C26: Sorpresa.

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Christopher llevó su mirada hasta el área de la tribuna abarrotada de personas que esperaban a que la carrera finalmente comenzase. Ahí estaban sus amigos, él no lograba distinguirlos pero sabía que ellos estaban ahí.

Apartó la mirada y se ajustó los guantes negros de cuero anclando sus ojos en el manillar de la motocicleta y soltó un suspiro. ¿Cuánto tiempo más iba a tener que seguir haciéndolo? Correr en motocicleta era una de las cosas que más le gustaban en la vida a pesar de haber perdido la memoria a causa de eso. Lo seguía amando pero también amaba a su madre y a Danna, las mismas dos mujeres a las que les había prometido no volver a poner un dedo encima de una motocicleta. Sin embargo, ahí estaba él.

¿Qué podía más? ¿El amor que sentía por ellas o la pasión que sentía por la motocicleta?

Que complicada era su vida y todo era culpa suya.

...

—Camila, por favor...—suplicó Christopher.—Por favor déjame ser yo quién se lo diga...—susurró. La pelinegra le lanzó una mala mirada y negó.—por favor...

—¿Qué es lo que esperas para decírselo, Chris?—cuestionó.—¿Sabes que en el momento en el que tú abras la boca todo esto habrá terminado, cierto? Y con esto me refiero a todo, incluso la presencia de Finnley en esta casa...

—No es tan fácil ¿sabes?—murmuró él.—Sé que dijiste que tenía hasta año nuevo para decírselo pero por favor...necesito más tiempo... sólo un poco más...—pidió Christopher en un susurro.

Camila entornó los ojos.—¿Cuánto tiempo más?—inquirió la chica.—¿Es que no te das cuenta lo que significa tenerlo aquí todos los días? —Christopher apartó la mirada.

—En verdad lo siento, Cam...—musitó lentamente.

La chica se quedó quieta observándolo con fijeza y negó rotundamente.—Está bien, Christopher...te dejaré que seas tú quién se lo diga pero por lo que más quieras, no te tarde demasiado...

—Gracias, Camila...—murmuró dando un paso al frente.

—Si te atreves a darme cualquier muestra de afecto te prometo que te patearé el trasero...tu fragancia me produce nauseas—advirtió.

—De acuerdo...—hizo una pausa—Y Cam...Richard no tiene la culpa de nada de lo que pasó...todo es culpa mía, él nunca te mentiría ni te traicionaría y si tú crees que lo hizo fue sólo porque yo se lo pedí...—Camila suspiró.—Lo siento...

—Vete antes de que te lance a la cabeza el centro de mesa por tonto...—se quejó tomando la esfera de cristal que fungía como adornó en la mesilla de la sala de su casa.—Desde este momento te desconozco como primo... ¿entiendes eso, Vélez?—replicó.

—De acuerdo, de acuerdo...

...

Llevó sus ojos hasta Moriah que permanecía de pie a unos metros por enfrente de él con los brazos cruzados escuchando atentamente a un hombre que parecía reprenderla. Christopher lo conocía, era uno de los asistentes de Samuel.

...

—Tienes que olvidarte de cualquier cosa ¿escuchaste? Corre, hazlo rápido pero no te mates...—le pidió Richard en medio de un suspiro.

—Hablé con Cami...—soltó.

—¿Qué?

—Te contaré cuando vuelva ¿de acuerdo?—musitó y antes de que Richard pudiese decir cualquier otra cosa él se alejó.

OPIA (Éxtasis #2)|C.V.|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora