Ava
Después de preparar el desayuno voy a la habitación de los niños, el pequeño Ryan ya está despierto, todo lo contrario a Kim que aún está dormida y con el dedo pulgar metido en su boca. Sonrío y cargo al pequeño Ryan.
-Mami -me abraza.
-¿Dormiste bien, corazón? -paso una mano por su cabello.
-Sí mami -me da un beso en los labios.
-¿Tienes hambre? -asiente-. Entonces vamos -lo llevo a la cocina y lo siento en su lugar.
-Cereal -celebra.
-Sí, hoy es lunes, día de cereal -le doy un beso en el cabello-. Mientras tu desayunas yo despierto a tu hermana, ¿ok?
-Sí, mami -pongo un vaso de jugo a su lado y vuelvo a la habitación en donde Kim sigue dormida.
-Princesa, despierta, mi amor -empiezo a llenarla de besos, pero en lugar de despertar se da vuelta dándome la espalda-. ¿No te vas a despertar? -no responde y le hago cosquillas.
-Mami -dice entre risas.
-Ya despierta, princesa, mami tiene que trabajar -se refriega los ojitos y estira sus brazos-. Vamos a desayunar -la cargo y regreso al comedor. Pongo su cereal frente a ella y le doy de comer.
-Ya terminé, mami -mi hijo deja su vaso vacío en la mesa-. Voy a bañarme.
-Con cuidado, mi amor -asiente y se va.
Cuando ya los tres habíamos desayunado y estuvimos listos, salimos de la casa, rumbo a la guardería. Al llegar Ryan me hala del pantalón.
-Adiós mami -me agacho y me da un beso-. Te amo, ten un buen día -sonrío. Tengo unos hijos maravillosos.
-Tú también ten un buen día -le doy otro beso-. Te amo -le digo eso y se va con la encargada-. Ahora voy a llevarte a ti -voy a la zona en la que están los niños más pequeños.
-Hola -Audri, una de las encargadas de este grupo y una de mis amigas.
-Hola -nos damos un beso en la mejilla.
-Hola princesa Kim -Audri le pone una teara con brillos, mi hija sonríe y estira los brazos para que ella la cargue-. Ay, mi amor -la abraza y besa su cabello.
-Ya me tengo que ir es tarde -digo viendo mi reloj.
-Sí, tranquila -asiente.
-Aquí están sus cosas -le doy su mochila-. Adiós mi amor -beso la frente de mi hija y me voy dejándola tranquila en los brazos de Audri.
•••
Llevo los platos sucios a la cocina y mientras espero que me den los otros pedidos que debo llevar, tomo aire y un poco de agua, hoy la panadería ha estado muy llena y no he tenido tiempo de nada. Ya falta poco para que mi turno termine y pueda ir por mis hijos para llevarlos a comer.
-Ava, mesa tres -me dicen y voy por la bandeja con los platos.
Cuando la tengo salgo de la cocina y llevo todo a la mesa tres. Luego de eso recojo y limpio las mesas que ya están vacías y regreso a la cocina.
-Ava -me giro y veo a Gabriel, el jefe-, ya deberías irte sino no llegarás a tiempo por los niños -veo el reloj en la pared, sólo tengo tiempo para cambiarme.
-Voy a cambiarme -asiente y me voy al área de empleados. Abro mi casillero, saco mi ropa y me cambio rápido-. Ya estoy lista, me voy -digo-. Nos vemos mañana chicos.
-Bye, Ava -todos se despiden de mí antes de salir de la cocina.
-Ava -Gabriel está frente al mostrador con una bolsa en las manos-. Esto es para los niños -dice y me da la bolsa.
-Gracias -la tomo, salgo del lugar y empiezo a caminar hacia la guardería que no está muy lejos.
Al llegar Audri ya está a fuera con ambos niños, Ryan está sentado en la banca jugando con su carrito, mientras Kim está tomando biberón en los brazos de mi amiga.
-Hola, mis amores -Ryan me abraza, Kim estira sus brazos y la cargo.
-Mami -por el momento mi pequeña no dice muchas palabras, pero creo que es más timidez que nada.
-Princesa.
-Mami, ¿esas son galletas? -Ryan señala la bolsa en mi mano.
-Sí mi amor -se la doy y toma una-. ¿Nos vamos? El día aún no acaba.
-Vámonos -Audri toma la mano de mi hijo y empezamos a caminar hacia la estética.
•••
-Ya deberías buscarte un buen hombre que te ame y te ayude con los niños -ruedo los ojos, odio que insistan en eso y Norma aún no lo entiende.
-Yo no necesito de ningún hombre para sacar adelante a mis hijos y creo que en estos años he demostrado que sí puedo -sigo trapeando el piso.
-Pero todo sería más fácil -choco la mirada con Audri y niega, sabe que odio que me hablen de esto, por eso prefiere guardar silencio.
-Yo creo que aún está enamorada del delincuente y drogadicto ese -aprieto mis puños al rededor del trapeador, mientras. Rebecca ríe por lo bajo.
-Preferiría no hablar de él y que me dejen en paz, lo que haga con mi vida, es mi problema, no de ustedes -ambas me ven sorprendidas-. Ya estoy cansada que me estén hablando de lo mismo.
-Tranquila -dicen ambas y respiro varias veces para calmarme.
Cuando dan las cuatro de la tarde le doy gracias a Dios porque es hora de ir a casa y alejarme de estas dos arpías. Abrigo a mis hijos, recojo sus cosas y salgo de la estética, con Kim en mis brazos y Ryan de mi mano.
Al llegar a casa lo primero que hago es preparar la cena, a petición de mi hijo, macarrones con queso. Cuando termino sirvo los platos y vamos a comer a la sala mientras vemos un reportaje de animales que tanto le gusta al pequeño Ryan.
En un descuido Kim toma varios macarrones de mi plato y los lleva a su boca, pero antes se llena toda la cara.
-Mami -ríe y yo río con ella.
-Kim, cara de macarrones -Ryan se ríe y le lanza un beso a su hermana.
Ryan a pesar de tener solamente tres años y once meses, se siente el hombre de la casa, el que debe cuidarnos a su hermana y a mí y eso realmente me encanta, porque me demuestra que lo he criado bien.
Luego de bañarlos a ambos, les pongo sus pijamas y los meto a su cama; tomo el libro de cuentos que a ambos les gusta y empiezo a leerlo, pero ni siquiera logro terminar la segunda página pues ambos se quedaron dormidos.
-Los amo -beso las frente de ambos, enciendo sus lámparas, que reflejan figuras de animales y estrellas en las paredes de la habitación y luego de eso los cubro con sus sábanas.
Llego la cocina y me siento en un taburete, tomo mi bolso y de este saco las propinas de hoy, las cuales juntos con mi sueldo de la panadería y la estética, me ayudan a pagar todas mis deudas. Tener dos hijos y ser madre soltera no es fácil, no cuando no se tiene un buen empleo, pero aún así no pienso tener una relación con ningún hombre, aunque parezca ilógico, prefiero dedicar mi vida a esos dos pequeños que son todo para mí.
Guardo el dinero en la caja que ya tiene casi todo lo que necesito para pagar la mensualidad de la casa. Unos días más y lo tendré todo. Dejo la caja en su lugar y me voy a mi habitación, para descansar después de este largo día.
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La familia que necesito
Romance«La familia es suficiente razón para ser fuerte» Saga Bebés y Amores #1