C35: Condiciones.

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—De verdad lo lamento, señor Francis...—musitó Monique sin dejar de mirarlo fijamente.

—Siempre arruinas todo—se quejó Finnley—no puedo terminar de creer que por tus venas corre la misma sangre que por las mías...

—¡Cállate, imbécil!—vociferó Zabdiel y antes de que incluso Finnley Doherty pudiese reaccionar el puño del muchacho se estaba estrellando con fuerza en su pómulo derecho—No tienes ningún derecho a hablarle así...

—¡Zabdiel, no!—le gritó la chica—¡Basta, Finnley!

El cerebro de Renato Francis realmente no daba para más. ¿En qué momento había pasado todo aquello? ¿Por qué había sido tan tonto como para confiar en una persona? Y peor aún ¿Qué demonios era lo que había estado pensando cuando decidió que traer a esos dos chicos a su casa era una buena idea? Se quedó observando a los chicos que seguían intercambiando golpes entre ellos y a la chica que desesperadamente –y sin éxito alguno- trataba de frenarlos.

—¡Haz algo, papá!—le exigió Danna a su lado.

Negó un poco y luego en compañía de Joel los separaron.—Te juro Zabdiel que me las vas a pagar—le gritó completamente furioso.

—¿Tú crees que te tengo miedo?—replicó el chico.

—Voy a hacer que...

—¿Qué vas a hacer?—se burló Zabdiel.—¿Vas a ir a acusarme con papi? Por favor, no seas cobarde...

—Basta, Zabdiel—le ordenó Joel.—Déjalo así...

—En este mismo momento vas a entrar en mi casa, vas a tomar todas tus cosas y después te vas a ir de aquí...—le espetó Renato completamente molesto.

—Renato...—comenzó el chico Doherty.

—Para ti, soy el señor Francis...—anunció el hombre.—Te quiero fuera de mi casa y de la vida de mis hijos en este mismo momento, Finnley Doherty...—le afirmó antes de soltarlo.—Y Monique...

—Papá...—intervino Danna.

—No te metas en esto, Danna—le espetó lanzándole una mirada fugaz.

—Pero papá...

—¡Obedece, Danna!

—No te preocupes, Dan...—le dijo Monique.—En algún momento iba a pasar y está bien...lo acepto—murmuró la muchacha—Y señor Francis...de verdad le pido una disculpa por todo lo que pasó...—Renato negó.

—Lo único que quiero en este momento es que tu hermano y tú desaparezcan de mi casa—anunció el hombre. Y luego llevó sus ojos hasta su hija y sus sobrinos—Con ustedes hablaré más tarde...

(...)

Christopher soltó un largo suspiro llevando sus ojos momentáneamente hasta Erick y Alyssa que permanecían sentados en el sofá con la mirada clavada en la pantalla donde una mujer pelinegra de ojos azules no dejaba de llorar por alguna razón desconocida. La verdad es que no tenía ánimo alguno para estar ahí en ese momento. Valentina apoyó su cabeza en su regazo y lo observó un momento ofreciéndole una pequeña sonrisa –que ahora carecía de un diente incisivo- haciéndole parecer la niña más adorable sobre la faz de la Tierra.

Acarició su cabello con sus dedos y ella rio en voz baja atrayendo la atención de la pareja. Erick sonrió y luego volvió a llevar sus verdes ojos a la pantalla del televisor, entonces su celular comenzó a sonar. Christopher llevó sus ojos hasta el pelinegro mientras él fruncía sus cejas.

OPIA (Éxtasis #2)|C.V.|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora