Capítulo 23

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Disclaimer: Seraph of the End (終わりのセラフ). Historia de Takaya Kagami e ilustrado por Yamato Yamamoto.

Parejas: Mikaela Hyakuya x Yūichirō Hyakuya.

Advertencia: Historia con romance homosexual (chico x chico).

Mikaela será dos años mayor a Yuu (Mikaela 17 años de edad y Yuu 15 años de edad).

Yuu tendrá el apellido Ichinose y Mika el apellido Tepes.

Narra Yuuichirou:

Mi corazón da un vuelco de mi pecho y una descarga de adrenalina me recorre entero, y es que no necesito más que ver sus cabellos ondulados y despeinados, para saber quién es.

Siento el modo en que mi boca se seca y lo difícil que se vuelve pasar saliva tras un par de segundos mirando a aquel muchacho de cabellos rubios, que dirige su vista hacia distintos puntos, pareciendo que busca algo.

O a alguien.

– Mika... –susurro embobado, notando cómo todo a mí alrededor comienza a evaporarse en el aire en tan solo un par de segundos.

Mis ojos se mantienen fijos en él en todo momento, por lo que es más que imposible perderme detalle de su aspecto. Está vestido con un traje blanco, que contrasta con una camisa negra lisa y una corbata de un suave color crema, que hace juego con su antifaz del mismo color con detalles dorados.

Me quedo viéndolo de manera descarada, tan sumido en mis pensamientos, que no me doy cuenta de que el vaso con mi extraña bebida, comienza a resbalarse de entre mis dedos, hasta que está a segundos de caer, siendo sostenido únicamente por mi índice y mi pulgar.

Rápidamente pongo al vaso en la mesa, para evitar algún accidente en el que termine lleno de limonada rosa, cosa que sería más que vergonzosa, sabiendo que Mikaela Tepes sí asistió al baile.

No puedo evitar sentirme realmente feliz debido a su asistencia, porque aunque Guren dijo que era obligatorio venir, nunca escuché que Mika dijera nada con respecto al baile. Ni sobre lo que se pondría, mucho menos si planeaba ir o ignorar deliberadamente la orden de mi padre.

Siento las palmas de mis manos sudorosas y las muy cliché mariposas en el estómago al notar que la mirada azul de aquel chico deambula sin encontrar lo que busca. Siento que mi corazón se revuelve en mi pecho, gozando por la posibilidad de que sea yo la persona a la que busca.

¿A quién estará buscando? ¿Será a mí o a alguien más? Siento una fuerte punzada en mi pecho por la sola idea de que planeara verse con alguien más durante el baile, mas la sensación de dolor se incrementa al saber que yo no podría reclamarle nada, puesto que navegamos sin título alguno. Ante los demás no somos más que compañeros; amigos.

Atento le sigo con la mirada, a cualquier parte del salón a la que se mueve, lo observo con una cierta distancia entre nosotros, claro está. En varias ocasiones se ha dado la vuelta, como si sintiese que alguien lo vigila, por lo que me escondo con habilidad detrás de los invitados más cercanos, aparentando ser parte de su círculo, hasta estar seguro que Mika ha dejado de investigar por su posible acosador.

Debo de admitir que es realmente divertido el estar siguiéndolo, me siento como si fuera un espía, analizando cada uno de sus movimientos y girando a ver hacia dónde sea que dirige su mirada, intentando descubrir si soy su objetivo, o resulta ser otra persona.

Luego de un rato, veo que deja su cabeza caer hacia atrás, en señal de frustración, para luego recargarse contra una pared cercana a él y seguir buscando, pero desde el mismo sitio. Una pequeña risilla escapa de mis labios, al ver al gran Mikaela Tepes rindiéndose al no poder lograr su objetivo.

Sentado en una de las sillas de la orilla, observo embobado al sexy chico de blanco que reside al otro lado del salón. Tiene algunos de sus mechones rubios cubriéndole parte del rostro, pero él no le da la menor importancia, en cambio de eso, se mantiene quieto, con los brazos cruzados, mirando al infinito.

– Vaya que Mika es encantador –murmuro para mí, perdido en mi ensoñación en la que me pide escapar del baile, para ir mejor a un lugar más divertido, excusándose en que aquí hay demasiada gente vestidos de gala, para que una vez fuera, nos unamos en un perfecto beso.

De a poco en poco, los murmullos a mi alrededor comienzan a despertarme, regresándome a la realidad, tan solo para escuchar los cuchicheos entre las chicas que me rodean.

– ¡¿Ya viste a ese chico de allá?! –escucho el chillido emocionado de una de ellas, antes de recibir un leve golpe por parte de una de sus amigas, que molesta le pide que hable más bajo.

¿Qué?

Rápidamente sacudo mi cabeza de lado a lado un par de veces, para poder despabilarme y concentrarme en la plática, de la que en realidad no formo parte.

– ¡Creo que está mirando hacia aquí! –responde otra, dando un par de saltillos en su lugar.

– ¡Oh Dios mío! –exclama la otra, abanicándose con su propia mano– creo que sí, creo que sí está mirando hacia acá...

Apresurado trato de ubicar al sujeto de quien hablan, acción que llevo a cabo con más ahínco luego de escuchar un par de descripciones sobre él, como "me encanta su cabello rubio", o "ese traje blanco le queda de maravilla". Aún sin verlo, ya sé de quién están hablando.

– ¡Chicas, chicas, chicas! –habla una pelirroja con un hilillo de voz, producto de la emoción que siente– ¡Creo que viene hacia nosotras!

Justo en ése momento lo encuentro. Camina con paso seguro y relajado, efectivamente se dirige en esta dirección, pero realmente dudo que su objetivo sean las Barbies a mi lado; lo dudo, porque puedo sentir su mirada clavada en mí y en cómo adquiere mayor fuerza conforme la distancia entre ambos se acorta.

– ¡Todas! –exclama una castaña, tratando de tranquilizar a sus amigas– calmadas, actúen natural.

¿Actuar natural? Inevitablemente debo morderme mi labio inferior con fuerza para poder contener la risa ante el consejo. Tal vez ellas no lo notaron, por estar demasiado concentradas en Mika, pero durante estos minutos que le estuvieron observando, fueron todo, menos discretas, por lo que es más que obvio que él ya sabe que lo observan y que cada una debe tener algo en mente para intentar atraparlo.

Vaya que las chicas son distraídas.

– Te he estado buscando por todo el lugar, ¿sabes? –me reclama, con esa voz tan seductora y perfecta que tiene.

A la luz del reflectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora