nervios están tomando el control sobre mí.

Sé que debo de apurarme, salir pronto de la ducha, secarme y… simplemente, salir. Estoy listo desde hace cinco minutos, pero la incertidumbre de lo que pase cuando salga me retiene en las regaderas, logrando que me haya bañado completamente más de tres veces.

—Soy patético —me reclamo en tono bajo mirando al techo, disfrutando de la baja temperatura del líquido que cae de manera constante sobre mi rostro— ¿A qué le tengo miedo? Nosotros ya hemos pasado la línea antes… —llevo mi mano derecha a mi clavícula del lado contrario, un par de centímetros más arriba, reside el último beso del chico rubio que tanto me enloquece— Mika… —jadeo su nombre y sin fuerza de voluntad que lo evite, mi mano cae directamente hacia mi hombría, sin duda se cierne sobre esta y enseguida muerdo mi labio inferior.

Soy consciente, de que lo deseo, de que durante el tiempo que estuvimos separados, no hice más que pensar en él, y que mi libido ha aumentado con creces. Se ha mantenido oculto bajo de mis lágrimas, de lo cobarde que soy por hacer esto y de lo injusto que puede llegar a ser.

—Yuuichirou —su voz grave suena demasiado cerca, ¿cuándo fue que entró? ¿No lo escuché por el sonido del agua? Enseguida me suelto y abro la boca para avisarle que ya estoy listo, pero es inútil e innecesario— ¿Gustas de hacerme esperar? —pregunta y yo me quedo congelado viendo cómo lo que nos separaba se abre con un mínimo de esfuerzo.
¡¿No cerré la puerta?! ¡¿Cómo?! ¡Pero yo…!

—Vaya, Yuu-chan —una sonrisa pícara aparece en su rostro y el brillo en sus ojos es una clara advertencia de sus intenciones— No cerraste la puerta. Será que, ¿me estabas esperando?

—Mika, n-no, eso no es lo que… —No existe excusa, la verdad no me llega con palabras. Incapaz de dar explicación me quedo en silencio, tratando de cubrir mi cuerpo desnudo, a la vez que mi novio me observa con descaro—. Cierra la puerta al menos —pido con las mejillas ardiendo y él obedece enseguida, sin esperar a que se lo repita.

Viste únicamente sus boxers, y yo hago mi mejor esfuerzo por no ver su pecho desnudo que lento se acerca a mí, en una clara invitación de que ceda a mis impulsos y lo toque.

— ¿Ya estás limpio? —Pregunta con una risilla ronca, que derrite mis oídos y aflora mi vergüenza—, porque ya no puedo aguantar más, Yuu-chan —acaricia mi rostro con el dorso de su mano y busco más de sus mimos una vez que el contacto termina.

Estamos desnudos, uno frente al otro, solo una única prenda en ambos cuerpos, su ropa interior negra que, en verdad espero, se deshaga de ella pronto. Siento el contraste de nuestras temperaturas, yo estoy frío, puesto que me he bañado con agua helada con la intención de aliviar toda la lujuria que mi novio me provoca, él está ardiendo, y son esas llamas que guarda bajo su piel las que me brindan de calor y encienden nuevamente la chispa, que con gran esfuerzo, había logrado aminorar.

—Sí, ya lo estoy —contesto con tono bajo, avergonzado por todo lo que la situación actual implica— pero no me he secado…

— ¿Y a quién le importa eso? —Delicadamente me apega contra él, y yo recuesto mi cabeza en su pecho, disfrutando de su aroma varonil que logra hacerme sentir realmente bien— quiero estar contigo desde que te vi al llegar, me muero por besarte desde que dijiste mi nombre y...

—Pero ya nos besamos —lo interrumpo, mirando su rostro— muchas veces, incluso frente a los chicos —la sangre arremolinándose en mis mejillas no deja mentir sobre mis palabras y cuando noto que Mika se sonroja quiero grabar la imagen en mis retinas.

—Mas, no ha sido suficiente —responde sin extraviar el tono rojizo— al menos para mí…

Un pequeño lapso en silencio. Sus ojos azules buscan el techo y evitan los míos de manera tierna, por lo que dejo de reprimir mi impulso de dejar sobre sus labios un corto beso.

—Para mí tampoco —digo con una pequeña sonrisa—. Para mí, nunca tengo suficiente de tus besos… —el arrebato de sinceridad me sorprende incluso a mí, mas, es demasiado tarde cuando me doy cuenta de mis palabras.

Mi novio me observa con los ojos bien abiertos, las mejillas rojas contrastando con su pálida piel, sus labios delgados levemente más abiertos respirando lento, casi con dificultad y en sus zafiros, un brillo de amor y necesidad que los cubre, me hace entregarme a él nuevamente besándolo con ganas, recibiendo gustoso su lengua, que envuelve la mía logrando que me olvide de todo.

—Vamos a otro sitio —susurra cerca de mi oído, y es la voz tan dulce con que lo pide, que me hace aceptar sin mayor revuelo con un simple asentimiento—. Pero antes —una leve distancia se interpone entre nosotros y yo le miro sin saber lo que pasa— hay que cubrirte —explica, cubriéndome con la toalla que había colgado en la entrada cuando entré a las duchas.

No tengo tiempo de sentir vergüenza ni voz para quejarme, no puedo hacer más que sonrojarme y seguirlo presuroso a los vestidores, donde con prisas y torpes movimientos.
Me visto, a pesar de saber que dentro de muy poco, me quitaré mi ropa nuevamente, para poder disfrutar mejor de las caricias de Mikaela.

—Creo que en el tercer piso hay un espacio que… —empiezo, pero me detengo al ver cómo frunce el entrecejo— ¿Q-qué pasa?

—Yuu-chan, soy muy posesivo con aquello que me importa —aclara con palabras roncas que logran que un escalofrío me recorra la espalda— no estoy dispuesto a dejar que nadie de los de aquí te escuche.

———

¡Hola, hola mis hermosas shikitas beias! ¿Cómo están? Espero que muy bien UwU

¿Cómo les está yendo con esto del virus? No olviden tomar mucha agua y lavarse las manos como si hubiesen saludado a un homofóbico. Cuídense mucho por favor <3 No hay que escatimar en precauciones y recuerden que es cuarentena. No vacaciones -.-

¿Qué les pareció el capítulo? Esta vez no tardé tanto en actualizar (?)

Uffas, siento que en un punto quedaba muy "Afrodisíaco" (los que leen mi otra historia Mikayuu entenderán jajs), luego traté de retomar y quedó así... ¿Qué les pareció? ¿Lo sintieron así o sólo es cosa mía? ¿Les gustó la actitud de Mika? 7w7

Pregunta random: ¿Suelen escuchar música para leer? ¿Qué música les gusta? Yo suelo escribir escuchando música, así que, me gustaría mucho escuchar lo que les gusta, así me ayudan a escribir también <3

¡En fin! Ya no sé qué más decir :v

¡Nos leemos en el próximo capítulo! Espero que eso sea pronto U3U

¡No olviden que los amo!  <3 Y que deben cuidarse del virus con corona :p

¡Bai~!

A la luz del reflectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora