C13: Killian.

1.5K 130 15
                                    

  —Me enteré que me estabas buscando—masculló el hombre ofreciéndole una sonrisa de suficiencia y cruzándose de brazos mientras el corazón de Christopher Vélez estaba a punto de dejar de latir—¿Qué es lo que pasa, Christopher? ¿Para que soy bueno?

—No creo que este sea un buen momento para hablar...ni el lugar indicado—anunció Christopher.

¡Chris!—la voz de Valentina dentro de la casa penetró sus tímpanos y él negó.

—Oh, estás con tu dulce hermana...—comentó el hombre—Es realmente linda... deberías dejarme entrar para poder saludarla...—Christopher negó.

—¿Podemos vernos en Clandestino?—cuestionó el chico interponiéndose entre la puerta y el cuerpo de Samuel Doherty.

Los ojos azules del hombre lo observaron y un momento dejando escapar un largo suspiro y negando un poco como sí realmente estuviese decepcionado.—Caray, en verdad me hubiese gustado hablar con la dulce niña...pero está bien...te veo en una hora y media en Clandestino. Se puntual, Christopher. Sabes perfectamente bien que no me gusta esperar...—masculló dando media vuelta.—Ah...y por favor, dale un beso a tu linda hermanita, es un encanto de niña...

Christopher soltó un largo suspiro mientras el hombre seguía avanzando alejándose de él.—¡Chris!—lo llamó su hermana de nueva cuenta.

—Ya voy, Valen...—respondió sin apartar la mirada del auto de Blondi. Él le ofreció una enorme sonrisa que el castaño no correspondió en el mismo momento en el que el automóvil arrancaba.

La puerta se abrió a sus espaldas y de inmediato sintió la pequeña mano de Valentina entrelazándose con la suya.—¿Quién vino, Chris?—cuestionó en voz baja. Christopher llevó sus ojos hasta ella un breve momento y negó.

—No era nadie—hizo una pausa—Visita equivocada, Valen...

(...)

—¿Te volviste loco? ¿Qué se supone que voy a hacer con Valentina aquí?—cuestionó Zabdiel ofreciéndole una pequeña sonrisa a la niña del par de coletas que permanecía sentada en una de las sillas frente al pequeño escritorio repleto de revistas de motocicletas.—Por Dios, Chris...es una nena. ¿Qué rayos se supone que voy a hacer con ella aquí...?

—Sólo... ¿podrías cuidarla un rato?—murmuró Christopher rascándose el cuello nerviosamente.—Blondi apareció en mi casa hace un rato diciendo que quería hablar conmigo...no puedo ir a Clandestino con Valentina, no puedo dejarla sola en casa y mucho menos puedo pedirle a Dan que la cuide porque de inmediato comenzaría a hacer preguntas que simplemente no podré responder sin tenerle que mentirle o sin tener que confesarle la verdad...—explicó el muchacho.

—Pues eso es lo que deberías hacer, deberías decirle la verdad...—comentó Zabdiel y Christopher negó.

—No es momento aún, se lo diré...créeme, pero no es el momento...—respondió en voz baja.—Por favor, Zab...puedes...no sé...sólo pedirle que se quede ahí sin moverse y listo...—añadió llevando sus ojos hasta la niña que acariciaba delicadamente la cabeza del perrito negro que descansaba sobre sus piernas.

—¿Sabes que es una niña, cierto? Que no es un objeto que puedas dejar en un solo lugar y que no va a moverse ni un solo centímetro—Zabdiel llenó de aire sus pulmones y negó un poco.—De acuerdo, Valentina puede quedarse aquí...—cedió.—Pero de una vez te digo que eso no significa que esté de acuerdo con que te reúnas con ese idiota. ¿Entiendes eso, verdad?—cuestionó y él asintió débilmente.

—Te debo una Zab...—murmuró.

—Vete de una vez antes de que me arrepienta...—hilvanó.

—Valen... vas a quedarte con Zabdiel un rato ¿sí?—la niña asintió—Mantente callada, no te muevas de tu lugar y por favor no le des problemas ¿De acuerdo? En tu mochila hay algunos de tus juguetes, juega con ellos y olvídate por completo de que Zabdiel está presente ¿entendiste...?

OPIA (Éxtasis #2)|C.V.|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora