Capitulo 36

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POV ANASTASIA

El aire frio que entra de esa puerta hace que mi piel se erice. Con el poco de valentía que me queda, me levanto del suelo y decido que lo mejor es saber qué es lo que está detrás de la cueva y acabar por fin, con este misterio. Busco con la mirada a Cristian que esta aun en la misma posición que antes.

-¿Vamos?- pregunto mirando hasta donde está la puerta.

-¿Segura? Hace unos momentos no estabas muy segura de eso- dice y hago una mueca.

-si no lo hacemos ahora, no lo haremos nunca. En la caja que está a tu lado, hay un par de linternas que podemos usar. Estoy pensando que es hora de saber lo que hay detrás y cerrar el tema. Ya estoy cansada de esta historia, tanta muerte, tanta sangre y todo provocado por sentimientos que se han podido evitar. La venganza y la muerte no es la única forma de castigar a la gente. Hay otras que son más rígidas, pero no tan sanguinarias y mi cabeza y mi corazón no pueden con tanto. Es tiempo de poner fin a estas cosas. Hay que enterrar esta historia- digo y el frunce el ceño.

-¿No quieres que salga a la luz esta civilización?- pregunta asombrado.

-no lo sé. Quiero tantas cosas, pero, sé que ninguna se hará realidad. Mi madre no está en este lugar y lo que puedo encontrar es mi tumba. No es muy cómodo estar en mis zapatos- digo y el asiente. Sin decir nada, tomo su mano y comenzamos a caminar hacia la puerta. Mi cuerpo está helado. Estoy temblando y no es de miedo. Eso lo sé porque estoy traspirando.

Creo que estoy muriendo de los nervios.

Las linternas alumbran un poco, pero, aun así, se ve muy poco. Cristian va delante de mí y su mano no deja la mía en ningún momento. Aunque esta puerta parece que fue hecha hace muchos años, las paredes están finamente dibujadas y el camino no tiene agujeros. Es como si lo hubiera hecho hace poco o alguien lo estuviera manteniendo en buenas condiciones.

Caminamos alrededor de 10 minutos antes de llegar a una gran sala. Me tenso de pie a cabeza cuando el aire frio corre por mi piel. ¿Qué demonios me pasa? Cristian se detiene a unos cuantos centímetros de mí y esta tenso. Me gano de puntillas y unos ojos rojos me miran detenidamente. Jadeo cuando me doy cuenta que es la misma bestia que ha aparecido en mis sueños y en varias de las cajas.

Cristian me esconde con su cuerpo y la bestia relaja, dejándonos pasar. Frunzo el ceño y la miro detenidamente. Tiene varias cicatrices y una de ella está infectada. Cristian sigue caminando, pero, yo me detengo. Busco algo en mi bolsillo y saco un dulce con sabor a frutilla. Me acerco lentamente y sin tenerle miedo, le entrego el dulce sin la envoltura. El olfatea un poco y luego se lo come. Escucho que gruñe y sonrió. Cristian me jala a su lado y niega con la cabeza.

-¿No que le tenías miedo?- me gruñe. Frunzo el ceño ante tal pregunta.

-nunca le tuve. Simplemente que cuando las veces que apareció me asusto. Lo que me sorprende es que no te haya mordido o arañado- digo. Él se detiene y muerdo mi labio inferior al ver su cara.

-eso no es chistoso. Estas hablando que estarías feliz si esa cosa me moridera o hiciera algo más-

-estas siendo exagerado. Es solo que la historia decía que la bestia no era muy cariñosa con los extraños y mucho menos con las personas que han dañado de alguna manera a sus protegidos. Eres la reencarnación del hombre que mato de la maneta más cruel a su protegida- digo y el suspira.

-dejemos de hablar de errores del pasado que no nos importan. Eso ocurrió hace años y ahora lo que estamos haciendo es buscar lo que está en esta cueva. Además, con eso esta historia estará cerrada y todos descansaremos de esta presión emocional que ha significado- dice y asiento. Seguimos caminando por otro de los pasajes que hay en la cueva. Es el único que está disponible, ya que los demás están tapados con piedras o algo que este interfiriendo con su entrada. Al parecer, quiere que lleguemos si o si al otro lado de la cueva y que no tengamos distracciones.

Pasado en común: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora