Capitulum XLIV

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Capitulum XLIV

Me dejé llevar por el pasillo, cuando estábamos a punto de pasara ante la puerta en donde Tyler se encontraba esa misma se abrió dejando ver al chico que sonreía tristemente mientras se despedía con amabilidad del doctor. Tyler no se dio cuenta de nuestra presencia hasta que pasamos justo ante él, al ver que iba esposada y que Luka iba cabizbajo al costado del policía abrió los ojos de par en par.

-¿Pero qué?-parpadeó confundido, luego sus ojos se clavaron en los míos con seriedad. Le sonreí nerviosamente y me encogí de hombros, él hizo una seña que significaba; "luego hablamos". Se dio la vuelta sin hacer o decir nada más, me jugaba algo a que iba a contarle lo que ha visto a Alex y Michael.

Salimos del Hospital a paso tranquilo, el agente nos guió hasta un coche de policía. Me metió en él un tanto agresivo, luego puso a mi lado al idiota de Luka. Quise golpearlo pero me dediqué a fulminarlo con la mirada tratando de que se pulverizara y muriera allí mismo de una vez. Vi como la puerta derecha, la mía, se abría y entraba un Edric enfadado se sentó entre medio de mí y el imbécil ese. Iba a dirijirle la palabra pero él estaba decidido a ignorarme, di un suspiro. No conseguiré nada así. Me quedé mirando al policía.

El hombre comenzó a conducir, iba un tanto acelerado pero nadie comentó nada por ello. Las manos del agente estaban firmemente en el volante, sus nudillos estaban tomando un tono blanquecino y sus ojos estaban fijos en la carretera. Subió la velocidad un poco más, me emocioné y quise abrir la ventana para gritar emocionada pero eso quedaría un poco loco así que pensé en que para ser un agente de la ley se come un poco las leyes.

<<¿Qué digo?: ¡Hey Poli, vas muy rápido! ¡Tienes que ponerte una auto-multa! ¡Para ser Poli no creo que te vayan las normas de trafico ¿eh?!>>

Solté una pequeña carcajada y me intenté tapar la boca para que no se escuchara aunque fue algo imposible debido a que tenía las manos un tanto indispuestas. El teñido, Edric y el Policía ya me estaban observando como bicho raro. El último lo hacía con el retrovisor.

-¿Qué? Ahora incluso detenida debo ir en silencio. ¿No tengo derecho a reírme?-pregunté sarcástica, iba a hacer algún movimiento pero las esposas no me dejaron. Tuve las más grandes de las ganas de asesinar a las malditas esposas que me retenían tal cual criminal cosa que no soy. Bueno, sí lo soy pero supuestamente eso ellos no lo saben.

-Exactamente-espetó Luka con una sonrisa malévola mientras se rascaba la nariz de una forma "casual". Me quise levantar y romperle los huesos uno a uno, quise cogerle esa horrible cabellera teñida y arrancarle todos los pelos de cuajo.

<<¡El muy cabrón se estaba burlando de mí!>>

Entonces cuando iba a hacer mi sueño realidad una gran mano se posó firme en mi muslo izquierdo. Parpadeé un momento confundida para luego elevar la mirada, unos ojos miel color terciopelo conectaran con los míos. Un claro repentino inundó mi cuerpo, hice una mueca tratando de ignorar la sensación, me quedé en silencio observando por la ventana.

Pero su mano seguía allí y mis nervios también. Lo único que me tranquilizaba eran las leves pero claras muecas de dolor que hacía Luka de vez en cuando debido a que su muñeca se encontraba un tanto dañada.

De pronto el coche paró de golpe, bajé de él mientras pensaba en que debería alejarme un poco del chico a mi lado. El Policía nos señaló la comisaria y nos obligó a ir por delante, no nos quejamos.

El agente iba a quitarme las esposas pero Luka puso cara de susto y le suplicó que no lo hiciera, que seguramente si lo hacía él acabaría con algo más roto. Para mi desgracia el policía le hizo caso, luego se llevó al teñido para que le entablillaran la muñeca.

Pasó una media hora y me metieron en una celda junto a Luka, con una simple tabla para que la muñeca no se moviera, porque Edric se había ido a tomar declaración. El aburrimiento me consumía poco a poco además de que no podía mover mis manos. Observé al teñido a mi lado que nada más percatarse sonrío de lado.

-Bueno, ¿y cómo van tus esposas?-preguntó con sorna apoyándose en la pared. Quise golpearlo pero me pareció un mal momento para romper más huesos.

-No sé, ¿cómo va tu muñeca?-respondí de la misma manera dando un paso adelante con desafío. Nos observamos a los ojos, furiosos, cada uno por sus razones.

-Eres una maldita perra-escupió él con el asco tiñendo cada una de sus facciones, solté una carcajada un tanto maníaca al escuchar sus palabras.

-Y tú un maldito enfermo asesino. ¿Cuál crees que es peor?-Di otro paso al frente, a pesar de tener las manos indispuestas tenía la lengua intacta. Una sonrisa arrogante se posó con triunfo sobre mi rostro al ver un amago del odio que él sentía hacia mí.

Un odio el cual jamás podrá sobrepasar el que yo siento por él, de eso no tengo dudas.

-Mira maldita niñata, te crees demasiado y algún día la realidad te explotará en la cara como un globo-espetó él acercándose más, tratando de intimidarme. Quise volver a reírme pero me contuve, dejando una expresión de lo más neutra y tranquila.

-Lástima que ese día no sea hoy, ¿verdad?-Me divertía un tanto la situación, el chico no era tan inteligente como se imaginaba y eso provocaba un placentero sentimiento de poder en mí.

Abrió la boca para pronunciar alguna palabra en un pésimo intento de que me acobardara o sintiera miedo de él cuando alguien, más bien algo, interrumpió el mágico momento que unos borrachos tenían el placer de presenciar.

¡BUM! ¡BUM!

Un gran estruendo resonó por toda la comisaría silenciándola al completo, consecutivamente todas las luces se apagaron abruptamente. Un humo blanco emergió de la nada llenando todo espacio posible. Mis sentidos estaban alerta a cualquier signo de amenaza, cuando iba a comenzar a moverme antes de que una emboscada me pillara por sorpresa unos brazos me rodearon por detrás. Estuve a punto de gritar como psicópata, una mano me lo impidió seguidamente una voz cálida y familiar se filtró entre los gritos asustados y las exclamaciones de los policías tratando de calmar a la gente.

-Tranquila Eve, somos nosotros. Te vamos a sacar de aquí.

El último Perrito Caliente del año

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El último Perrito Caliente del año.

Y, ¡feliz año nuevo Desconocidos!

Disfrutad esto, las turbulencias vienen y muy fuerte así que agarraos a lo que tengáis cerca no vaya a ser que os caigas de culo por la sorpresa.

Bye, Queridos Desconocidos.

Miss Time

Never© [Badboy x Badgirl] [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora