Aquel sonido empezaba a sacar de quicio a nuestro pobre rubio adolescente de 16 años.
Llevaba horas posando delante de la cámara, y ya estaba harto. Sentía como sus parpados pesaban, y su cabeza empezaba a doler cada vez más.
Bostezó y puso de nuevo la sonrisa que a todas sus fans les volvía locas. El fotógrafo por su parte, empezó a notar el poco interés que estaba empezando a soltar el aura del pequeño Agreste.
El hombre con gran obsesión con la pasta, dejó la cámara de lado, y miró a Adrien con compasión.
-Tienes 20 minutos libres, sino la pasta se enfriará. -él fotógrafo le guiñó su ojo izquierdo sutilmente al rubio.
Los ojos de Adrien se abrieron de alegría, y rápidamente abandonó el set para dirigirse a su camerino, y tumbarse un rato.
Odiaba estar así todos los días. Además, nunca podía quedar con sus amigos. Hoy ellos habían quedado para ir a tomar un helado, y en el último momento tuvo que declinar la salida por culpa de su tan ajetreada agenda.
"Lo hago por tu fututo."
El rubio recordó las vagas y frías palabras que su padre le había dedicado cuando fue a pedir permiso. Emitió un sonido de frustración, y se dio la vuelta en el pequeño sofá que había en la sala.
Su pequeño minino negro salió de su escondite, y se puse a un lado del rubio. Nunca lo admitiría, pero le sentaba como una patada en el estómago ver a Adrien así.
-Vamos, no está tan mal eso de ser modelo, ¿no crees? Sino, mira todos los anuncios que hacen de quesos. -Plagg empezó a comentar para sacarle una sonrisa al rubio. -Ellos siempre salen perfectamente deliciosos y comestibles.
El rubio emitió una leve risa y rodó los ojos juguetonamente. Nunca cambiaría su forma de ser.
-Siempre igual, ¿no Plagg? -dijo el oji verde mirando el techo blanco de la pequeña sala.
El gato hizo un pequeño ruido de indignación.
-¡Es obvio! No hay nada mejor que el queso. -empezó a revolotear enfrente su portador.
Adrien sonrió y llevó su brazo derecho a su cabeza. Dolía como el mismo infierno, y no había nada que pudiera evitarlo.
Su cuerpo empezaba a doler, y se sentía caliente. Posó su mano en la frente y se tomó la temperatura.
Y como suponía, estaba ardiendo. Se quejó, y empezó a acomodarse más en el sofá. Su mente voló a la época en la que su madre se quedaba dormida junto a él cuando estaba enfermo.
Pero tenía que ser realista, eso nunca iba a volver a pasar.
-Quiero desaparecer. -dijo en un susurro casi inaudible, pero Plagg lo escuchó perfectamente.
-¿Y por qué no te vas de aquí? -preguntó el gato acercándose a la caja de quesos que siempre dejaba Adrien en su mochila.
El rubio abrió sus ojos de alegría.
-¡Eres un genio, Plagg! -se levantó tan rápido, que su cabeza dio vueltas. Paró de golpe y se llevó una mano a la cabeza.
Como no llegara a casa y se tomara una pastilla cuanto antes, acabaría muy mal aquella noche. El minino negro se acercó a él y se posó en su hombro.
-Date prisa antes de que lleguen los del restaurante de la pasta para avisarte de que ya están listos. -dijo Plagg bastante preocupado por su amigo.
Adrien negó con la cabeza. Puso una mano en el sofá, y se levanto gracias al impulso que dio.
Llevó una mano a su cabeza, y se giró para ver a Plagg.
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one last time ✔
Fanfiction"Solo una última vez... Una última vez déjame dormir a tu lado. Déjame ser quien te cuide en tus noches de insomnio. Quien te apoye cuando nadie más lo haga..." Solo te quiero de vuelta, Marinette... Una declaración que no había salido como a nuest...