C36: Arma de doble filo.

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—¿Entonces cuando naciste ya tenías el cabello rosa con morado?—cuestionó Valentina sentada encima de uno de los altos taburetes de la cocina.

Monique se giró un momento para encontrarse con los ojos curiosos de la chica y rio. Negó un poco y volvió a llevar su atención hasta la sartén con los huevos revueltos que se suponía serían el desayuno.

—No—respondió divertida.—cuando nací mi cabello era rubio—confesó.

—¿Entonces porque ahora es negro?—preguntó de nueva cuenta la pequeña.

—Porque nunca me gustó ser rubia—anunció.—Siempre quise tener el cabello de otro color que no fuese dorado...—rio—así que fui rubia hasta los trece años antes de decidir vaciar encima de mi cabeza un frasco de tinte negro...lógicamente no le dije nada a mis padres...—hizo una pausa y sintió su corazón apretarse un poco pero tan pronto como la sensación llegó, se marchó—así que ni siquiera quiero recordar las dos horas de regaño que recibí por eso...

Los ojos de Valentina se abrieron con sorpresa y Monique se giró de nueva cuenta para verla.—¿Tú crees que Bolita de nieve también era rubio hasta que decidieron pintarle el cabello color negro?—preguntó señalando al perrito que descansaba a sus pies. Monique soltó una carcajada y negó.

—No lo creo...yo pienso que él es más bien morocho natural...—comentó.

—¿Tú crees que mi mamá me deje pintarme el cabello así como tú?—inquirió de nueva cuenta. Monique le sonrió dulcemente.

—No lo sé, lo que si sé, señorita Vélez...es que usted aún es demasiado joven como para estar pensando en pintarse el cabello de cualquier color—Valentina suspiró.

—Pero yo lo quiero igual que tú...—respondió la niña frustrada.

—Bueno...pues supongo entonces que tendrás que esperar a crecer...pero mientras eso pasa déjame decirte que tu castaño natural me encanta—las mejillas de Valentina se sonrojaron y Monique sonrió de nuevo.

—¿De verdad...?

—Sí, de verdad...—hizo una pausa—hace juego con tus ojos...—y entonces las mejillas de la niña se sonrojaron todavía más.

—Buenos días—saludó la señora Yenni entrando en la cocina.—Monique, no tenías que preparar el desayuno, cariño...

—Oh, pero quise hacerlo—sonrió.—realmente espero que no le moleste que haya tomado la libertad de entrar en su cocina y...—ella negó.

—No te preocupes por eso—respondió de inmediato.—Es un buen gesto de tu parte que decidieras preparar el desayuno pero realmente no tenías que hacerlo, eres nuestra invitada...

Las mejillas de Monique se sonrojaron de inmediato.—Yo realmente me sentiría bien si me dejase ayudar...en lo que fuese, sentirme útil, quiero decir...

La mujer le ofreció una amplia sonrisa demasiado parecida a la de sus hijos.—De acuerdo, entonces si es por eso, siéntete libre de hacer lo que quieras...

—Gracias...

—¡Buenos días!—saludó Christopher entrando en la cocina.—Dios, que bien huele...

—Monique preparó el desayuno, Chris...—anunció Valentina ofreciéndole una sonrisa a su hermano mayor.

—Pues realmente huele delicioso...—decidió.

—Chris... ¿Cuándo va a venir Dan?—cuestionó la niña sin despegar sus ojos de los de suyos.

—Probablemente por la tarde, Valen...—sonrió.—¿Por qué?

OPIA (Éxtasis #2)|C.V.|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora